La cotización del dólar siguió al alza este miércoles en Chile debido a la devaluación del peso argentino, que causó la caída bursátil de las empresas eléctricas españolas y el temor de los agricultores por la pérdida de competitividad frente a lácteos y granos del vecino país.
La economía chilena, que hasta la semana pasada parecía inmune ante la crisis de Argentina, sufre gradualmente desde el lunes los efectos del plan de ajuste del gobierno de ese país, que puso fin a la política monetaria de paridad de cambio de un peso argentino igual a un dólar.
La devaluación de la moneda argentina, de 28,6 por ciento en el mercado oficial, provocó un aumento de la demanda de dólares en Chile, tanto de especuladores que piensan lucrar con el nuevo cambio en Argentina, como de inversionistas que trasladaron capitales de los mercados bursátiles a la compra de divisas.
El dólar en las casas de cambio de Santiago cerró este miércoles a 667 pesos en la compra y 672 pesos en la venta, un aumento considerable respecto del viernes, cuando la divisa estadounidense se transó en promedios de 648 y 652 pesos chilenos.
El peso argentino se comercializó este miércoles en torno de los 350 pesos chilenos en la compra y 420 en la venta.
En tanto, las organizaciones empresariales del sector agrícola manifestaron su inquietud por la competencia que enfrentarán ante el menor costo de las importaciones de productos lecheros, de maíz y de arroz de Argentina.
Los productores chilenos temen, a su vez, que sus envíos de kiwis, manzanas y uvas de mesa dejen de ser competitivos en el mercado argentino, por su encarecimiento luego de la devaluación, advirtió Luis Schmidt, presidente de la Federación de Exportadores de Frutas.
Argentina es receptor de 11,5 por ciento de las ventas externas de frutas chilenas, informó el dirigente empresarial.
Javier Ramos, presidente de la Asociación de Productores de Leche, pidió al gobierno de Ricardo Lagos la aplicación de «urgentes medidas de salvaguardia», mediante modificación de aranceles, tras afirmar que su sector es el más desprotegido ante la competencia de los productos lácteos argentinos.
«Tiene que ser una medida de extrema urgencia. No se puede esperar a que comiencen a entrar los productos argentinos (más baratos) y se produzcan las consecuencias negativas, con una producción nacional gravemente afectada y en crisis», sostuvo Ramos.
El único sector agropecuario tradicional que hoy se considera a salvo de la devaluación argentina es el de las carnes rojas, ya que las importaciones desde el vecino país están prohibidas por el rebrote de fiebre aftosa en el ganado bovino de Argentina, registrado a comienzos de 2001.
El impacto sobre el sector agrícola chileno trasciende los aspectos comerciales, para implicar un alto riesgo laboral y social, en caso de caída de las exportaciones frutícolas o de crisis de la producción interna de leches y cereales.
La recolección de uvas en enero y febrero, así como de manzanas a partir de marzo, da empleo en Chile a unos 350.000 trabajadores temporales, en su mayoría mujeres de escasos recursos que carecen de ocupación estable el resto del año. Los trabajadores permanentes del sector agropecuario suman 780.000.
La severa crisis argentina y la devaluación del peso en ese país hicieron renacer en la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA), que nuclea a los empresarios rurales chilenos, las críticas a la asociación del país con el Mercosur (Mercado Común del Sur).
El tratado de libre comercio y de asociación de Chile con el bloque que conforman Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, que entró en vigencia en octubre de 1996, fue resistido por los agricultores tradicionales, temerosos de la competencia de carnes, lácteos y granos de esos países.
Andrés Santa Cruz, presidente de la SNA, exhortó este miércoles al Banco Central a bajar «en forma drástica» la tasa de referencia de intereses, actualmente de 6,5 por ciento, como un mecanismo para fortalecer el tipo de cambio y favorecer a los exportadores.
El directorio del Banco Central se reunirá este jueves para resolver sobre la materia, esperándose una reducción de los intereses de al menos medio punto porcentual, luego de la baja inflación de 2001, de sólo 2,6 por ciento.
Santa Cruz insistió en una disminución de un punto porcentual de los intereses e instó al Banco Central «a imitar a Alan Greenspan (presidente de la Reserva Federal estadounidense), que no ha tenido problemas en rebajar la tasa de interés para reactivar la economía».
El dirigente empresarial dijo que la mejor defensa ante la devaluación de Argentina es un tipo de cambio «alto y competitivo», en torno a los 700 pesos chilenos por dólar.
Por su parte, Gustavo Rojas, gerente de Desarrollo de la SNA, indicó que, «por cada punto de devaluación, el sector silvoagropecuario argentino mejorará su competitividad (exportadora) en 0,5 por ciento».
Los directivos agrícolas señalaron también que la crisis Argentina podría derivar en pérdidas del orden de 10 por ciento (unos 25 millones de dólares) en sus exportaciones a ese país por la falta de pagos de los envíos.
La esperanza de los agricultores es que un incremento de la cotización del dólar está cobrando cuerpo bajo el estímulo de la caída de los índices bursátiles, que reflejan a su vez el impacto de la devaluación argentina sobre los grandes consorcios eléctricos españoles.
El índice de precios selectivo de acciones (IPSA) de la Bolsa de Comercio de Santiago, que reúne a los 40 títulos más negociados, cayó este miércoles 1,70 por ciento, tras el descenso de 1,75 por ciento de la víspera.
Las acciones más afectadas fueron las del consorcio eléctrico Enersis y de la generadora Endesa, ambos controlados por Endesa- España, una de las mayores inversionistas tanto en Argentina como en Chile.
La cadena de tiendas Fallabela, con inversiones igualmente en el vecino país, sufrió también caídas en la cotización de sus títulos en el mercado chileno de valores.
La Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones, que tiene también capitales en Argentina, anunció este miércoles que reducirá sus inversiones previstas para este año en 25 por ciento, como consecuencia de la crisis del vecino país y del bajo precio internacional de la celulosa.
Sonda, una empresa chilena de informática que capta 14 por ciento de sus ingresos en Argentina, anunció también que está evaluando sus operaciones ante la «incógnita» que representa ese mercado, aunque su gerente general, Andrés Navarro, no descartó que la crisis le dé a la postre posibilidades de aumentar sus inversiones. (FIN/IPS/ggr/dm/if/02