INDIA: Jefe militar desafía a Pakistán a la guerra nuclear

El jefe del ejército de India, Sunderajan Padmanabhan, desafió este viernes al presidente militar de Pakistán, Pervez Musharraf, a lanzar un ataque nuclear contra este país, agravando el clima del conflicto bilateral.

«Si (Musharraf) es lo suficientemente hombre, o mejor dicho, lo suficientemente loco como para ignorar la opinión internacional sobre esta escalada, entonces debe hacerlo (lanzar un ataque nuclear)», afirmó Padmanabhan en una conferencia de prensa.

El jefe militar admitió que un intercambio nuclear sería «desastroso», pero se mostró confiado en que India sobrevivirá para infligir un daño devastador a su enemigo.

«Permítanme decirles algo de lo que estoy tan seguro como que estoy vivo. Si un arma nuclear es usada contra India, nuestras fuerzas o posiciones en el mar, objetivos económicos, humanos o de otro tipo, los perpetradores serán castigados tan gravemente que la continuidad de cualquier lucha será dudosa», afirmó Padmanabhan.

Musharraf dirigirá este sábado un discurso televisado a la población, explicando la política de su gobierno hacia las organizaciones militantes islámicas que operan desde su territorio, a las cuales India acusa del ataque del 13 de diciembre contra la sede de su parlamento.

Luego de la visita que el primer ministro de Gran Bretaña, Tony Blair, efectuó esta semana a Islamabad y Nueva Delhi, con el fin de amortiguar la tensión entre los vecinos nucleares de Asia meridional, se incrementó la presión internacional para que Musharraf aclare su posición ante el terrorismo.

«Estamos esperando el discurso (que Musharraf) dará este fin de semana, que considero será una poderosa señal a su nación, a India y al resto del mundo», dijo el jueves el secretario de Estado (canciller) de Estados Unidos, Colin Powell, tras reunirse en Washington con el ministro del Interior de India, Lal Krishna Advani.

Powell instó al gobernante pakistaní a incluir «una condena al terrorismo de todo tipo, pues ya no es aceptable que las naciones vivan bajo esa amenaza en el siglo XXI».

Para Musharraf, este pronunciamento sería una renuncia a la posición que sostuvo en la cumbre de la Asociación de Asia Meridional para la Cooperación Regional, celebrada la semana pasada en Katmandú, donde reiteró que «las luchas de liberación» deben diferenciarse del terrorismo.

El gobernante se refería a la región islámica de Cachemira, cuya posesión es disputada por India y Pakistán desde el nacimiento de ambas naciones, en 1947, tras independizarse del imperio británico.

La creación de los dos países se basó en diferencias religiosas. India se convirtió en un estado laico con población hindú, mientras Pakistán adoptó la forma de un estado islámico.

Islamabad consideró que el territorio de población musulmana y riquezas petroleras le correspondía, pero una partición efectuada por la Organización de Naciones Unidas le otorgó sólo un tercio, mientras el resto pasó a formar parte del estado indio de Jammu y Cachemira.

Desde entonces los ejércitos de las dos partes se enfrentaron en tres guerras a través de la línea de control, la frontera provisoria de Cachemira, donde el fuego de artillería es constante y se suma a los ataques continuos de grupos separatistas.

Nueva Delhi arguye que Pakistán arma y entrena a estas organizaciones para fomentar la violencia separatista del lado indio, pero Islamabad asegura que se trata de grupos locales que luchan por la independencia.

Tras el ataque del 13 de diciembre, el primer ministro de India, Atal Bihari Vajpayee retiró a su embajador en Pakistán, prohibió el transporte terrestre transfronterizo y los vuelos comerciales pakistaníes en el espacio aéreo indio.

Pero lo que encendió la alarma internacional fue el despliegue indio de tropas, tanques y misiles en la frontera común, muy cerca de donde están estacionadas las fuerzas estadounidenses que combaten en Afganistán.

El diario estadounidense New York Times aseguró este viernes que Estados Unidos intensificó la vigilancia en la región en busca de evidencias que indiquen algún tipo de despliegue de los arsenales nucleares de ambos estados.

«Estamos mucho más preocupados hoy que hace unos días», admitió al diario un integrante del Consejo de Seguridad Nacional del presidente George W. Bush.

Padmanabhan, el jefe militar indio, puso en duda las medidas adoptadas por Islamabad contra los grupos extremistas cachemires.

Pakistán ilegalizó a dos organizaciones y arrestó a decenas de sus dirigentes. «Los cuadros terroristas se han dispersado, algunos a las aldeas vecinas, otros a las unidades del ejército pakistaní, para no ser notados por las fuerzas estadounidenses», aseguró el militar.

India reclama la extradición de 20 supuestos terroristas. Pero el gobierno pakistaní, presionado internamente para no ceder a las exigencias indias, rechazó el pedido, asegurando que los detenidos serán juzgados en su territorio.

Nueva Delhi inició una ofensiva diplomática buscando que Estados Unidos coloque a Pakistán entre los objetivos de su campaña internacional contra el terrorismo.

Pero el secretario estadounidense Powell —quien viajará a la región la semana próxima— ya advirtió al ministro indio Advani que su país tiene la esperanza de afrontar la situación por medios políticos y diplomáticos. (FIN/IPS/tra-eng/rdr/js/dc/ip/02

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