INDIA-PAKISTAN: Nueva Delhi espera a Powell con discurso de guerra

India endureció este miércoles su discurso bélico frente a Pakistán, en vísperas de la visita del secretario de Estado (canciller) de Estados Unidos, Colin Powell, quien intenta evitar la guerra entre los dos países.

El nuevo comandante de la armada de India, Madhvendra Singh, dijo en conferencia de prensa este miércoles que su flota está lista para responder un ataque nuclear de Pakistán, mientras Powell expresaba en Islamabad su deseo de lograr la reanudación del diálogo entre los dos vecinos con armas atómicas.

«Cualquier país que adopte la doctrina de no primer uso de armas nucleares (como lo hace India), debe tener capacidad para un segundo ataque. Contamos con una tríada de armas para un segundo ataque y una de ellas está en el mar», afirmó Singh.

El almirante indicó que la masiva presencia naval de Estados Unidos en el mar de Arabia no disuadirá ni obstaculizará las operaciones de la armada india, aunque podría «complicarlas un poco».

«Es un gran océano. Hay espacio para todos. Tenemos tanto derecho de actuar (en él) como cualquiera y pretendemos hacerlo. Es costumbre que cuando hay beligerancia entre dos países, la parte no involucrada se mantenga lejos», agregó.

Las declaraciones de Singh coinciden con las del comandante del ejército, Sunderajan Padmanabhan, quien desafió al gobernante militar de Pakistán, Pervez Musharraf, a lanzar un ataque nuclear, en la víspera del discurso en que el mandatario renunció a su respaldo de grupos armados en Cachemira.

Padmanabhan dispuso la concentración de gran parte del millón de efectivos militares indios a lo largo de la frontera de 3.000 kilómetros con Pakistán, respaldados con tanques, artillería y misiles.

En su discurso del 12 de este mes, Musharraf condenó la violencia sectaria en su país y declaró ilegal la actividad de grupos musulmanes extremistas, incluyendo a Lashkar-e-Toiba (Soldados de Dios) y Jaish-e-Mohammed (Ejército de Mahoma).

El gobierno pakistaní detuvo a más de 200 dirigentes de ambas organizaciones que actúan en la disputada región de Cachemira, a las cuales Nueva Delhi acusa del atentado suicida contra su parlamento, cometido el 13 de diciembre.

Ese ataque disparó la actual escalada, al agravar el conflicto que se remonta al nacimiento de los dos estados, en 1947, tras la independencia del imperio británico.

Pakistán, estado musulmán, aspiraba a obtener la totalidad de la Cachemira islámica, pero la Organización de Naciones Unidas otorgó a India dos tercios del territorio, que pasó a formar parte del estado de Jammu y Cachemira, el único de mayoría islámica en el país hindú.

Desde los años 80, creció la actividad de grupos separatistas armados en la Cachemira india, según Nueva Delhi, respaldados y promovidos por Islamabad.

De acuerdo al primer ministro Atal Bihari Vajpayee, el atentado contra el parlamento, en el que murieron 14 personas, fue el último episodio de la «guerra por poder de Pakistán» contra India.

Hasta ahora, Nueva Delhi se ha negado a prestar atención a las recomendaciones de Powell y del primer ministro de Gran Bretaña, Tonu Blair, que procuran evitar una guerra, mientras continúan los bombardeos de Estados Unidos contra Afganistán, muchos de los cuales parten desde bases pakistaníes.

Al contrario, los ministros del Interior y de Defensa de India, viajaron este mes a Washington para convencer a los funcionarios de seguridad estadounidenses, que es tan importante contener el terrorismo en Afganistán como en Pakistán.

Antes de retirar sus tropas de la frontera, Nueva Delhi reclamó pruebas del fin «el terrorismo transfronterizo auspiciado por Islamabad».

El gobierno indio tampoco se mostró satisfecho con las medidas adoptadas por Musharraf ni con su discurso en favor de la secularización del Estado y la separación de religión y política aunque, según varios observadores, se trata de un cambio radical respecto de la política tradicional de Pakistán.

En la víspera de la visita de Powell, el ministro del Interior, Lal Krishna Advani, dijo que el pronunciamiento de Musharraf puede ser bueno «desde una perspectiva interna», pero está lejos de probar que Pakistán «deja de ser un exportador de terrorismo».

India se niega a aceptar una mediación internacional e insiste en que si se retoma el diálogo, deberá basarse en el acuerdo de Shimla, de 1972, que comprometió a ambos países a un entendimiento bilateral.

Pero Pakistán reclama la participación internacional y saludó la propuesta de nombrar un enviado especial para aliviar las tensiones, tarea que asumió por su cuenta el secretario Powell. (FIN/IPS/tra-eng/rdr/js/dc/ip/02

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