Brasil obtuvo el año pasado un superávit comercial de 2.643 millones de dólares, el primer resultado positivo en la materia desde 1994, informó este miércoles el gobierno.
El desempeño «fue excepcionalmente bueno» si se considera los factores negativos que se cruzaron en el camino en el periodo, destacó la secretaria de Comerco Exterior del Ministerio de Desarrollo, Lytha Spíndola.
El estancamiento de Estados Unidos y el agravamiento de la crisis argentina, entre otros hechos, determinaron a mediados de 2001 la proyección de un pequeño saldo favorable de la balanza comercial brasileña, e incluso que pudiera repetir el déficit de 697 millones de dólares de 2000.
Los datos primarios divulgados por el sistema electrónico de comercio exterior señalan que las ventas alcanzaron a 58.223 millones de dólares el año pasado, 5,7 por ciento más que en 2000, mientras que las compras sumaron 55.580 millones, 0,5 por ciento menos que en el periodo anterior.
El buen resultado de 2001, debido a inesperados saldos positivos de los últimos meses, consolidó la opinión de analistas extranjeros sobre las buenas perspectivas de Brasil, reflejadas en una rápida recuperación de la moneda nacional frente al dólar desde noviembre, pese al colapso de la vecina Argentina.
Brasil acumuló en los seis años anteriores un déficit de 24.381 millones de dólares, más de mitad en 1997 y 1998. A partir de 1999, la devaluación del real, con cambio flotante, permitió aumentar las exportaciones y reducir o estabilizar las importaciones.
El gobierno espera aumentar el superávit en el próximo año a 5.000 millones de dólares. Brasil dispone de potencialidades para incrementar su participación en el comercio internacional, según Spíndola.
Además de la recuperación de la economía mundial, la conquista de nuevos mercados debe impulsar las ventas externas. El el caso de China, cuyo ingreso en la Organización Mundial de Comercio abrió su mercado a productos brasileños como azúcar, café y jugo de naranja, indicó la funcionaria.
Las previsiones son también positivas entre economistas independientes, pero oscilan en torno de los 4.000 millones de dólares. La crisis en Argentina, cuyas compras representan hoy menos de ocho por ciento de las exportaciones de Brasil, no afectará ese desempeño, según los expertos.
Un factor de inseguridad es que todo el saldo favorable se concentra en la agricultura, de precios inestables. Ese sector obtuvo en 2001 un superávit cercano a 18.000 millones de dólares, 4.000 millones más que en el año anterior, calculó el ministro de Agricultura, Marcus Pratini de Moraes.
La soja, el azúcar y las carnes determinaron casi toda esa expansión. De enero a noviembre, la exportación de soja y sus derivados (salvado y aceite) sumó 5.064 millones de dólares, con un aumento de 25 por ciento respecto de igual período de 2000.
Un crecimiento más impresionante, de 102 por ciento, obtuvo el azúcar, con ingresos de 2.127 millones de dólares en los 11 primeros meses del año pasado. La carne de pollo, vacuno y cerdo contribuyó con 2.478 millones de dólares, un aumento de 50 por ciento sobre enero-noviembre de 2000.
Otros productos, como el maíz y el algodón, representaron aportes distintos. Sus grandes importaciones hasta 2000 fueron sustituidas por excedentes exportables, que determinaron el ingreso de unos 800 millones de dólares, de acuerdo con Pratini de Moraes.
El ministro de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior, Sergio Amaral, predijo para 2002 la repetición de las tendencias del año pasado, un aumento de cinco por ciento de las exportaciones y relativa estabilidad de las importaciones.
En la agricultura, las previsiones apuntan una cosecha récord de 100 millones de toneladas de granos, elevando la capacidad exportadora del país.
Además, el sector de bienes electrónicos y de informática, de intercambio negativo para Brasil en cerca de 8.000 millones de dólares, moderará su voracidad importadora.
Las telecomunicaciones tuvieron una expansión sin precedentes en Brasil, expresada en la multiplicación por tres de la cantidad de teléfonos fijos y móviles desde la privatización del sector en julio de 1998. Ese esfuerzo se cumplió con abultadas importaciones, que tenderán a reducirse a partir de este año.
En otras áreas industriales, Brasil empieza también a cosechar los frutos de la reestructuración forzada por la apertura del mercado en los años 90.
Los avances en productividad permitieron a la industria textil, por ejemplo, obtener en 2001 un superávit de cerca 80 millones de dólares, tras muchos años de saldo negativo. Este año, los empresarios del sector espera multiplicar por cuatro ese resultado. (FIN/IPS/mo/ff/if/01