Los dos gigantes de Asia se disponen a enterrar décadas de desconfianza a través del comercio, y así lo hizo saber el primer ministro de China, Zhu Rongji, durante su actual visita de seis días a India.
Zhu conversó en Nueva Delhi con funcionarios indios y se dirigía este martes hacia la occidental ciudad portuaria de Mumbai (ex Bombai), en la tercera jornada de su visita.
Allí se reunirá con dirigentes empresariales y promoverá nuevos acuerdos comerciales bilaterales.
«Somos vecinos muy importantes el uno para el otro. China nunca consideró a India como una amenaza, y no creemos que India considere a China como una amenaza», declaró el mandatario chino en un banquete en su honor ofrecido en la noche del lunes por el primer ministro indio Atal Bihari Vajpayee.
La declaración de Zhu fue un alivio para observadores chinos en este país, en un momento de alta tensión en la frontera de India con Pakistán, un país descripto a menudo como el aliado de Beijing «en todos los tiempos».
Zhu dijo también que China se opone al terrorismo «en todas sus formas, sin importar dónde o cuándo ocurra o contra quién esté dirigido».
La visita de Zhu ofrece un necesario impulso para la normalización de las relaciones entre India y China, que comenzó hace algunos años en forma independiente de cualquier relación con Pakistán, comentó G.P. Deshpande, profesor de estudios chinos de la Universidad Jawaharlal Nehru.
«Pakistán es un actor relativamente pequeño en el ámbito internacional. India y China pertenecen a otro grupo», afirmó Vinod Khanna, ex diplomático y experto del Instituto de Estudios Chinos.
China e India son los dos países más poblados del mundo, con 1.300 y 1.000 millones de habitantes, respectivamente.
Khanna prevé el desarrollo de un nexo trilateral entre los gigantes asiáticos China, India y Rusia para contrarrestar la dominación mundial del Estados Unidos, aunque los tres intentan construir buenas relaciones con la superpotencia.
El renovado interés de Beijing en Asia meridional podría deberse al nuevo papel de Washington en esta subregión y en Asia central luego de la guerra en Afganistán, señaló Raja Mohan, un analista de asuntos estratégicos.
La visita de Zhu producirá seguramente un grupo de trabajo conjunto contra el terrorismo, un problema que preocupa a ambos países.
India tiene un movimiento separatista en Cachemira, el único estado indio de mayoría musulmana, que es disputado por Pakistán desde hace más de medio siglo.
Por su parte, China tiene una inquieta minoría islámica en la provincia occidental de Xinjiang, donde también hay un sentimiento separatista.
«La cooperación contra el terrorismo es una prioridad de la agenda de todos los países amantes de la paz, y me complace que hoy hayamos acordado contrarrestar conjuntamente esta amenaza», declaró Vajpayee en el banquete.
Vajpayee también indicó cierto progreso en las conversaciones para resolver la antigua disputa sobre los 4.500 kilómetros de frontera común, que desencadenó la sangrienta guerra de 1962 y ha sido un importante obstáculo en las relaciones bilaterales.
Ambas partes firmaron diversos acuerdos y memorandos de entendimiento sobre cooperación en materia de terrorismo, investigación espacial, ciencia y tecnología, intercambio de científicos e información hidrológica sobre el compartido río Brahmaputra o Tsang Po.
Factores irritantes como la proliferación de misiles en China, su venta de tecnología nuclear a Pakistán y la disputa fronteriza fueron casi dejados de lado en aras del principal propósito de la visita: la construcción de vínculos económicos y comerciales más fuertes.
«Seguimos vigilando los contactos militares entre China y Pakistán, pero nuestras relaciones con Beijing no están determinadas por ningún tercer país», declaró Nirupama Rao, portavoz de la cancillería india.
«Tanto India como China deberían dejar atrás sus antiguas ideas y trabajar para el beneficio comercial mutuo. Ambas naciones deben invertir en la otra para aprovechar su enorme potencial comercial», instó Yu Xiasong, jefe de la delegación de 25 empresarios del Consejo Chino de Comercio Internacional, que acompaña al primer ministro.
Los dos países «tienen una gran oportunidad de hacer negocios juntos, y debemos aprovechar la fuerza de ambas economías», agregó Yu.
«Si bien el comercio y la inversión entre ambos países aumentó en los últimos años, ese aumento es una miseria en comparación con el comercio anual de Beijing, de 500 millones de dólares», comentó el periódico The Times of India en su editorial de este martes.
«Si la visita de Zhu logra cambiar la relación entre los dos gigantes de Asia de la sospecha esporádica y la indiferencia permanente a una cooperación económica sostenida, entonces habrá hecho mucho por derribar el muro chino», agregó el diario.
Ya hay señales de que Beijing y Nueva Delhi se proponen mejorar los lazos económicos en beneficio mutuo.
El estatal China Minimetal Group firmó contratos por 125 millones de dólares para la compra de hierro, aluminio y carbón de India, tras la comprobación de la competitividad mundial de la tecnología india combinada con materia prima india de alta calidad.
A fines de marzo se reanudarán los vuelos directos entre Nueva Delhi y Beijing, dos veces por semana. Es probable que el canciller indio Jaswant Singh viaje en el primero de esos vuelos.
Se prevén más acuerdos de este tipo luego de que Zhu se dirija a dirigentes empresariales indios en Mumbai, este miércoles.
«No hay problema en esta relación bilateral que no pueda resolverse, pero en este momento no hay suficiente comprensión entre ambos pueblos», declaró Zhang Qiyue, portavoz de la cancillería china, antes de la partida de los visitantes hacia Mumbai.
Zhang espera que el gobierno del estado occidental de Maharashtra, encabezado por el opositor partido del Congreso, se ocupe de mantener a los manifestantes tibetanos lejos de Zhu.
«Lo lógico es que el gobierno anfitrión garantice la seguridad de la delegación visitante y logre una recepción exitosa», dijo.
Se dice que otra causa de la guerra de 1962 fue el respaldo de India a la causa independentista del pueblo del Tíbet (actualmente una provincia de China) y el refugio que otorgó al líder espiritual tibetano, el Dalaí Lama, y a cientos de miles de sus seguidores. (FIN/IPS/tra-en/rdr/js/mlm/ip-if/02