ASIA CENTRAL: China compite con EEUU por influencia regional

China se esfuerza por presentar a un foro de Asia central del que también participa Rusia como un exitoso mecanismo de seguridad regional, en un intento de afirmar su protagonismo en una región cada vez más influida por Estados Unidos.

En una reunión de un día de los cancilleres de la Organización de Shangai para la Cooperación (OSC), en Beijing, China demostró el lunes su determinación de transformar ese foro en un pacto formal que atienda amenazas comunes de terrorismo transfronterizo.

«Esto es apenas el comienzo de nuestra cooperación», declaró Zhou Li, subdirector general del departamento de asuntos de Europa oriental y Asia central de la cancillería china.

«Aún no tenemos lista la carta de la organización, pero a medida que el pacto comience a tomar forma, aumentaremos nuestros esfuerzos de lucha contra el terrorismo, el separatismo y el extremismo», agregó.

En una declaración conjunta al final de la reunión, los miembros concordaron con China en que en la «guerra mundial contra el terrorismo» no debe haber doble discurso y prometieron combatir el terrorismo en todas sus formas, incluso dentro de sus países.

China, Rusia y cuatro estados de Asia central acordaron establecer una agencia regional antiterrorista y un mecanismo de respuesta de emergencia que prevé reuniones ministeriales ad-hoc de los estados miembros.

Así mismo, autorizaron a sus cancilleres a emitir declaraciones conjuntas sobre cuestiones de interés común.

Con la llegada a su fin de la guerra en Afganistán, que colocó tropas estadounidenses en el patio trasero de China, Beijing se vio obligado a reclamar influencia en Asia central.

Al igual que Estados Unidos, China precisa asegurarse importaciones de petróleo de Medio Oriente y Asia central. Actualmente, China depende de las importaciones para satisfacer 40 por ciento de su demanda de petróleo, y se prevé que esta dependencia crecerá en los próximos años.

El interés a largo plazo de China consiste en construir relaciones estables con los países de Asia Central y Medio Oriente para asegurarse suministros seguros de petróleo y gas natural. Esto implica la adopción de una línea dura contra el terrorismo transfronterizo y el fundamentalismo islámico.

Si bien China respaldó la campaña antiterrorista de Estados Unidos, le perturba la presencia militar estadounidense en su frontera occidental.

Analistas chinos afirmaron que, al pelear contra el régimen Talibán en Afganistán, Washington cumplió un doble propósito político en la región.

En una entrevista concedida a fin de año al diario People's Daily, el canciller chino Tang Jiaxuan elogió la nueva era de cooperación entre Beijing y Washington luego de los atentados del 11 de septiembre, pero advirtió que «los principios de la relación no han cambiado».

La venta de armas de Estados Unidos a Taiwan y la decisión de Washington de retirarse unilateralmente del Tratado de Misiles Antibalísticos de 1972 siguen siendo las principales causas de disputa bilateral.

Sin embargo, en la reunión de la OSC, Beijing se cuidó de no perturbar las frágiles relaciones con Washington.

Por esta razón, la declaración conjunta de los cancilleres omitió la habitual crítica a la supremacía de Estados Unidos.

En cambio, los cancilleres de China, Rusia, Kazajistán, Kirguistán, Tajikistán y Uzbekistán destacaron que la lucha contra los «tres vicios» (el terrorismo, el separatismo y el extremismo) es parte de la guerra mundial contra el terrorismo.

«En nuestra lucha contra esos tres vicios, reconocemos tres objetivos en la lista de amenazas comunes para los miembros de la OSC: las fuerzas terroristas de Chechenia, las del Turkistán y el movimiento islámico de Uzbekistán», declaró Zhou Li.

El grupo regional fue fundado en 1996 como «Los cinco de Shangai», con la meta primaria de estabilizar las fronteras comunes mediante la reducción mutua de fuerzas armadas. Uzbekistán se sumó al grupo el año pasado.

A medida que las tensiones fronterizas disminuyeron, el grupo se concentró en mejorar su cooperación en el combate al fundamentalismo religioso, el separatismo étnico y el terrorismo internacional.

La alianza tomó su fuerza de la oposición común a la hegemonía de Estados Unidos y a su influencia en Asia central.

Aunque estar del lado de Washington en la guerra en Afganistán desplazó la agenda regional de la OSC, Beijing espera que la formulación de la nueva constitución del grupo a tiempo para la cumbre junio en San Petersburgo, Rusia, transforme a la OSC en un primer actor dentro de Eurasia.

«La clave del papel de la OSC es la autoconstrucción, la unidad y la cooperación entre sus miembros», destacó el presidente chino, Jiang Zemin, ante los cancilleres. (FIN/IPS/tra- en/ab/js/mlm/ip/02

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