El autor del Quijote, Miguel de Cervantes Saavedra, fue un progresista y humanista, cuyas ideas y propuestas tienen vigencia en la actualidad, destacó un grupo de personalidades al presentar este martes en la capital española el libro «La ideología y el humanismo de Cervantes».
El autor del libro, Luis Larroque, el director del suplemento cultural del tradicional diario ABC y ex director del Instituto Cervantes, Fernando Rodríguez Lafuente, el historiador Juan Pablo Fusi y el filólogo José Carlos Torres, director del Instituto Filológico del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, coincidieron en la apreciación cervantina.
La obra analiza las actividades económicas de Cervantes, la economía y la sociedad de su época (siglo XVII), la legalidad y la justicia de la España de entonces y la política progresista y el humanismo universalista del escritor, empresario, economista y militar al que se debe la consolidación del español como una lengua universal.
Rodríguez Lafuente señaló que la modernidad cervantina derivó de su capacidad para no ceñirse a ninguna fórmula preexistente y para bucear en la realidad de su época sin ataduras y con profundidad.
Todo comenzó, añadió el director de El Cultural del ABC, cuando Larroque descubrió que Cervantes distinguía entre coste y precio. Allí empezó su interés por investigar qué había en el autor del Quijote, además de su indiscutida calidad literaria y las «quijotadas» mundialmente conocidas y reconocidas.
Torres dijo que el Quijote se balancea en la penumbra, entre la realidad y la ficción, porque Cervantes creía en los principios y no en la sociedad de su época.
Para Fusi, catedrático de la Universidad Complutense de Madrid y recién nombrado director del Instituto de la Fundación Ortega y Gasset, la obra de Cervantes es la primera y mejor expresión de la existencia de una identidad nacional española, no sólo por lo que significó para el idioma sino también por el profundo humanismo progresista que impregnó a su obra.
«Sobre todo en el Quijote», puntualizó.
En el libro se destaca que en el Quijote y otras obras cervantinas se subraya la existencia de «dos linajes» o clases sociales.
Larroque también resalta que Cervantes le hace decir a uno de los personajes, la abuela de Sancho Panza, que hay diferencia entre «el tener y el no tener», siendo lo primero «terrible, porque el pobre no tiene cosa buena», aunque «la verdadera nobleza consiste en la virtud» y no en la nobleza derivada de la sangre real.
Cervantes criticó la tendencia a vivir de las rentas ganadas sin esfuerzo, como es el caso de muchos religiosos y clérigos que, dijo, viven de «algún beneficio simple o curado o alguna sacristanía que les vale de renta rentada».
Refiriéndose a algo que en la actualidad se plantea con frecuencia al hablar de las comisiones ilegales, coimas o corruptelas, otro de los personajes, el Duque, le dice al Quijote que «no hay ningún género de oficio de estos de mayor cuantía, que no se granjee con alguna suerte de cohecho, cual más, cual menos».
Don Quijote propugnó la promoción y creación de una política educativa, editorial y cultural para formar y «para entretener a algunos que ni tienen, ni deben, ni pueden trabajar». Asimismo planteó que «No es un hombre más que otro si no hace más que otro».
Frases que llevan a Larroque a calificar en su libro a las ideas quijotescas de «concepción democrática y humanista de la economía social, de la propiedad y del trabajo».
Añade el autor que en otro adelanto a los tiempos, en el ámbito del derecho privado y civil se evidenciaron «numerosas y positivas referencias en el excepcional feminismo ideológico y moral de Cervantes».
En ese campo cita las referencias a las dotes y compromisos matrimoniales y a la afirmación en el Quijote del necesario y previo «consentimiento» de las jóvenes para casarse y también al cumplimiento, incluso por vía judicial, de la promesa de matrimonio.
Prosigue «una genial referencia» al posible carácter temporal del matrimonio, ya que los esposos «quedaron en disoluble vínculo ligado», según consta en Las Dos Doncellas, de las Novelas Ejemplares.
También hay una referencia a la rechazable situación subordinada de la esposa a su marido, cuando, dice Don Quijote, las mujeres tenían que «estar obedientes a sus maridos aunque sean unos porros».
Esta frase, subraya Larroque, «pone claro el feminismo humanitario y democrático que tenía y defendía Miguel de Cervantes excepcionalmente en aquella edad, basándose en la igualdad de los derechos del hombre y la mujer».
En el libro están seleccionadas multitudes de citas cervantinas.
Entre ellas se pueden destacar «la Paz, es el mayor bien que los hombres pueden desear en esta vida» y «Bien hayan aquellos benditos siglos que carecieron de la espantable furia de aquestos, endemoniados instrumentos de la artillería, a cuyo inventor tengo para mí que en el infierno se le está dando el premio de su diabólica invención».
O la carta que Don Quijote envió a Sancho, gobernador de la ínsula Barataña, en la que le aconsejó que «para ganar la voluntad del pueblo que gobiernas, entre otras has de hacer dos cosas, la una, ser bien criado con todos,… y la otra procurar la abundancia de los mantenimientos, que no hay cosa que fatigue más el corazón de los pobres que el hambre y la carestía». (FIN/IPS/td/dm/cr/02