Los problemas ambientales del planeta han empeorado desde la Cumbre de la Tierra de 1992, en la cual se intentó comenzar a resolverlos, según un nuevo informe de la organización no gubernamental Worldwatch Institute (WI).
La Cumbre de la Tierra, o Conferencia de las Naciones Unidas sobre Ambiente y Desarrollo, se realizó en Río de Janeiro y criticó el modelo de desarrollo dominante en el mundo, cuyas bases son uso intensivo de materias primas, consumo y desperdicio en escalas masivas, y quema de combustible fósil.
Eso creó grandes esperanzas sobre el avance de un modelo alternativo más justo y sustentable, señaló WI, con sede en Washington, en la última edición de su informe anual «Estado del Mundo», de 265 páginas, que se dio a conocer el jueves.
Los autores del estudio admitieron que se han registrado algunos avances sociales y ambientales desde 1992, entre ellos la eliminación en países industrializados del uso de productos que afectan la capa de ozono de la atmósfera, y la disminución del número de muertes por neumonía, diarrea y tuberculosis.
Sin embargo, los esfuerzos posteriores a la Cumbre de la Tierra carecieron de la potencia, la rapidez o la base social necesarias, y aumentaron presiones negativas sobre ecosistemas debido al recalentamiento del planeta, la contaminación del agua y la pesca depredadora, entre otros factores, destacaron.
«Aún estamos lejos de poner fin a la exclusión económica y ambiental que perjudica a miles de millones de habitantes del planeta», afirmó el presidente de WI, Christopher Flavin.
La emisión de gases que causan el efecto invernadero al retener calor en la atmósfera, a los cuales la mayoría de los científicos consideran responsables del recalentamiento del planeta, aumentaron más de nueve por ciento en los últimos 10 años.
De 1990 a 2000, la emisión de esos gases en Estados Unidos aumentó cerca de 18 por ciento.
«Los registros mundiales de temperatura indican que los años 90 fueron los más cálidos desde que comenzaron esas mediciones, en el siglo XIX, y científicos han documentado una elevación de 10 a 20 centímetros en el nivel promedio de las aguas en el mundo durante el último siglo», según WI.
La protección de la biodiversidad fue jerarquizada en 1992, pero la extinción de especies desde entonces muestra que las medidas en la materia deben fortalecerse, y la mayor amenaza a la flora y la fauna fue la pérdida de habitat por acciones humanas, apuntó.
Entre esas acciones estuvieron muchas relacionadas con la agricultura, la cría de ganado, la minería, la tala de bosques y la expansión urbana, explicó.
De 1990 a 2000 se redujo 2,2 el área boscosa del mundo, crucial para la supervivencia de especies amenazadas, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, enfatizó.
Cuando se realizó la Cumbre de la Tierra, más de 10 por ciento de los arrecifes de coral, habitat clave de especies marinas, sufrían graves daños por contaminación, aumento de la temperatura de las aguas, minería y pesca, y en la actualidad cerca de 27 por ciento del total de esos arrecifes están en esa situación.
«Los arrecifes de coral sólo son superados por los bosques en términos de riqueza biológica, y su pérdida en gran escala implica en forma inevitable grandes perjuicios para numerosas especies», subrayaron los autores del informe.
En los años 90 se registró un crecimiento sin precedentes del producto bruto mundial, por valor de más de 10 billones de dólares, pero en ese periodo la cantidad de personas que viven en la pobreza casi no varió, y se mantuvo en torno a 1.000 millones, comentaron.
«La brecha entre ricos y pobres se ensanchó en muchos países durante los años 90, con perjuicio de la estabilidad social y económica, pero a la prosperidad promedio del mundo en esa década», dijo Flavin.
Las muertes relacionadas con la infección por el virus de inmunodeficiencia humana, causante del sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), se multiplicaron por más de seis en los años 90, recordaron.
En ese periodo, la longevidad en los países ricos llegó a niveles sin precedentes, pero al mismo tiempo murieron cada día de 14.000 a 30.000 personas debido a enfermedades transmitidas por el agua en el mundo en desarrollo, advirtieron.
El aporte insuficiente de fondos a iniciativas ambientales, el estancamiento del gasto en asistencia internacional al desarrollo y el endeudamiento de los píses en desarrollo impidieron el avance del mundo en términos ambientales y sociales, aseveraron.
Entre los resultados positivos de la Cumbre de la Tierra deben incluirse grandes avances de la comunidad internacional, como los tratados sobre cambio climático, productos químicos tóxicos y biodiversidad, reconocieron.
En la actualidad, hay más de 500 acuerdos internacionales sobre cuestiones ambientales, pero pocos incluyen objetivos definidos, cronogramas para alcanzarlos y disposiciones adecuadas para asegurar su cumplimiento, lamentaron.
«El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente ha realizado grandes esfuerzos para evitar la reducción de su presupuesto anual, de unos 100 millones de dólares, pero el gasto militar mundial es en la actualidad más de 2.000 millones por día», afirmó WI.
La asistencia internacional anual al desarrollo era 69.000 millones de dólares en 1992, y disminuyó desde entonces hasta llegar a 53.000 millones en 2000, pese a que en ese periodo el producto bruto mundial aumentó más de 30 por ciento, enfatizó.
Los participantes en la Cumbre de la Tierra se comprometieron a reducir el endeudamiento de los países en desarrollo y con ecomomías en transición, que sin embargo aumentó 34 por ciento desde 1992, hasta llegar a 2,5 billones de dólares en 2000, indicó.
La Cumbre Mundial de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sustentable, que se prevé llevar a cabo en Johannesburgo desde el 26 de agosto, para revisar el cumplimiento de las metas fijadas en Río de Janeiro, debe lanzar una «guerra mundial contra la pobreza y la degradación ambiental», recomendó.
Esa campaña debe ser tan agresiva como la «guerra contra el terrorismo» lanzadas por Estados Unidos tras los atentados del 11 de septiembre en Nueva York y Washington, y contar con fondos tan abundantes como ella, alegó.
La satisfacción de necesidades humanas básicas y la protección de recursos naturales vitales como el agua potable, los bosques y las especies marinas son requisitos para la salud y la estabilidad de las sociedades, explicó.
La cumbre de Johannesburgo ayudará a saber si las naciones del mundo pueden afrontar juntas urgentes cuestiones ambientales y sociales, o «seguirán en un camino de destrucción, que conduce a pobreza, degradación del ambiente, terrorismo y guerra», dijo Hilary French, coautora del informe. (FIN/IPS/tra-eng/dk/aa/en/02