REFUGIADOS-AUSTRALIA: Más huelgas de hambre

Crecen las protestas en centros de detención de inmigrantes indocumentados en Australia, pese a que el gobierno logró la suspensión de la huelga de hambre que realizaban 240 afganos solicitantes de asilo y disuadir a 11 adolescentes que amenazaban con suicidarse.

El plan que condujo al aparente acuerdo se basa en la oferta de dinero y asistencia a los afganos que acepten regresar a su país, anunció el miércoles el primer ministro John Howard.

Sin embargo, el Departamento de Inmigración y Asuntos Multiculturales confirmó que una huelga de hambre iniciada en el centro de detención Curtin, en el noroeste de Australia, se extendió y ahora involucra a más de 100 solicitantes de asilo.

Otras 15 personas continúan en huelga de hambre en el centro de reclusión de inmigrantes indocumentados de Port Hedland, en la misma región.

Las protestas de los inmigrantes empezaron a mediados de este mes en Woomera, en el remoto desierto del sur de Australia, donde más de 240 afganos protagonizaron una huelga de hambre de 16 días, muchos de ellos con los labios cosidos.

Los huelguistas protestaban por las condiciones de reclusión y la decisión gubernamental de no dar trámite a más solicitudes de asilo de refugiados procedentes de Afganistán.

El ministro de Inmigración, Phillip Ruddock, arguyó al anunciar la decisión en diciembre que los inmigrantes ya no corrían riesgo de persecusión política en ese país tras el derrocamiento del grupo radical islámico Talibán, el pasado noviembre.

Pronto las protestas se extendieron a otros centros de detención.

Unos 3.000 inmigrantes indocumentados, principalmente de Afganistán, Iraq, Irán y Asia meridional, están detenidos en cinco instalaciones en diversas partes de Australia.

El miércoles, tres miembros del gubernamental Grupo Asesor sobre Detención de Inmigrantes negociaron un acuerdo con los huelguistas de Woomera.

Los funcionarios les prometieron recomendar la reanudación del procesamiento de sus solicitudes de asilo y que Woomera deje de ser utilizado para detener inmigrantes indocumentados mientras se procesan sus peticiones.

Aunque el gobierno se apresuró a anunciar que la huelga de hambre había terminado, Paris Aristotle, director de la Fundación Victoria para los Sobrevivientes de la Tortura, fue mucho más cauteloso.

«Todavía estamos en una situación muy delicada. El diálogo apenas ha comenzado y los compromisos deben cumplirse», dijo Aristotle a la prensa en la tarde del miércoles.

Cuatro adolescentes iraquíes de Woomera que habían amenazado con suicidarse no pudieron reunirse con los miembros de la comisión debido a limitaciones de tiempo, y tres iraníes que se cosieron los labios continúan su protesta.

Un total de 331 menores de 18 años, 58 de ellos sin sus padres, están detenidos en Woomera, informó la organización de defensa de los derechos humanos Human Rights Watch.

El grupo neoyorquino solicitó a las autoridades australianas la liberación de los menores, y consideró insuficiente el traslado de unos pocos para su cuidado transitorio en casas de familia.

Howard, quien se encuentra en Nueva York para asistir al Foro Económico Mundial, se reunió el miércoles con el primer ministro interino de Afganistán, Hamid Karzai, para discutir posibles soluciones a la situación de los inmigrantes afganos.

El mandatario australiano rechazó la propuesta de Karzai de aceptar a aquellos inmigrantes que deseen permanecer en Australia, pero le ofreció «asistencia para la reubicación» a aquellos afganos dispuestos a volver a su país, sin dar cifras.

Afganistán, uno de los países más pobres del mundo, está devastado por 23 años de guerra.

Más de un cuarto de los 26 millones de habitantes de ese país centroasiático dependen de la ayuda alimentaria para sobrevivir, la expectativa de vida es de apenas 44 años, y 70 por ciento de la población está desnutrida, según estadísticas de la Organización de las Naciones Unidas.

Una delegación del gobierno interino afgano visitará Australia en dos semanas para hablar con los solicitantes de asilo, anunció Howard.

Pero la oferta de Howard de cubrir los costos de repatriación es vista por los críticos como un esfuerzo por acallar las críticas internacionales a la política de línea dura de su gobierno hacia los inmigrantes, en la cual basa su popularidad.

Además, señalan los críticos, la estrategia es similar a la adoptada el año pasado, cuando Canberra pagó a varias islas del Pacífico Sur para que recibieran a más de 400 inmigrantes indocumentados en su territorio mientras se decidía su situación.

Esos inmigrantes, en su mayoría afganos, habían llegado a costas australianas luego de ser rescatados en alta mar por un buque noruego.

La oferta de Howard también pasa por alto los motivos legítimos que tienen la mayoría de los afganos detenidos para solicitar asilo, señalaron activistas.

«Ellos sienten que Afganistán no es un país seguro ni estable al que puedan volver, y hemos transmitido ese mensaje», declaró uno de los miembros del propio grupo asesor del gobierno. (FIN/IPS/tra-en/bb/js/mlm/pr-hd/02

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