EEUU-AMERICA LATINA: Bush impondrá a un resistido derechista

Otto Reich, un exiliado cubano de ultraderecha, será nombrado probablemente la semana próxima subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental en Estados Unidos, contra la voluntad de la mayoría del Senado.

Reich, conocido por su papel en la conducción de una campaña secreta de propaganda en representación de la contrarrevolución de Nicaragua en los años 80, bajo el gobierno de Ronald Reagan, realizó intensas gestiones para conseguir ese puesto, el más importante relacionado con asuntos del continente americano.

El presidente George W. Bush lo nominó formalmente el pasado julio. Pero la oposición demócrata, en especial el presidente de la Comisión de Asuntos del Hemisferio Occidental del Senado, Christopher Dodd, se negó a celebrar una audiencia de confirmación, con lo cual bloqueó la designación.

Ante esta situación, Bush tiene la opción de elegir a otro candidato -como le urgieron públicamente Dodd, otros demócratas y al menos un senador republicano- o recurrir al «nombramiento en receso», una prerrogativa presidencial raramente invocada que le permite designar a un candidato sin la ratificación del Senado.

Sin embargo, esa designación sólo tendría vigencia durante el actual mandato del Congreso. Por lo tanto, si el Senado se negara nuevamente a ratificar la designación el año próximo, Reich quedaría fuera del cargo.

El nombramiento en receso debilitaría la autoridad política de Reich, según colaboradores del Congreso, debido a la clara oposición a su nominación de influyentes legisladores del Partido Demócrata, que es mayoría en el Senado.

Incluso algunos republicanos exhortaron en privado a Bush que retire la nominación, de acuerdo con esos colaboradores.

El senador republicano Mike Enzi publicó una carta al presidente advirtiéndole que Reich «no cuenta con el apoyo del Senado de Estados Unidos».

«El aferramiento a Reich es una señal de que América Latina no es una prioridad para esta administración», opinó Michael Shifter, vicepresidente de Diálogo Interamericano, un gabinete de estrategia de Washington integrado por ejecutivos, académicos y ex funcionarios de gobierno de América del Norte y América Latina.

«Dado lo que está ocurriendo en América, es fundamental que ese puesto sea ocupado por alguien con un mandato real», agregó.

Sin embargo, se prevé que Bush seguirá adelante y designará a Reich antes de que el Congreso levante su receso, el 23 de este mes, y probablemente antes del 16, cuando deberá decidir si suspende por otros seis meses la aplicación del título III de la Ley Helms-Burton, de 1996.

Esa disposición prevé duras sanciones contra empresas de terceros países que negocien con bienes expropiados a estadounidenses por el gobierno de Cuba luego de la revolución socialista de 1959.

«Creo que Otto será nombrado como parte de una compensación a la comunidad cubano-estadounidense anticastrista por su decepción ante la suspensión del título III», opinó Bill Goodfellow, del Centro de Políticas Internacionales, uno de los grupos líderes de la campaña contra Reich.

El título III, diseñado para impedir el flujo de capitales mayoritariamente canadienses y europeos occidentales hacia Cuba, permite a empresas y ciudadanos estadounidenses demandar a empresas extranjeras que utilicen bienes expropiados en beneficio propio.

También permite al presidente negar esa posibilidad de demanda por períodos de seis meses si entiende que la suspensión sirve a los intereses nacionales.

Eso es precisamente lo que hizo el antecesor de Bush, Bill Clinton, durante 10 semestres consecutivos, para disgusto de los republicanos de derecha y las fuerzas contrarias al presidente cubano Fidel Castro.

Pero Bush decidió hacer lo mismo el pasado julio para evitar irritar a aliados de Estados Unidos en la Unión Europea, que prometió presentar una queja ante la Organización Mundial del Comercio si Washington se decide a imponer las sanciones de la ley Helms-Burton.

Es significativo que Bush haya nominado a Reich la misma semana en que anunció la suspensión del título III, observó Goodfellow, quien predijo una situación similar para la semana próxima.

Reich, quien emigró desde Cuba a Estados Unidos en 1960, a los 15 años, es conocido por su papel a mediados de los años 80 como jefe de la Oficina de Diplomacia Pública de América Latina, dependiente del Departamento de Estado.

Esa oficina fue establecida y dirigida por la Casa Blanca, principalmente como mecanismo para impulsar la causa de la contrarrevolución nicaragüense desde Estados Unidos.

En 1987, el Congreso describió las actividades de esa oficina como «actividades prohibidas y de propaganda encubierta».

Además de propagar mensajes de líderes contrarrevolucionarios, Reich se dirigía con prepotencia a los editores que no compartían su posición.

En determinado momento, acusó a la Radio Nacional Pública de actuar como «Radio Habana sobre el Potomac», en referencia al río que separa a Washington D.C. del vecino estado de Virginia.

Al final de su mandato, Reich fue recompensado con la embajada en Venezuela, un cargo menos polémico.

Sin embargo, documentos posteriormente desclasificados del Departamento de Estado revelaron que Reich promovió la liberación de una prisión venezolana del cubano-estadounidense Orlando Bosch, condenado por la autoría intelectual de un atentado con bomba contra un avión cubano, que causó la muerte de los 73 pasajeros y tripulantes.

Tras su liberación y deportación a Estados Unidos en 1990, el entonces presidente George Bush (padre) perdonó a Bosch por los actos terroristas que le habían valido una condena de un tribunal estadounidense a fines de los años 60.

Luego de dejar el gobierno, Reich pasó a promover, a cambio de suculentos pagos, los intereses de varias empresas multinacionales, entre ellas British American Tobacco, Lockheed- Martin y Bacardi-Martini, una de las principales beneficiarias potenciales del título III de la ley Helms-Burton.

Los defensores de Reich, entre ellos el gobernador de Florida Jeb Bush, hermano del actual presidente, insisten en que se trata de un diplomático de gran experiencia y recabaron apoyo de figuras destacadas de la administración de Reagan y Bush padre, entre ellos los ex secretarios de Estado George Shultz y James Baker.

Además, sostienen que Reich es víctima de una venganza política del senador Dodd, enemigo de la contrarrevolución nicaragüense.

La negación de la audiencia de confirmación fue «una pequeña represalia política», sostuvo el diario The Wall Street Journal, que defiende la causa de Reich.

Pero Dodd no está solo en su oposición.

«La designación de alguien con la ideología y los antecedentes de Reich sería un golpe para la cooperación hemisférica», advirtió Oscar Arias, ex presidente de Costa Rica y premio Nobel de la Paz.

El diario The New York Times sostuvo en varios editoriales que Reich no es el mejor hombre para el cargo, mientras Los Angeles Times publicó que la nominación de Bush «hizo estremecer a gente de Estados Unidos y del extranjero, trayéndole recuerdos de los malos tiempos de la guerra fría».

Incluso el secretario de Estado Colin Powell, quien según trascendió se opuso a la nominación de Reich en un principio, la apoya ahora a regañadientes.

Interrogado sobre su opinión de Reich, Powell lo calificó escuetamente como «un hombre honorable». Dijo además que había estudiado los antecedentes de Reich y no había encontrado «nada indebido».

El Departamento de Estado anunció la semana pasada que extravió el original y la única copia de un informe interno sobre el trabajo de Reich en la Oficina de Diplomacia Pública, que había sido solicitado por Dodd. (FIN/IPS/tra-en/jl/aa/mlm/ip/02

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