GRAN BRETAÑA: Terrorismo, un mar de indefiniciones

La multiplicidad de definiciones del concepto de terrorismo causa vacilaciones en la política exterior de Gran Bretaña, que apoya con brío la campaña mundial contra ese fenómeno encabezada por Estados Unidos pero exhibe matices en los casos de Irlanda del Norte y Cachemira.

Esto se hizo evidente en las últimas semanas, cuando el primer ministro Tony Blair y el secretario de Relaciones Exteriores, Jack Straw, entre otros dirigentes políticos y expertos, manifestaron distintas posiciones sobre el concepto.

Muchos políticos, entre ellos el primer ministro Tony Blair, sostienen que un acto terrorista es una acción violenta necesariamente dirigida contra civiles.

«Claro que la gente tiene derecho a plasmar su pensamiento político a través de métodos legítimos. Pero el asesinato deliberado e indiscriminado de civiles para provocar el caos deshonra cualquier causa política», afirmó Blair en su última visita a Asia meridional.

«No debe haber lugar para este tipo de actos en los que mueren civiles inocentes, como lo hemos visto en las últimas semanas», dijo al referirse al atentado terrorista del mes pasado contra el parlamento indio en Nueva Delhi.

Pero Straw maneja un concepto de terrorismo que se distingue del de Blair por su amplitud. «Si eres víctima del terrorismo, no te importa si el que te causó ese daño lucha por su libertad o es un simple terrorista», dijo, entrevistado por la cadena estatal de radio y televisión británica BBC.

Straw acusó públicamente de terroristas a los combatientes de Cachemira que luchan por la autodeterminación de esa zona de India de mayoría musulmana, cuyos atentados suelen dirigirse contra militares indios, si bien han recrudecido los ataques contra objetivos civiles.

Por su parte, el ex secretario para Irlanda del Norte del gobierno británico, Peter Mandelson, exhortó a «no distingir entre terroristas buenos y terroristas malos, sino identificar a los que tienen objetivos políticos y están dispuestos a negociar en ciertos casos, y hasta participar en un proceso de paz».

«No los llamo terroristas cuando llegan a ese nivel. Son una resistencia. Luchan por su libertad», añadió Mandelson, en alusión al conflicto en Irlanda del Norte.

Mandelson respondía así una consulta de un canal de televisión sobre la opinión del ex consejero de seguridad nacional del gobierno estadounidense, Robert McFarlane, según quien, en ciertos casos, los miembros de la red islámica Al Qaeda podrían ser considerados militantes que luchan por su libertad.

El Ejéricto Republicano Irlandés (IRA) pelea por arrancar la mayoritariamente protestante Irlanda del Norte del control británico y unir ese territorio a la católica República de Irlanda.

Mandelson también fue consultado sobre Gerry Adams, el líder del Sinn Fein, brazo político del IRA.

«No quiero clasificar a Gerry Adams, pero él está vinculado con el IRA, organización terrorista o paramilitar comprometida con una tregua y con un proceso de paz, organización cuyos líderes participan de instituciones políticas. Y esa es la diferencia», indicó.

Sin embargo, Mandelson se retractó luego en algunas de sus expresiones y dijo no creer que el IRA pueda ser considerada un movimiento de resistencia.

«Mandelson mencionó el problema de la lucha militante por derechos políticos legítimos, pero es justo ahí donde no hay consenso sobre la distinción entre resistencia y terrorismo», opinó el analista Geoff Hoffman, de la Escuela Londinense de Economía.

La distinción entre objetivos militares y civiles en el caso de Cachemira «deja abierta la pregunta de si esos ataques son actos terroristas u operaciones de guerra», y «los británicos no han tomado una posición clara al respecto», observó una autoridad india.

Mientras, cientos de soldados británicos integran la Policía Real del Ulster para enfrentar al IRA en una lucha que Londres jamás ha reconocida como guerra legítima.

La Ley de Terrorismo de 2000 no hace distinción entre objetivos civiles y militares, y define el fenómeno como «el uso o amenaza, por propósitos políticos, religiosos o ideológicos, de acciones serias de violencia contra cualquier persona o propiedad».

La alianza británico-estadounidense terminará por considerar los ataques contra puntos militares indios en Cachemira como actos terrroristas, afirmó Dennis Kux, del Instituto Woodrow Wilson.

«Si envías gente a cruzar la línea de control (que divide la Cachemira india de la pakistaní) a hacer cosas malas, es terrorismo y se debe acabar», afirmó.

Pero debido a la complejidad del conflicto, el concepto se vuelve tan amplio que permite cualquier interpretación.

Blair ha cifrado el uso del término a la violencia dirigida contra civiles en el contexto de Cachemira, pero no en Irlanda del Norte, mientras Mandelson lo vinculó a la lucha política y Straw lo desligó de ambas cosas. La política británica está lejos de aclararse. (FIN/IPS/tra-eng/ss/sm/rp-mj/ip hd/02

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