El gobierno islámico de Sudán sostiene que la tregua en las centrales montañas de Nubia es una señal clara de avance hacia la paz, pero los rebeldes que luchan por la autonomía del sur sostienen que se trata de un caso excepcional y que la guerra continúa.
«Somos optimistas sobre el futuro de este acuerdo. En verdad, sentimos que hay un cambio fundamental en Sudán y nos dirigimos hacia la paz», aseguró en Kenia un alto funcionario sudanés, Ahmed Mohamed Dirdeiry.
Los grupos beligerantes sudaneses acordaron a comienzos de enero un cese del fuego de seis meses en las centrales montañas de Nubia, luego de conversaciones auspiciadas por Estados Unidos y Suiza.
«Los buenos resultados en las montañas podrían ser sólo el comienzo de un completo cese del fuego, que se irá logrando paso a paso. Si esta experiencia termina con éxito, sin duda estimulará a todos para aplicarla en otras regiones del país», sostuvo Dirdeiry.
Pero el portavoz del Ejército Popular para la Liberación de Sudán (SPLA), Samson Kwaje, calificó los comentarios de Dirdeiry como «propaganda política pesada» y afirmó que el gobierno había cerrado el paso a la ayuda humanitaria destinada a las montañas.
Kwaje insistió en que el cese del fuego en esa zona, habitada por casi un millón de personas, es una «excepción», y advirtió que el SPLA no aceptará la extensión de la tregua al sur del país, donde la mayoría de la población es cristiana o practica cultos tradicionales africanos.
«El cese del fuego en las montañas de Nubia tiene fines humanitarios, y nada que ver con lo que ocurre en el sur de Sudán», aclaró.
«El sur está contemplado en el acuerdo tripartito de 1989 entre el gobierno, la Organización de las Naciones Unidas y nosotros. Pero Jartum negó el acceso de ayuda humanitaria a las montañas, y por eso se acordó esta tregua», señaló.
«Para un cese del fuego en otras partes del sur se deberían estudiar las causas políticas que motivan la guerra, conforme a los principios de la Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo (IGAD)», añadió.
La IGAD es una organización regional que intenta con poco éxito desde hace más de una década lograr la paz en Sudán.
Los rebeldes del SPLA luchan contra el gobierno islámico de Jartum desde 1983, en demanda de autonomía y libertad religiosa en el sur del país. Más de dos millones de personas han muerto en esta guerra civil de 19 años.
Dirdeiry asegura que la tregua en las montañas, que ya lleva 10 días, ha sido respetada.
Sin embargo, el SPLA acusó al gobierno la semana pasada de haber violado la tregua apenas 24 horas después de haber entrado en vigencia. Dirdeiry insiste en que el enfrentamiento señalado por el portavoz rebelde se produjo ocho horas antes del momento en que debían cesar los combates.
«En todo caso, habría sido una violación del SPLA, pues fueron ellos los que comenzaron disparar a nuestras fuerzas», dijo Dirdeiry.
El gobierno y el SPLA discrepan sobre cuánto territorio controla cada una de las partes. «Controlamos más de 98 por ciento de las montañas de Nubia, y el SPLA el resto, con el apoyo de apenas cinco por ciento de la población» local, aseguró Dirdeiry.
Pero Kwaje lo niega. «Si fuera así, ¿por qué entonces están tan asustados por la presencia rebelde en la zona», se preguntó, y afirmó que el gobierno sólo controla entre 55 y 60 por ciento de las montañas.
Ambas partes establecerán el próximo martes, con la colaboración de mediadores estadounidenses y suizos, una comisión conjunta para analizar la tregua y resolver esas diferencias.
Así mismo, se espera para marzo el despliegue de tropas internacionales para verificar la tregua.
«Estamos seguros de que luego de seis meses no volverán las hostilidades y que la gente trabajará unida para ver que el cese del fuego siga adelante. Estamos confiados en que será así. Pensamos que el cese del fuego continuará», afirmó Dirdeiry.
«En verdad sentimos que las mejores garantías que tenemos son el pueblo mismo. El pueblo está deseoso de ver que continúe este proceso y de que nadie les diga que la guerra estalló otra vez», añadió. (FIN/IPS/tra-eng/ks/mn/rp/ip/02