Estados Unidos debe respetar los derechos de los prisioneros capturados en Afganistán, urgió la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Mary Robinson.
«Todos los detenidos deben ser tratados con humanidad bajo cualquier circunstancia, de acuerdo con el Convenio Internacional sobre Derechos Civiles y Políticos y la Convención de Ginebra de 1949», dijo a la prensa en Ginebra, el miércoles.
Hasta la semana pasada, Estados Unidos tenía en su base militar de Guantánamo, Cuba, unos 100 prisioneros pertenecientes al derrocado régimen del grupo fundamentalista islámico Talibán y a la red terrorista Al-Qaeda. Otros 320 permanecen en Kandahar.
Al Qaeda es dirigida por el saudí Osama bin Laden, el principal sospechoso de los atentados del 11 de septiembre en Nueva York y Washington, que dejaron más de 3.000 muertos.
Muchos de los prisioneros afganos y árabes llegan encapuchados, esposados, engrillados y sedados.
El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Kofi Annan, respaldó la exhortación de Robinson. «El secretario general coincide con lo expresado» por Robinson, dijo el portavoz Fred Eckhard.
Estados Unidos se ha reservado el derecho de juzgar a los detenidos según sus propias normas, y se niega a llamarlos prisioneros de guerra, porque esta calificación les otorgaría la protección prevista en la Convención de Ginebra.
Sin embargo, funcionarios de Washington insistieron en que los combatientes capturados reciben trato humano.
Se les ofrece tres comidas «culturalmente apropiadas» al día y también la oportunidad de bañarse, realizar ejercicios y tener atención médica, declaró Victoria Clarke, portavoz del Pentágono.
Robinson señaló que los prisioneros pertenecían a Talibán y Al- Qaeda, involucrados en un conflicto armado con Estados Unidos, y por lo tanto eran combatientes en una guerra internacional.
En consecuencia, dijo, su estatuto está definido y protegido por la Convención de Ginebra de 1949, que rige el tratamiento de los prisioneros de guerra.
«Un tribunal competente, acorde con las disposiciones de la Convención de Ginebra», debe definir el estatuto jurídico de los prisioneros, afirmó Robinson.
La alta comisionada recordó que Estados Unidos ha ratificado tanto el Convenio Internacional sobre Derechos Civiles y Políticos como la Convención de Ginebra.
«Considero importante en tiempos de dificultades que se defiendan y observen las normas humanitarias y de derechos humanos internacionales», expresó.
Todavía no se conocen las acusaciones específicas contra los detenidos, pero el Comité Internacional de la Cruz Roja y funcionarios consulares iban a tener acceso a los prisioneros, informó Robinson.
Activistas de los derechos humanos también criticaron las condiciones de detención.
La organización Amnistía Internacional señaló que los planes de albergar a los detenidos en jaulas infringen las normas mínimas de un tratamiento humano, y que las celdas transitorias para los prisioneros afganos son más pequeñas que las permitidas para los presos comunes en Estados Unidos.
El secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, aseguró que los prisioneros se encuentran «en un ambiente mucho más hospitalario que donde fueron encontrados».
Sin embargo, Jamie Fellner, del grupo neoyorquino Human Rights Watch, sostuvo que el tratamiento otorgado a los prisioneros no se ajusta a las normas internacionales.
«Nos preocupan las condiciones de prisión, las jaulas abiertas, las cadenas», manifestó Fellner.
Robinson, ex presidenta de Irlanda, es la única alta funcionaria de la ONU que ha urgido a Estados Unidos y Gran Bretaña a investigar la matanza de cientos de prisioneros de Talibán en la ciudad afgana de Mazar-i-Sharif, en diciembre.
La funcionaria firmó el mes pasado una declaración conjunta con el Consejo de Europa y la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa que advirtió a todos los gobiernos contra la violación de derechos humanos y civiles en su campaña contra el terrorismo.
Robinson se refirió a las nuevas restricciones a las libertades civiles en Estados Unidos, Canadá y Gran Bretaña, entre ellas la detención sin juicio y las escuchas telefónicas.
El embajador de Estados Unidos ante la ONU, John Negroponte, respondió que no tiene ninguna preocupación en ese sentido, «y Mary Robinson no debería tenerla tampoco».
«Estoy totalmente convencido de que todo lo que hagamos para responder a los ataques terroristas estará de acuerdo con nuestros valores políticos e históricos», declaró Negroponte. (FIN/IPS/tra- en/td/aa/mlm/hd/02