Bangladesh, uno de los países de menor desarrollo, perderá pronto los modestos avances que ha alcanzado en materia económica, y entre dos y tres millones de sus 133 millones de habitantes se sumergirán debajo de la línea de pobreza, pronosticaron expertos.
Para evitarlo, donantes internacionales y organizaciones no gubernamentales comienzan a poner en marcha proyectos de desarrollo concentrados en la capacitación y el fortalecimiento de las posibilidades de quienes viven en la pobreza absoluta.
La producción de alimentos aumentó en Bangladesh a más del doble en las últimas décadas, y el porcentaje de su población por debajo de la línea de la pobreza cayó de más de 65 por ciento en la década del 70 a 44,7 por ciento en la actualidad.
En 2001 se estimó que la economía crecería 5,7 por ciento.
Pero en Bangladesh, que figura en el lugar 146 de los 174 países considerados de acuerdo con el índice de desarrollo humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), aún sobreviven 30 millones de personas con menos de un dólar por día, y en el corto plazo ese sector podría crecer.
A la categoría de la pobreza absoluta se suman cada año 500.0000 personas, dos tercios de ellas mujeres. Según los expertos, será cuestión de tiempo antes de que el país sea testigo de la forma en que la creciente pobreza ahoga los avances logrados con esfuerzo.
La recesión económica mundial y el aumento de los precios del petróleo, el gas natural, la electricidad, el agua y la gasolina pronto empujarán a entre dos y tres millones de personas más por debajo de la línea de pobreza, pronosticó el departamento de Economía de la Universidad de Dhaka.
Donantes internacionales estudian la forma de entregar ayuda de emergencia a los sectores más desfavorecidos de la sociedad y medios para dejar atrás la pobreza.
La mayor organización no gubernamental del país, la Comisión para el Avance Rural de Bangladesh, también prepara planes alternativos para hacer frente a los pronósticos negativos.
El Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), por ejemplo, informó que unos cuatro millones de pobres de Bangladesh reciben alimentos de su Programa de Desarrollo de Grupos Rurales Vulnerables, que brinda ayuda de emergencia después de desastres naturales o de malas cosechas.
Pero muchos trabajadores de ayuda humanitaria reconocen que los alimentos, los paquetes de emergencia e incluso los microcréditos tienen poco impacto sobre el crecimiento económico y no han logrado mejorar la calidad de vida de los pobres.
Los habitantes más pobres entre los pobres sufren desnutrición y por lo tanto se enferman más. En general, son analfabetos.
El PMA cree que únicamente con alimentos no será posible ayudar a los pobres de Bangladesh, y en 2001 inició un proyecto quinquenal al que asignó 200 millones de dólares destinado al sector de la población que vive en la pobreza absoluta.
El proyecto se concentra en el desarrollo de las capacidades humanas más que en infraestructura para el desarrollo.
La Unión Europea adoptó un criterio similar, y anunció que sustiuirá la ayuda en alimentos por dinero, para aumentar el ingreso de los pobres y la producción de comida.
El más ambiguo de los nuevos proyectos quizás sea el de la Comisión para el Avance Rural de Bangladesh, que lanzó un programa de cinco años a partir de este mes, con un costo de 49 millones de dólares.
Los fondos para este plan serán entregados por el Departamento de Desarrollo Institucional de Gran Bretaña, la Unión Europea y Holanda.
El proyecto, denominado «Desafío a las fronteras de la reducción de la pobreza», se basa en la transferencia de activos, la capacitación, la salud y el desarrollo social.
La transferencia de activos, por ejemplo, entregará vacas, medios locales de transporte y otros insumos a 70.000 mujeres para mejorar su capacidad de generar ingresos.
El área de capacitación pretende mejorar las habilidades de 800.000 personas. Las personas favorecidas por el programa recibirán nueve dólares por año para que hagan frente al tratamiento de trastornos menores de salud.
La Comisión para el Avance Rural espera que todo esto permita a un millón de personas cumplir los requisitos para recibir microcréditos.
En general, los más pobres no logran acceder a programas de crédito, perpetuando su situación. (FIN/IPS/tra-en/tb/ccb/js/lp- mj/dv/02