ECONOMIA: Pobreza y desigualdad en agenda de Foro de Davos

La reducción de la pobreza y de la desigualdad figuran entre los asuntos de debate de la reunión anual del Foro Económico Mundial, que se desarrolla desde este jueves en Nueva York en el marco de un gran despliegue de seguridad.

Con el lema «Liderazgo en tiempos frágiles: Una visión para un futuro común», el Foro sesiona por única vez fuera de la ciudad montañosa de Davos, Suiza, en una coyuntura internacional de inseguridad provocada por la recesión de la economía mundial y la guerra contra el terrorismo emprendida por Estados Unidos.

Más de 3.000 delegados, entre los que se cuentan algunos de los más poderosos líderes empresariales y políticos del mundo, permanecerán congregados hasta el 5 de febrero en el hotel Waldorf Astoria, del neoyorquino distrito de Manhattan, abordando diferentes ángulos de la agenda de la globalización económica.

El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, su predecesor Bill Clinton y el canciller (primer ministro) de Alemania, Gerhard Schroeder, estarán presentes en el Foro. Junto a ellos, los secretarios Colin Powell, de Estado, y Paul O'Neill, del Tesoro.

Desde 1971, los participantes de Davos discutían a puertas cerradas sobre la economía global, los avances de la tecnología y las amenazas al orden mundial. El ámbito también era propicio para sellar negocios o buscar soluciones a conflictos bélicos.

Pero los atentados del 11 de septiembre en Nueva York y Washington y la recesión mundial obligaron a modificar algunos principios de Davos, que se muestra ahora preocupado por la injusticia y la pobreza.

Los participantes y promotores del Foro, sostienen que es el único ámbito para garantizar la estabilidad y el crecimiento económico para ricos y pobres.

Las consecuencias de los atentados del 11 de septiembre son visibles también en otros aspectos, como el excepcional traslado a Nueva York, aún bajo el impacto social y económico que causó la caída del World Trade Center.

La ciudad espera obtener ingresos extraordinarios de casi 100 millones de dólares, entre gastos en comida, transporte y compras de los delegados, actividades paralelas, como recepciones y cenas, y los gastos de los manifestantes del movimiento anti globalización, que también están presentes en Manhattan.

Otra consecuencia del 11 de septiembre es el enorme dispositivo de seguridad. La policía de Nueva York desplegó el miércoles 4.000 efectivos con armas largas estableciendo una zona de seguridad en torno al Waldorf Astoria.

Las autoridades también dispusieron medidas extraordinarias para proteger a cadenas trasnacionales de restaurantes y cafeterías, blanco frecuente de los activistas.

Los críticos acusan al Foro de Davos de ser un paraíso para el ejercicio de las presiones empresariales y corporativas sobre los gobernantes, mientras se echan a un lado los intereses de los pobres y de los países en desarrollo.

Grupos de promoción del desarrollo se oponen a los modelos sociales y económicos que el Norte industrial promueve a través del Foro de Davos, que han agravado las dificultades del Sur en desarrollo, y ensanchado la brecha entre ricos y pobres, aseguran.

El movimiento internacional contra la globalización creció enormemente en la última década. Hasta hace muy pocos años, apenas un puñado de activistas protestaban frente a las sedes del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial.

Pero en noviembre de 1999 unos 30.000 manifestantes pusieron en jaque a la conferencia ministerial de la Organización Mundial del Comercio, que se llevaba a cabo en la occidental ciudad de Seattle, Estados Unidos.

Al año siguiente más de 20.000 personas se congregaron en Washington para protestar durante las asambleas del FMI y del Banco Mundial.

El año pasado, el movimiento globalifóbico concibió la celebración del Foro Social Mundial, como réplica a Davos. La segunda reunión, que propone una «nueva globalización» y «un mundo distinto», se inició también este jueves en la meridional ciudad de Porto Alegre, Brasil.

Pero en la coyuntura posterior al 11 de septiembre, se amortiguó notablemente la virulencia de las manifestaciones. Activistas y sindicalistas prometieron protestas diarias «ruidosas pero pacíficas», en Nueva York.

La primera, de carácter sindical, está prevista para este jueves frente a la tienda de la cadena de vestimenta Gap, en la Quinta Avenida. El sábado se llevarán a cabo dos grandes movilizaciones sucesivas en Park Avenue, cerca del hotel sede del Foro.

Por primera vez, el Foro de Davos reunirá a decenas de líderes religiosos, en busca de establecer «valores comunes para tender puentes entre las comunidades y afrontar las cuestiones de la agenda global». (FIN/IPS/tra-eng/em/dc/if/02

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