El ex presidente sudafricano Nelson Mandela presentará excusas a la comunidad musulmana por haber apoyado la campaña militar de Estados Unidos en Afganistán.
Mandela, que se reunirá este mes con los dirigentes islámicos sudafricanos, expresó por primera vez su respaldo a la campaña de Washington en noviembre, en una conferencia de prensa conjunta con el presidente estadounidense George W. Bush.
Su posición irritó a los musulmanes sudafricanos, que son casi un millón en una población de 40 millones de personas.
El ex presidente, líder histórico del gobernante Congreso Nacional Africano (CNA), reiteró sus afirmaciones el mes pasado, al visitar una mezquita en el oriental puerto de Durban.
También sostuvo en Durban que el saudita Osama bin Laden, a quien Estados Unidos considera responsable de los ataques terroristas del 11 de septiembre en Nueva York y Washington, debía ser capturado y juzgado por esos atentados, y que su organización, Al Qaeda (La Base), debía ser destruida.
Mandela recibió críticas por haberse apartado de la actitud de estadista y la búsqueda de imparcialidad que caracterizado su trayectoria política desde que fue liberado por el régimen racista del apartheid en 1990.
El Movimiento de Jóvenes Musulmanes lo acusó de no respetar los principios jurídicos, al considerar culpable a Bin Laden sin que haya sido juzgado.
Los críticos recordaron también que Mandela y el CNA fueron llamados «terroristas» durante décadas.
La semana pasada, el ex presidente se retractó y trató de apaciguar a la comunidad musulmana, con la cual el CNA siempre mantuvo importantes relaciones, al afirmar que sus declaraciones sobre la cuestión afgana habían sido «unilaterales y exageradas».
También pidió disculpas por haber parecido «insensible y despreocupado ante el sufrimiento inflingido a Afganistán y a su pueblo» por la campaña antiterrorista que Bush lanzó tras los atentados del 11 de septiembre, y anunció que había enviado una carta al presidente estadounidense para aclarar su posición.
El cambio de posición de Mandela se produjo luego de que familiares, amigos y asesores políticos le informaran sobre las airadas reacciones contra sus declaraciones de los últimos meses.
Otra mezquita de Durban fue visitada esta semana por el vicepresidente Jacob Zuma, quien se presentó allí con un tradicional pañuelo palestino y un kafiyeh (casquete empleado por los musulmanes), e intentó apaciguar a los musulmanes.
No es justo que el término «terrorismo» se aplique a los ataques contra Estados Unidos, pero no a los sufridos por civiles afganos durante la campaña lanzada por Bush, afirmó.
De todos modos, Mandela y el gobierno reiteraron su condena sin atenuantes de los atentados del 11 de septiembre.
«Mantenemos total oposición a todas las formas de terrorismo, y respaldamos al gobierno en su apoyo a los esfuerzos internacionales para comabatir y erradicar al terrorismo. Los responsables de los actos terroristas del 11 de septiembre deben ser arrestados y llevados a juicio», enfatizó el ex presidente.
«Lograr que la guerra contra el terrorismo no divida a los sudafricanos requiere actuar con mucho cuidado», comentó John Stremlau, profesor de relaciones internacionales de la capitalina Universidad de Witwatersrand.
Mandela y el gobierno tratan de desarrollar la misma estrategia que llevó adelante Bush en Estados Unidos para que la comunidad musulmana no viera la guerra contra el terrorismo como un ataque contra el Islam, agregó.
El pedido de excusas del ex presidente fue recibido con agrado por los musulmanes sudafricanos y alabado por el prestigioso diario Business Day.
Mandela «mostró una vez más su grandeza al actuar con humildad y revisar su posición sobre la campaña de bombardeos (contra Afganistán), en un mundo en el cual la autoestima de los políticos a menudo es a menudo un obstáculo en el camino de la razón y el buen juicio», sostuvo ese periódico. (FIN/IPS/ra- eng/fk/mn/mp/ip/02
