PAKISTAN-INDIA: Expectativa tras compromisos de Musharraf

El presidente pakistaní, Pervez Musharraf, avanzó en el terreno diplomático al anunciar la represión de terroristas que operan desde bases en Pakistán en el sector indio de la dividida Cachemira, pero la comunidad internacional espera que actúe para cumplir ese compromiso.

Musharraf dijo el sábado que su apoyo moral a la causa de los independentistas cachemiros no implicará tolerar sus acciones desde el país, y prohibió la actividad de varios grupos extremistas.

La actual actividad insurgente cachemira contra Nueva Delhi comenzó en 1989, y el apoyo pakistaní a grupos que la impulsan se formalizó en 1992.

El ministro de Relaciones Exteriores de India, Jaswant Singh, dijo el domingo que ese país responderá al pedido de diálogo de Islamabad cuando comience a ver la implementación de las promesas de Musharraf, porque «quiere saber si hay diferencias entre las palabras y la acción».

«Damos la bienvenida al recién declarado compromiso de Pakistán de no apoyar al terrorismo en ningún lugar del mundo, incluyendo al estado indio de Jammu y Cachemira, ni permitir más que emplee su territorio. Ese compromiso debe extenderse a todos los territorios que Pakistán controla en la actualidad», señaló.

La distinción de Singh entre el territorio de Pakistán y otros territorios controlados por Islamabad implicó poner en duda la legitimidad de la actual administración pakistaní de una parte del territorio cachemiro, disputado por ambos países desde hace más de medio siglo.

La disputa se relaciona con el hecho de que la mayoría de la población de Cachemira es musulmana, como la de Pakistán, y no desea integrar India, donde la mayoría de la población es hindú.

Eso determina que gran parte de los independentistas chachemiros sean militantes islámicos, y Musharraf aseguró el sábado que controlará las «madrasas» (escuelas islámicas) y mezquitas para que no les brinden apoyo ni impartan doctrinas que justifiquen el extremismo.

Más de 200 integrantes de grupos extremistas fueron arrestados en los últimos días, y dirigentes de partidos musulmanes que simpatizan con los insurgentes cachemiros aseguraron que apelarán a la Corte Suprema contra las medidas del presidente, quien tomó el poder en octubre de 1999 mediante un golpe de Estado.

Funcionarios pakistaníes sostuvieron que esa apelación no es viable, porque una decisión de la Coerte Suprema validó el golpe de Estado de Musharraf, y su potestad de cambiar la Constitución, que garantiza los derechos a la libertad de expresión y a la formación de partidos.

Algunos piensan que el cumplimiento de los compromisos de Musharraf dependerá de que el secretario de Estado estadounidense, Colin Powell, convenza a Nueva Delhi de que es preciso fijar un plazo para resolver la cuestión cachemira, cuando visite la región en los próximos días.

«La nueva estrategia del general Musharraf dará resultados si el mundo comprende que está decidido a eliminar el terrorismo, pero que también desea poner fin al chantaje indio», sostuvo el domingo el diario pakistaní The News, que se edita en inglés.

Nueva Delhi sostuvo que el atentado del 13 de diciembre contra el parlamento indio fue cometido por grupos vinculados con Islamabad, y tras esa acusación se produjo una escalada militar en la frontera cachemira entre ambos países.

India debe «comprender la nueva realidad, dejar de apuntar con un arma a la cabeza de Musharraf, y dialogar con él» sobre Cachemira, añadió.

Powell continuará una mediación iniciada a comienzos de este mes por el primer ministro británico, Tony Blair, y ha opinado que las nuevas iniciativas de Musharraf son bases para resolver las tensiones entre Pakistán e India por medios diplomáticos y pacíficos.

Blair no aceptó la distinción propuesta por el presidente pakistaní entre el terrorismo y la lucha legítima del pueblo cachemiro por su liberación.

El alto representante de la Unión Europea para Política Exterior y Seguridad Común, Javier Solana, también instó a ambos países a reanudar el diálogo tras los anuncios de Musharraf.

El gobernante militar pakistaní debe «desempeñar un papel activo en la disputa de Chachemira, por el bien de la paz duradera en la región», si desea la comprensión de la comunidad internacional, agregó.

La nueva actitud de Musharraf puso fin a 10 años de afrontar la cuestión cachemira por medios más militares que diplomáticos, e involucrar al ejército indio en una «guerra de baja intensidad» con insurgentes cachemiros.

Esa guerra no es redituable debido a la vulnerabilidad económica de Pakistán, en especial en los últimos años.

Entre los grupos ilegalizados están Jaish-e-Mohammad y Lashkar- e-Toiba, acusados por India del atentado contra el parlamento de ese país. Dirigentes de ambas organizaciones habían sido arrestados antes del sábado.

No se permitirá a ningún grupo actuar en forma terrorista en nombre de la causa cachemira, porque «la prerrogativa de lanzar la 'jihad' (guerra santa islámica) sólo corresponde al gobierno», sostuvo Musharraf.

Sin embargo, reiteró que no entregará a unas 20 personas reclamadas por India bajo acusaciones de terrorismo.

«Adoptaremos acciones contra esas personas en Pakistán, en el marco de nuestras propias leyes, si se nos presentan evidencias», indicó.

El presidente pidió que observadores internacionales supervisen los movimientos del Ejército indio, pero Singh sostuvo que no corresponde la intervención de terceros países en un asunto que debe ser resuelto por Islamabad y Nueva Delhi.

La ilegalización de Jaish-e-Mohammed y Lashkar-e-Toiba no afectará la capacidad de combate de esos grupos, que cuentan con bases en la parte india del territorio cachemiro, sostuvo Syed Salahuddin, jefe del Consejo Unido de la Jihad, en una declaración emitida desde la parte pakistaní de ese territorio.

Salahuddin es una de las personas cuya entrega reclamó Nueva Delhi, y la organización que preside reúne a más de una docena de grupos insurgentes cachemiros.

«Podemos dejar las armas, si India acepta que Cachemira es un territorio en disputa, muestra voluntad política de resolver la cuestión a la luz de las resoluciones de 1948 de la Organización de las Naciones Unidas y las aspiraciones de los cachemiros, e inicia conversaciones tripartitas con ese objetivo», señaló.

Las resoluciones de 1948 dispusieron la realización de un plebiscito en Cachemira para resolver el futuro de ese territorio, y las conversaciones tripartitas se llevarían a cabo con participación de Islamabad, Nueva Delhi y los insurgentes.

India ha insistido en que sólo está dispuesta a mantener conversaciones separadas con Pakistán y con los insurgentes. (FIN/IPS/tra-eng/ni-js/js/mp/ip/02

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