FILIPINAS: Rumores de golpe de Estado

Rumores en Filipinas sobre la preparación de un golpe de Estado contra la presidenta Gloria Macapagal Arroyo marcan el primer aniversario de la asunción de la mandataria tras una insurrección popular, que se cumple este mes.

Las noticias en el primer día de enero suelen referirse a las fiestas de Año Nuevo y a los heridos por usar fuegos artificiales, pero este año esas informaciones fueron eclipsadas por el asesinato de un ex capitán del Ejército, quien había alertado reiteradamente sobre un probable golpe de Estado.

El ex capitán Barón Cervantes, asesinado a balazos el 31 de diciembre, tenía turbios antecedentes, sobre cuya relación con el crimen se especula mucho en estos días, pero también era informante del asesor nacional sobre seguridad, Roilo Gólez.

Un día antes del asesinato, el teniente de la Marina de Guerra Donn Anthony Miraflor había sido arrestado por posesión ilegal de una gran cantidad de explosivos, más que suficientes para destruir todas las instalaciones militares del país, según las autoridades.

Periodistas especularon sobre la posible relación entre ambos hechos y un complot para derrocar al gobierno, porque Miraflor fue jefe de una unidad de elite del Grupo de Trabajo contra el Crimen Organizado, cuando éste era dirigido por un aliado del derrocado antecesor de Arroyo, Joseph Estrada (1998-2001).

Los mandos militares negaron veracidad a las versiones sobre un plan para derrocar a la presidenta, pero los antecedentes de siete intentos de golpe de Estado en los años 80, tres de ellos cruentos, hacen dudar a la población.

La ex presidenta Corazón Aquino (1986-1992) afrontó reiterados intentos de desestabilización tras sustituir al dictador Ferdinand Marcos, quien había tomado el poder en 1965 y fue derrocado por una insurrección popular 21 años después.

Cervantes se presentaba a sí mismo como portavoz de una organización derechista de jóvenes militares y policías que intentó derrocar a Aquino en 1989, pero participantes en aquel intento de golpe de Estado afirman que tal organización había dejado de existir en 1995, tras firmar un acuerdo de paz con el presidente Fidel Ramos (1992-1998).

Es muy difícil interpretar la actual situación política, pero la estabilidad del país es «frágil», como ha dicho Ramos, sostuvo el dirigente izquierdista Satur Ocampo, diputado del partido Bayan Muna (El País Primero).

Arroyo afronta a la vez una crisis económica y problemas en la coalición de gobierno, cuyos integrantes se disputan posiciones de poder desde que Estrada fue acusado de corrupción y derrocado, señaló.

Además, la perspectiva de las elecciones presidenciales de 2004 comienza a incidir con fuerza en la situación política, y eso hace «esperar por lo menos algunos intentos de desestabilización», apuntó.

«Los rumores sobre golpes de Estado florecen en especial tras acontecimientos políticos trascendentes, cuya energía cristaliza en grandes expectativas y e impaciencia por su satisfacción», y eso ha ocurrido tras el derrocamiento de Estrada, opinó el sociólogo y analista político Randolph David.

Ocampo y David dijeron que los rumores sobre conspiraciones militares se deben a la percepción popular de que las Fuerzas Armadas, fortalecidas y politizadas en la dictadura de Marcos, aún son un factor clave de poder, pese a que durante el gobierno de Ramos, ex oficial del Ejército, se había extendido la convicción de que no volverían a intervenir en política.

Pocos recuerdan que la estabilidad lograda por Ramos se debió en gran medida a que absolvió a todos los militares que habían intentado derrocar a su predecesora Aquino.

Los responsables de la insurrección de 1989, que fue la más cruenta en la historia del país y tuvo graves consecuencias económicas, nunca fueron castigados, y el ex teniente coronel Gregorio Honasan, líder de aquel levantamiento, fue elegido senador.

El año pasado, el retiro de apoyo a Estrada por parte de los militares fue decisivo para el éxito de la insurrección contra ese ex presidente, y volvió a destacar la importancia política de las Fuerzas Armadas.

Arroyo «trató de evitar golpes de Estado mediante la cooptación de líderes militares, a quienes designó para ocupar apetecibles cargos en agencias gubernamentales y empresas públicas», indicó David, columnista del diario Philippine Daily Inquirer, que se edita en inglés.

«Eso apaciguó a unos pocos altos oficiales, pero también aumentó los enfrentamientos entre militares», opinó.

Por lo tanto, «carece de importancia» que los viejos grupos militares involucrados en intentos de derrocar a Aquino aún existan o se hayan disuelto, sostuvo.

«Cuando jóvenes oficiales idealistas ven que sus mayores actúan como políticos corruptos, se sienten liberados del deber de obediencia a los mandos. Pronto imaginan que su misión es salvar a la nación, y es probable que formen un nuevo grupo, si son inteligentes y sus convicciones les dan audacia», explicó.

La permanencia de graves problemas de pobreza y corrupción en el país determina que algunos filipinos, incluyendo a militares, aún consideren atractiva la posibilidad de un golpe de Estado, arguyó.

En ese sentido, los reiterados rumores sobre planes para un levantamiento militar reflejan la inquietud y el pesimismo de sectores de la sociedad, añadió. (FIN/IPS/tra-eng/ms/js/mp/ip/02

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe