PERU: Difícil apuesta de industria textil por mercado de EEUU

El gobierno y empresarios de Perú preparan una misión a Estados Unidos para presionar al Congreso en favor de la Ley de Preferencias Arancelarias Andinas, que expiró en diciembre y cuya prórroga y ampliación no son seguras, pues la prioridad puede ser para Pakistán.

El Congreso estadounidense ha renovado esa ley de preferencias cada año desde 1991, cuando otorgó el beneficio a las exportaciones de Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú para contribuir a su lucha contra el narcotráfico.

Sin embargo, esta vez la prórroga anual quedó trabada en el Senado estadounidense por diferencias en los nuevos productos a incorporar, en especial los textiles, por lo cual el 4 de diciembre comenzó a correr la extensión automática por seis meses, al cabo de los cuales se deroga definitivamente.

El objetivo del acuerdo de preferencias arancelarias andinas (APTA, por sus siglas en inglés) es contribuir a la creación de empleos, pues la desocupación por la falta de mercados para el sector agrícola legal de la región es uno de los estímulos a la producción de drogas.

Colombia y Perú pidieron el año pasado al gobierno estadounidense de George W. Bush que al momento de renovar el APTA fueran incluidos los productos textiles y las confecciones de ropa.

Pero la iniciativa de agregar los textiles y otros productos al APTA, transmitida por Bush al Congreso y aprobada el 16 de noviembre por la Cámara de Representantes, fue detenida en el Senado ante la presión de los empresarios locales y por posibles beneficios a las importaciones de Pakistán.

Las exportaciones peruanas de textiles y prendas de vestir a Estados Unidos crecieron 24,7 por ciento entre 1993 y 2000. Luego fueron afectadas por las preferencias otorgadas a las naciones de la Cuenca del Caribe.

Entre los efectos negativos para América Latina de los atentados terroristas del 11 de septiembre en Estados Unidos se debe incluir ahora el riesgo de una decisión de Washington de apoyo a Pakistán, dijo Luis Abugattas, asesor e investigador de la Sociedad Nacional de Industrias (SIN), de Perú.

«La comisión mixta que viajará a Washington tratará de superar el impacto del factor Osama, como llaman los empresarios textiles peruanos, que comprometió la renovación del APTA y que podría favorecer a los colegas y algodoneros de Pakistán», apuntó el economista.

Abugattas entiende que Pakistán recibirá preferencias arancelarias para sus exportaciones de algodón y productos textiles por parte de Estados Unidos, en recompensa por el respaldo a su campaña militar en Afganistán contra el movimiento Talibán y la organización Al Qaeda, que lidera Osama bin Laden.

Los textiles pakistaníes representan una dura competencia para la industria de Perú, incluso en el propio mercado de este país.

Esa puja quedó demostrada con la gestión de un grupo de empresarios ante las autoridades del Ministerio de Comercio, en demanda de medidas de protección frente a presuntas prácticas de comercio desleal de confecciones procedentes de Pakistán.

Perú ya sufrió los efectos negativos para sus intereses comerciales de los atentados en Nueva York y Washington, debido a que se retrasaron los contactos en Estados Unidos, previstos para octubre, con el fin de negociar la ampliación del APTA.

Esa demora dio tiempo a los grupos de presión ligados a los empresarios textiles estadounidenses, que se oponen a que Washington desgrave el acceso de productos competitivos, para que articularan una estrategia en contra de la prórroga y ampliación del acuerdo de preferencia andina.

Los senadores del estado de Carolina del Sur encabezaron la oposición en el debate sobre el APTA, poniendo en práctica la táctica parlamentaria denominada «filibusteo», que consiste en hablar interminablemente para sabotear las sesiones.

De esta manera el Senado llegó al fin del plazo legal, el 20 de diciembre, sin ratificar el texto de la Cámara de Representantes.

Bush envió una carta a su par peruano, Alejandro Toledo, confirmando su compromiso de tratar de obtener la renovación del acuerdo de preferencias arancelarias andinas y manifestándole su malestar por el rechazo de los senadores a la inclusión de los productos textiles de la región.

El tropiezo del APTA en el Congreso de Estados Unidos fue el peor fracaso de la política exterior del gobierno de Toledo desde su asunción el 28 de julio, pues ese acuerdo era una de sus cartas más importantes para reducir el desempleo en el sector manufacturero, especialmente en el textil.

«La importancia de las confecciones de ropa para la economía peruana es estratégica, por su creciente proporción de mano de obra», señaló el economista Eduardo Lastra.

Ese sector «contribuye a paliar el desempleo, el principal problema social de este país, y es pieza fundamental en los planes para salir de la actual crisis recesiva», añadió.

Cálculos empresariales indican que la incorporación de los textiles y las confecciones de ropa en el APTA permitirá la creación de 300.000 puestos de trabajo y ampliar las exportaciones del sector de 700 millones de dólares a 1.000 millones en los próximos tres años.

Analistas destacan que los textiles y confecciones de ropa encabezan las ventas externas de manufacturas no tradicionales del país y son los que mayor cantidad de empleo crean por cada dólar de inversión.

La recesión que afronta el país desde 1997, el contrabando y las importaciones de productos a bajo precio conforman un cuadro crítico en un sector que hasta hace cuatro años se caracterizaba por su dinámica expansión.

Estados Unidos es el principal mercado para los productos textiles y de confecciones peruanas, pero las preferencias arancelarias aprobadas el año pasado por Washington en favor de los países de la Cuenca del Caribe provocaron un descenso de 4,7 por ciento, respecto de 2000.

El presidente del Comité de Confecciones de la SIN, David Lemor, sostuvo que «el APTA es importante, casi fundamental para la industria textil peruana, pero no es la única vía de expansión, pues también la Unión Europea (UE) nos ofrece un arancel cero, que debemos aprovechar».

«Hasta ahora nos hemos comportado ante el mercado europeo como intimidados por sus tradicionales vínculos comerciales favorecidos con Africa, así como por las dificultades cambiarias. Tal vez el euro, la moneda única de la UE, nos simplifique las cosas», puntualizó Lemor. (FIN/IPS/al/dm/if/02

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