La Organización de Naciones Unidas (ONU) aprobó la creación de un tribunal penal internacional para «juzgar a individuos responsables» de crímenes durante la guerra civil en Sierra Leona.
El secretario adjunto para Asuntos Legales del foro mundial, Ralph Zacklin y el procurador general y ministro de Justicia de Sierra Leona, Solomon Berewa, firmaron el jueves el estatuto de creación del tribunal.
«Los líderes políticos y militares responsables de los crímenes de guerra desde 1996 (cuando fue electo el gobierno Ahmad Tejan Kabbah, respaldado por Gran Bretaña) serán llevados ante el tribunal», dijo Zacklin a IPS el jueves.
Entre ellos se encuentran varios dirigentes y el encarcelado líder del Frente Revolucionario Unido (RUF), Foday Sankoh, algunos comandantes de las Fuerzas de Defensa Civil, leales al gobierno y la organización rebelde Westside Boys, diezmada en un operativo militar conducido por las fuerzas armadas británicas hace dos años.
La guerra civil en Sierra Leona comenzó en marzo de 1991, con un ataque del RUF, respaldado por la vecina Liberia. El conflicto causó la muerte de más de 200.000 personas y desplazó a un cuarto de los 4,5 millones de habitantes del país.
En mayo de 1999 el gobierno y los insurgentes del RUF firmaron un acuerdo de paz que sentó las bases para poner fin a la guerra.
Durante los combates, el RUF perpetró mutilaciones contra miles de civiles, incluyendo a mujeres, niños y niñas. Poblados, aldeas y un tercio de la capital, Freetown, fueron incendiados.
El Tribunal Penal Internacional para Sierra Leona tiene características peculiares. El cuerpo principal estará formado por tres juristas, uno de Sierra Leona y dos internacionales, nombrados por el secretario general de la ONU, Kofi Annan.
El fiscal será un magistrado extranjero, mientras tres de los cinco jueces del tribunal de apelaciones serán también extranjeros, designados por Annan.
El tribunal tendrá como sede Freetown, escenario de buena parte de los crímenes cometidos. En su visita de dos semanas, Zacklin evaluará la infraestructura disponible y establecerá el marco legal del nuevo organismo jurídico.
Pero todas las garantías resultan insuficientes para el RUF, que mantiene sus aprensiones.
«Favorecemos un tribunal neutral e independiente porque las fuerzas del gobierno también cometieron grandes atrocidades», dijo a IPS el portavoz de la organización extremista, Gibril Massaquoi.
En lugar de un tribunal penal, el RUF se inclina por una Comisión de la Verdad y la Reconciliación similar a la creada en Sudáfrica. Pero Zacklin recordó que aquellos responsables de crímenes atroces contra su propio pueblo deben ser juzgados.
El proceso de paz en Sierra Leona está en ciernes, y muchos cuestionan el momento elegido para conformar el tribunal, alegando que las instituciones aún son frágiles y esas condiciones sólo generarán nuevos problemas.
«¿Cómo podemos hablar de reconciliación nacional y al mismo tiempo juzgar a la gente? Creo que deberíamos abrazarnos unos a otros para que el país pueda salir adelante», dijo Joseph Sesay, funcionario público en Freetown.
«He perdonado a los insurgentes por lo que hicieron a mi familia. Ahora simplemente estoy demasiado ocupada intentando reconstruir mi vida», afirmó Musu Mansaray, ama de casa cuyo esposo e hijo fueron asesinados por los rebeldes.
El no gubernamental Foro de Iniciativas Democráticas (FORDI) también cuestionó la necesidad del tribunal.
«Nuestra posición surge de una cuestión de utilidad. No creemos que el tribunal especial sea la respuesta a la cultura de impunidad en Sierra Leona. Lo que queremos es la justicia restauradora, es decir, utilizar los recursos que se volcarán en el tribunal para ayudar a las víctimas de la violencia», explicó Charlie Hughes, director de FORDI.
La ONU gastará más de 15 millones de dólares en los preparativos y procedimientos del tribunal. La suma podría utilizarse para fortalecer las instituciones judiciales nacionales, agregó Hughes.
Unos 46.000 rebeldes ya fueron desarmados y desmovilizados, por la misión de paz de la ONU, lo que alienta las esperanzas de paz.
Sin embargo, se teme que la reapertura de viejas heridas vuelva a precipitar al país en el caos y la inestabilidad. (FIN/IPS/tra-en/lf/mn/lp-dc/hd ip/02