En los hospitales maternos de la capital cubana pueden observarse deficiencias de higiene, falta de algodón esterilizado, de yodo imprescindible para curar heridas y muchas otras carencias, pero casi nunca se verá la muerte.
La crisis económica no ha podido desmejorar los indicadores de salud y hasta se registran avances en algunas áreas, como la mortalidad infantil, que pasó de 7,2 por cada 1.000 nacidos vivos en 2000 a 6,2 el año pasado, y la de muertes maternas que mermó de 5,4 a 4,8 por cada 10.000 nacidos vivos en el mismo lapso.
«Hay días en que no tenemos los recursos más imprescindibles para hacer bien nuestro trabajo, pero los médicos saben que no se puede morir ni un niño ni una madre», dijo Herminia Díaz, una enfermera con 17 años de experiencia.
Díaz recuerda la «época de oro» de los años 80, cuando la salud pública cubana tenía todo lo que hacía falta para brindar un buen servicio. «Los hospitales estaban impecables. Ahora, hay días en que no tenemos ni con qué limpiar», añadió.
La situación del país cambió de manera radical a partir de 1990 con la desaparición de sus socios comerciales, la Unión Soviética y el bloque socialista europeo, que marcó el inicio de una crisis económica que, con sus altas y bajas, aún afecta a los 11,2 millones de cubanos.
Sin embargo, pese a la crisis, la salud pública se mantuvo entre las primeras prioridades del gobierno y sigue siendo uno de los sectores privilegiados en el reparto de los escasos recursos del presupuesto que se realiza cada comienzo de año.
Así, Cuba destinará este año a la salud 1.903 millones de pesos (igual al dólar al cambio oficial), 88 millones más que en 2001, en un presupuesto general aprobado por el parlamento que asciende a 6.200 millones.
Esta voluntad política y un sistema de cobertura sanitaria bien estructurado desde la comunidad es la razón de que, pese a la crisis, este país mantenga sus principales indicadores de salud e, incluso, los haya mejorado en algunas áreas.
Por supuesto, cada año se reportan algunos fallecimientos maternos y de menores de un año en Cuba, pero la cantidad es mínima si se compara con otros países de América Latina y hasta con algunos de los más industrializados del mundo.
Fuentes del Ministerio de Salud Pública aseguran que el año pasado se reportó una mortalidad infantil de 6,2 por cada 1.000 nacidos vivos, la segunda más baja de América, detrás de Canadá, que es de seis por 1.000.
Por su parte, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) indica que Chile, con 11 muertes antes del año por cada 1.000 nacidos vivos, es el segundo países de América Latina en esta estadística, después de Cuba.
En el otro extremo se encuentran Perú, República Dominicana y Guatemala con indicadores que oscilan entre 42 y 45 fallecimientos por cada 1.000 nacidos vivos.
Un informe divulgado por los medios de comunicación cubanos asocia las principales causas de muerte a las afecciones perinatales, como membrana hialina, neumonía congénita y sepsis del recién nacido, a las anomalías congénitas y a los accidentes.
El descenso de muerte materna en 20 casos anuales y también del bajo peso al nacer fueron algunos de los logros cubanos en materia de salud en 2001, señaló Miriam Aliño, directora del programa materno infantil del Ministerio de Salud Pública.
La mortalidad materna se redujo de 5,4 por cada 10.000 niños nacidos vivos en 2000 a 4,8 en 2001. El año pasado murieron 58 mujeres por embarazos ectópicos, embolismos por líquido amniótico e infartos cardíacos, entre otras causas.
Respecto de la veracidad de las estadísticas, teniendo en cuenta las condiciones en que se encuentran algunas instituciones de salud y la escasez de recursos, la obstetra Bárbara Suárez comentó a IPS que «las cifras podrán parecer un milagro, pero no lo son».
La especialista indicó que la mortalidad continúa descendiendo por el seguimiento médico que se hace de todas las embarazadas y por el nivel profesional de quienes trabajan en los hospitales maternos.
«En el hospital pueden faltar cosas consideradas elementales, pero en la sala de terapia intensiva tenemos los medicamentos imprescindibles para enfrentar los casos de urgencia y estados que puedan poner en peligro la vida», indicó Suárez.
«Se trabaja bajo mucha presión», admitió la doctora, al explicar que «cada médico tiene que responder con argumentos bien justificados ante las autoridades sanitarias, en caso de que se reporte una muerte durante su servicio».
La permanencia de la madre y del bebé en el hospital sólo el tiempo imprescindible es una de las medidas aplicadas por el personal de salud para evitar complicaciones posparto en hospitales de La Habana.
Más de 98 por ciento de los partos que se registran en el país ocurren en instituciones sanitarias. Cuba cuenta con un médico por cada 169 habitantes, 272 hospitales, 442 policlínicos y un sistema de atención comunitaria que cubre casi toda la población.
«Cuando quedé embarazada, el médico me dio un tarjetón donde dejó constancia de todas las consultas a las que asistí, que a veces incluían pruebas a mi esposo. Ahora, mi hija tiene un año y su propio tarjetón», narró Mariela Cabrera, ingeniera de 27 años.
Su esposo, Rafael Fernández, también ingeniero de 29 años, reconoce que al principio no entendía por qué hasta él tenía que asistir a algunas consultas y someterse, casi de forma obligatoria, a controles de sangre.
Las mujeres comienzan a recibir atención especializada antes de cumplir las 14 semanas de embarazo, como parte de un programa que incluye al menos entre ocho y 10 consultas médicas, incluso en su propia casa.
Cuando el embarazo es considerado de riesgo, por estar asociado a padecimientos de diabetes, hipertensión o infecciones vaginales, se realizan todos los controles médicos que se requieran.
Además, a las embarazadas se les realizan estudios para saber si puede tener riesgo de malformaciones congénitas, electroforesis de hemoglobina para la detección de la sicklemia, pruebas diagnósticas del síndrome de inmunodeficiencia adquirida, de sífilis y de hepatitis B.
También se realizan estudios al padre en las primeras semanas del embarazo, para definir posibilidades de riesgo en el feto en formación. El aborto es legal en este país y una alternativa para la pareja cuando se presentan malformaciones u otros problemas graves de salud.
En tanto, los bebés reciben 25 controles médicos en promedio durante el primer año de vida, para hacer un seguimiento de su crecimiento y desarrollo, y se les aplica un esquema de vacunación para que crezcan inmunizados contra 12 enfermedades. (FIN/IPS/da/dm/he/02