Los estados petroleros del Golfo deben desmantelar sus sistemas de seguridad social y crear nuevos impuestos para afrontar la caída de los ingresos por la venta de petróleo, estimó el Fondo Monetario Internacional (IMF).
«Diría a los líderes del Golfo que se apegaran a la diversificación y a la integración, y que abandonaran su dependencia del petróleo, mediante ingresos impositivos y cobro de servicios sociales», dijo a IPS un funcionario del departamento de Medio Oriente, que no quiso dar su nombre.
Ante una caída de 25 por ciento en los ingresos por exportaciones de crudo, prevista para este año, de debe reducir el gasto público y elevar los impuestos, opinó el funcionario.
Las afirmaciones se hacen públicas tras la cumbre de los seis estados monárquicos que integran el Consejo de Cooperación del Golfo (GCC), celebrada el 31 y 31 de diciembre en Omán, donde se acordó un proceso de unión económica y el estudio de fuentes de ingresos alternativas al petróleo.
Con una población de 30 millones de personas, los seis países del GCC —Arabia Saudita, Bahrein, Emiratos Arabes Unidos, Kuwait, Omán y Qatar— adoptarán en 2003 un arancel externo común de 5 por ciento y crearán un mercado único en 2010.
De acuerdo a un documento publicado por el Fondo en diciembre, el bloque económico, político y militar no puede prolongar su dependencia petrolera si busca alcanzar un crecimiento económico sustentable y debe aplicar impuestos a la renta, a las corporaciones, al consumo y al valor agregado.
Los seis países del GCC, que producen casi 45 por ciento del suministro mundial de crudo, alcanzaron ingresos petrolíferos de 150.000 en 1980, pero éstos se redujeron a a 56.000 millones en 1998, cuando los precios del crudo cayeron a menos de 10 dólares por barril.
En 1999, los ingresos regionales se recuperaron a 85.000 millones y alcanzaron 135.000 millones en 2000, cuando los precios se dispararon a 27 dólares por barril, afirmó el FMI.
Setenta por ciento de los ingresos del GCC dependen del petróleo. En Arabia Saudita, país que posee las mayores reservas petroleras del mundo, el sector proporciona casi 75 por ciento de los fondos presupuestales, y da cuenta de 40 por ciento del producto interno bruto y de 90 por ciento de las exportaciones.
«Mientras crece rápidamente la fuerza laboral en esos países y los ingresos del petróleo caen, debemos preguntar, ¿quién suministrará esos empleos?», cuestionó el funcionario del Fondo.
Los países del GCC cuentan con servicios sociales gratuitos que cubren la atención básica desde el nacimiento hasta el fallecimiento de las personas, y son reacios a cobrar impuestos a la ciudadanía, cuyos salarios son de los más altos del mundo.
La mayoría de estos países restringen el cobro de impuestos a las compañías petroleras nacionales y extranjeras y a otras corporaciones trasnacionales, excluyendo al resto de las empresas locales y a los consumidores, sostuvo la fuente del Fondo.
Sólo Arabia Saudita cuenta con el impuesto islámico obligatorio Zakat, que grava los ingresos personales a una tasa de 2,5 por ciento.
Con la puesta en marcha del proceso de integración que creará un mercado y una moneda común, tarde o temprano los estados del GCC deberán unificar sus sistemas fiscales y disponer impuestos transfronterizos, sostuvo la fuente.
Si bien los gobiernos han dado pasos firmes para incrementar sus ingresos fiscales, los impuestos a las grandes compañías y empresas crecerán en forma gradual, pero parece improbable una rápida adopción del impuesto a la renta personal, opinó el funcionario del Fondo.
«Hay esfuerzos muy serios. Está en marcha un proceso gradual, pero (los gobiernos) deben poner el acento en mantener en marcha la actividad económica no petrolera y generar empleos para quienes ingresan al mercado laboral», advirtió.
Los países del GCC podrían ampliar los impuestos a más empresas y luego a los ciudadanos, y poner fin a un estado de bienestar de casi un siglo de vida, estimó el encargado de información de la embajada de Arabia Saudita en Estados Unidos, Tarik Allagan.
«Hemos tenido un buen desempeño durante mucho tiempo. Deseamos que dure mucho más. Pero todo lo bueno llega a su fin. Por ahora no parece necesario (aumentar los impuestos), por lo cual los gobiernos no lo han decidido aún», dijo Allagan.
No obstante, la cuestión impositiva es muy sensible en la inestable región de Medio Oriente y los gobiernos deberían manjearla con cuidado, opinó un economista que representa las posturas de los gobiernos miembros ante el FMI.
«Es un asunto delicado tanto económica como políticamente. Miremos lo que pasó en Argentina», dijo el experto a IPS en referencia a la crisis económica que empujó al país sudamericano a la cesación de pagos, estallidos sociales y la renuncia de dos presidentes en diez días.
Sin embargo, «la vida es dinámica y creo que finalmente llegarán a considerar muy bueno cobrar impuestos», opinó.
En los últimos años, los seis estados introdujeron el cobro de algunos servicios sociales gratuitos y procuraron atraer la inversión extranjera directa para diversificar la actividad económica y el mercado de trabajo.
En los pasados 25 años, los estados del Golfo atrayeron casi 40.000 millones de dólares de inversión extranjera, un volumen menor a uno por ciento del flujo mundial de capitales, según el Fondo Monetario Internacional. (FIN/IPS/tra-eng/em/aa/dc/if/02