Las estrategias sanitarias que apelaban hasta ahora principalmente a la prevención para enfrentar las enfermedades deberán contemplar también al empleo de tratamientos y de fármacos, señaló la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En contraste con lo que ocurría hasta hace cinco años, el paradigma para el control de las enfermedades infecciosas ya no se apoya únicamente en la prevención, precisó David Heymann, director ejecutivo de la OMS a cargo del área de enfermedades transmisibles.
El nuevo modelo sanitario incluye también la prevención, pero agrega tratamientos y drogas. Con su aplicación, la nueva política puede permitir que en 2010 disminuya a la mitad el número de muertes causadas por la malaria y la tuberculosis, y 25 por ciento los decesos por el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida).
Funcionarios de la OMS admitieron que esa agencia dedicó tradicionalmente la mayor parte de sus esfuerzos a la prevención, pero tal relación se modificó con el advenimiento del sida.
El virus de inmunodeficiencia humana (VIH, causante del sida), que en la actualidad infecta a 15.000 personas por día en todo el mundo, obligó a la OMS, presionada por los pacientes y por los países, a reconsiderar su posición y otorgar mayor peso al cuidado de los enfermos.
Heymann estimó que la nueva estrategia representa un cambio importante en el pensamiento de los sanitaristas.
Un acceso mayor y seguro a los medicamentos puede impedir los decesos, mejorar la salud y alejar a la población de la pobreza, dijo.
Las nuevas ideas sanitarias han sido recogidas en un informe preparado por la OMS, que fue presentado por Heymann este jueves en Ginebra.
El estudio será distribuido el sábado en Nueva York, en el Foro Económico Mundial, un encuentro internacional que todos los años realizan líderes empresariales y políticos e ideólogos del libre mercado.
El documento de la OMS asevera que hoy, probablemente por primera vez en la historia, es posible lanzar una verdadera respuesta mundial contra las principales enfermedades infecciosas que mantienen a la población en la pobreza.
El informe ofrece un resumen de los éxitos alcanzados por los países y las organizaciones internacionales con el uso de todos los instrumentos a su alcance para combatir esas enfermedades.
Los casos de tuberculosis cayeron 50 por ciento en Perú entre 1991 y 1995, debido a la aplicación de una estrategia aconsejada por la OMS que se basa en el suministro puntual a los enfermos de los fármacos adecuados.
Vietnam, entre 1992 y 1997 y mediante el uso de mosquiteros de tul tratados con insecticidas y de medicamentos apropiados contra la malaria, consiguió disminuir en un 97 por ciento los decesos por esa enfermedad.
En Uganda, que en la década de 1980 tenía una de las tasas más altas en el mundo de VIH-SIDA, se logró reducir 50 por ciento de infecciones entre mujeres embarazadas y en personas jóvenes.
Hasta hace cinco años, las agencias internacionales de asistencia al desarrollo rechazaban las solicitudes de fondos para adquisición de medicamentos contra el malaria, la tuberculosis y para la prevención del sida.
Por esa época se interpretaba que las inversiones en fármacos no eran social y económicamente sostenibles, explicó Heymann.
La nueva visión se fortaleció con los trabajos realizados por la Comisión sobre Macroeconomía y Salud, creada por la OMS, con la presidencia del economista estadounidense Jeffrey D. Sachs, para estudiar la relación entre la salud y el desarrollo económico.
En un informe distribuido en diciembre pasado, esa comisión sostuvo que en los países en desarrollo, las inversiones en el campo de la salud permiten salvar vidas y también obtener beneficios financieros.
La OMS retoma esa idea y afirma que existen instrumentos para combatir las enfermedades infecciosas, causantes de cerca de 50 por ciento de los decesos en los países en desarrollo.
Para las tres principales de esas enfermedades existen fármacos que las curan o que las previenen y alargan la vida, como en el caso del sida.
Sin embargo, uno de los redactores del informe, el venezolano José Esparza, del departamento de políticas, estrategia e investigación de vacunas de la OMS, alertó sobre el riesgo de un optimismo exagerado.
Esa confianza excesiva puede llevar a creer que se dispone de todos los instrumentos de prevención y de control de enfermedades y que sólo es necesario utilizarlos en mayor escala, observó Esparza.
El número de contagios diarios por el sida demuestra que aún se carece de los recursos apropiados.
Por el contrario, la viruela desapareció porque se contaba con una vacuna eficaz. La poliomielitis va camino de correr la misma suerte por la misma razón, mientras que la diarrea retrocede debido a los avances en rehidratación oral.
En cambio, en el caso del sida no se puede afirmar que las drogas antiretrovirales sean las ideales, observó Esparza. Son tóxicas, costosas y difíciles de aplicar, lamentó.
Esparza exhortó a encontrar un balance apropiado entre la prevención y el tratamiento de cada enfermedad. Al mismo tiempo, propició que se estimule el desarrollo de nuevos instrumentos para la lucha contra la malaria, la tuberculosis y el sida, causantes de 5,7 millones de decesos cada año. (FIN/IPS/pc/ff/he/02