Luis Martínez, que sufrió cinco asaltos en cuatro meses y en uno de ellos recibió golpes que le partieron los pómulos y la nariz, es uno de los tantos mexicanos convencidos de que el presidente Vicente Fox jamás vencerá a la delincuencia.
Fox asumió esta semana en forma directa la coordinación del llamado gabinete de seguridad, tras la renuncia del titular, Adolfo Aguilar, quien pasó a cumplir tareas diplomáticas.
Vamos a derrotar la inseguridad, prometió otra vez el mandatario al anuncia el cambio, confirmando el compromiso hecho al asumir el gobierno en diciembre de 2000.
De esta manera, Fox trata de atender la principal preocupación de los mexicanos desde 1995, según las encuestas, que sufren o conocen casos similares al de Martínez, quien ahora vive con miedo.
En el último asalto que sufrió a bordo de un taxi, Martínez fue golpeado con las cachas de una pistola, pero con tanta saña, que sufrió graves lesiones en su rostro. El motivo: no tener suficiente efectivo ni tarjetas de crédito.
Pero Fox, que realizó la misma promesa de su predecesor Ernesto Zedillo (1994-2000), no ha tenido éxito hasta ahora en derrotar ese estado de inseguridad ciudadano.
La inseguridad aumentará este año, creen más de 57 por ciento de las 402 personas encuestadas el mes pasado en la capital por la firma Consulta Mitofsky. Sin embargo, el gobierno sostiene lo contrario.
Martínez, de 32 años, comparte la opinión de la mayoría por experiencia y convicción, según apunta. «Lo que me sucedió a mí es común. A todos los que conozco les ha pasado algo y no vemos cambios», señaló.
En México se denuncian alrededor de 1,4 millones de delitos por año, pero menos de 10 por ciento de los procesos policiales y judiciales iniciados contra los presuntos delincuentes termina con una sentencia de condena.
Datos oficiales señalan que la incidencia es 14,2 delitos cada 1.000 habitantes.
Los medios de comunicación dan cuenta en forma periódica de la detención de peligrosos asaltantes y secuestradores y de hechos en los que se descubre que efectivos de la propia policía están involucrados con los delincuentes.
«Las estructuras de seguridad, procuración y justicia están rebasadas y la sociedad exige modernizarlas con toda claridad y fuerza», reconoció el secretario (ministro) de Seguridad Pública, Alejandro Gertz.
Aguilar, el ex coordinador del gabinete de seguridad, también admitió que el problema de seguridad es grave y combatirlo tomará mucho tiempo.
El gabinete de seguridad, que ahora dirige en persona Fox, está conformado por las secretarías (ministerios) de Seguridad Pública y de Defensa, la marina de guerra y la Procuraduría General.
Inversionistas internacionales y embajadores acreditados en México han señalado en diversas ocasiones que la inseguridad es también la principal preocupación de los extranjeros.
Al respecto, el estudio «Equidad, desarrollo y ciudadanía», de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), apunta que el mayor problema son las consecuencias de la falta de seguridad, pues «se extienden más allá de las percepciones y condicionan los estilos de vida».
«El sentimiento difundido de inseguridad lleva a las personas a restringir su circulación en espacios públicos, evitar salir de noche y recluirse puertas adentro», detalla la investigación.
«Los grupos y clases sociales se asilan con sus propios pares y se generaliza un sentimiento de sospecha hacia los demás, o hacia los distintos», añade.
La Cepal, agencia de la Organización de las Naciones Unidas, indica que la cantidad de homicidios en México pasó de 18,2 por cada 100.000 habitantes en 1984 a 19,5 en 1994.
Según la Policía Federal, los delitos con mayor impacto social son el secuestro, el asalto en carretera y el tráfico de migrantes indocumentados, de armas y de drogas.
La percepción de inseguridad y la desconfianza en las instituciones policiales llevó a que en el país floreciera la industria de la seguridad privada. Se calcula que el sector factura más de 1.200 millones de dólares al año y que emplea a 106.000 personas.
México, con unos 100 millones de habitantes, cuenta con un policía por cada 3.200 personas y un juzgado penal por cada 115.000.
«No creo que mejore la seguridad por que el presidente coordine ese sector, pues los delincuentes están en la misma policía y desde allí trabajan», señaló Martínez.
Pero los observadores creen que Fox podría cosechar algunos de los esfuerzos poco visibles hechos por Aguilar en el combate contra el crimen y hacer adicionales, pues ahora estará en juego y de forma directa su credibilidad como gobernante. (FIN/IPS/dc/dm/ip/02