/Integración y Desarrollo/ MERCOSUR: Restablecimiento de la alianza Argentina-Brasil

La devaluación del peso argentino eliminó el principal factor de corrosión de la alianza entre Argentina y Brasil, abriendo paso a la recuperación del Mercosur, según gobernantes y analistas.

La intención de consolidar esa alianza fue confirmada el miércoles por los gobiernos de ambos países durante la visita a Brasilia del nuevo canciller argentino Carlos Ruckauf, que cumplió su primera misión al exterior.

La prioridad otorgada por Argentina al Mercosur (Mercado Común del Sur) fue confirmada también por la decisión del gobierno de Eduardo Duhalde de mantener la presidencia del bloque este semestre, pese a la crisis que afronta y desmintiendo rumores de que la pasaría a Brasil.

Ruckauf dijo en Brasilia que la nueva política cambiaria de su gobierno, aún no plenamente definida, permitirá superar las numerosas excepciones al arancel externo común del Mercosur admitidas a causa de las dificultades de Argentina, dando mayor unidad al bloque.

Si Argentina logra superar su crisis, un esfuerzo que exige ayuda financiera del exterior y apoyo político interno, el Mercosur «ganará fuerza no sólo económica», sino también en el plano geopolítico, predijo Antonio Correa de Lacerda, presidente de la Sociedad Brasileña de Estudios de Empresas Transnacionales y Globalización Económica (Sobeet).

La recuperación de Argentina impulsaría el comercio dentro del Mercosur, que está en retroceso desde la devaluación en enero de 1999 del real brasileño, y el bloque aumentaría su poder de negociación y presión en las instancias internacionales, como la Organización Mundial de Comercio (OMC), indicó Lacerda a IPS.

El Mercosur, que reúne Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, reclama en la nueva ronda de negociaciones multilaterales de comercio un mayor acceso a los mercados más ricos, donde sus productos agrícolas enfrentan barreras y subsidios que desequilibran el comercio mundial.

Los primeros discursos del nuevo presidente argentino, Eduardo Duhalde, que anunció una firme defensa de la producción nacional, sugieren que Brasil tendrá un socio «más decidido» en los foros internacionales, coincidió Tullo Vigevani, de la Universidad Estadual de Sao Paulo y del Centro de Estudios de Cultura Contemporánea.

El abandono del cambio fijo en Argentina propicia una «convergencia» con Brasil y esfuerzos conjuntos a favor de políticas industriales y de desarrollo, «sin las ilusiones» del libre comercio pregonado por el Norte, comentó Theotonio dos Santos, presidente del Consejo de Relaciones Internacionales del gobierno provincial de Río de Janeiro.

La devaluación anunciada el domingo pasado llevó la cotización oficial del dólar a 1,40 pesos argentinos, después de casi 11 años de paridad uno a uno.

Los tres expertos coincidieron también en que la nueva situación favorece el acercamiento del Mercosur a la Unión Europea (UE), que siempre manifestó interés en lograr un acuerdo comercial entre los dos bloques.

Con grandes inversiones en los dos países mayores del Mercosur, la UE tiene interés en la recuperación económica de Argentina, especialmente España, que tendrá fuertes pérdidas por la devaluación del peso, observó dos Santos.

El nuevo embajador argentino en Washington, Diego Guelar, afirmó que ha llegado a su fin el «alineamiento automático» de Argentina a Estados Unidos, una posición sostenida por el gobierno de Carlos Menem durante toda la década de los 90.

Dos Santos también advirtió que el proceso hacia la creación del Area de Libre Comercio de las Américas, una iniciativa de Washington, está afectado por las condiciones, inaceptables para América Latina, que la Cámara de Representantes impuso para conceder la «vía rápida» a la administración de George W. Bush.

Todavía es preciso despejar varias dudas en Argentina. Especialmente si Duhalde, del Partido Justicialista (peronista), podrá recobrar la credibilidad dilapidada por sus predecesores, obtener créditos externos y respaldo político interno para sus decisiones, dijo Lacerda.

Además, el Mercosur no podrá mejorar sus perspectivas sin roces y conflictos, puntualizó. Una vez consolidada una nueva política cambiaria en Argentina, las empresas brasileñas seguramente exigirán medidas para contener la invasión de algunos productos argentinos.

Esa invasión es especialmente temida por la industria brasileña de alimentos, que desde 1992 registraba déficit en el intercambio bilateral y sólo en 2001 logró superávit, debido a las dificultades financieras de Argentina.

En ese sector, y principalmente en materia de productos lácteos, se reconoce la competitividad argentina, que fue parcialmente neutralizada por la caída del real desde 1999, pero tiende ahora a resurgir con fuerza.

Entre los problemas inmediatos del comercio bilateral, se cuenta la insolvencia de los importadores argentinos, traducida en la falta de pago de entre 1.200 a 2.000 millones de dólares en productos brasileños, según los cálculos de asociaciones empresariales.

El riesgo de pérdidas o de atraso en los pagos provoca una fuerte retracción de las ventas brasileñas a Argentina, que cayeron 55 por ciento en diciembre, en comparación con igual mes de 2000.

Para restablecer el flujo comercial, el gobierno brasileño proyecta ampliar el Convenio de Crédito Recíproco, un sistema de compensación de pagos, y agregar otros mecanismos de seguro de exportaciones.

Los empresarios brasileños temen también que el nacionalismo manifestado por Duhalde y sus ministros determine nuevas medidas proteccionistas para recuperar la producción argentina, en desmedro principalmente de las exportaciones brasileñas.

Pero la devaluación del peso vuelve inncesaria la adopción de nuevas trabas para responder a importaciones que transgreden las reglas del Mercosur, según el secretario de la Cámara de Comercio Exterior, Roberto Giannetti da Fonseca, y varios líderes empresariales brasileños.

Así mismo, ya no se justifican restricciones anteriores, como las salvaguardias reclamadas por Argentina en octubre para compensar la depreciación del real y que no fueron puestas en practica por discrepancias entre los dos gobiernos, expresó Giannetti.

Ruckauf anunció que su gobierno mantendrá un mecanismo permanente de consulta con la cancillería brasileña y agradeció al Ministerio de Salud de Brasil el envío a Argentina de 500 cajas de insulina para atender a diabéticos.

El ministerio brasileño también suministrará medicamentos contra el síndrome de inmunodeficiencia adquirida y el cáncer, escasos actualmente en la desabastecida plaza argentina. (FIN/IPS/mo/ff/ip if/02

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