(Arte y Cultura) LITERATURA-CUBA: Feria del Libro rivaliza con festival de cine

La Feria Internacional del Libro de La Habana, que este año incluirá a otras 17 ciudades, comenzó a rivalizar con el festival de cine entre los acontecimientos culturales de mayor alcance y popularidad de Cuba.

Unos cinco millones de ejemplares se pondrán a la venta en la undécima edición de la Feria, programada del 7 al 17 de febrero en la capital de Cuba y del 18 de ese mes hasta el 11 de marzo en el interior del país.

«Ya avisé en mi trabajo que quiero dos días libres en febrero a cuenta de mis vacaciones», dijo Rosalía González, de 55 años, quien cada diciembre solicita también una semana de su descanso anual para «ver buenas películas».

González, gran aficionada a la lectura, entiende que la Feria es una buena ocasión para comprar libros, sobre todo de literatura infantil, aunque hay que ir «con dinero y tiempo suficiente por los precios y el lugar donde se realiza».

La exposición y comercialización literaria se efectúa desde hace pocos años en la Fortaleza San Carlos de la Cabaña, una edificación militar del siglo XVIII que formó parte del sistema defensivo de la colonia española para resguardar a su «más querida joya del Caribe».

Ese recinto, situado al este de la bahía de La Habana, integra el complejo arquitectónico declarado Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, aunque resulta poco accesible y algo distante del centro de la ciudad.

A pesar de ese contratiempo, la décima edición realizada en febrero del año pasado convocó a unas 20.000 personas, cantidad que este año se espera sea superada ampliamente debido a que prácticamente se abarcará todo el país.

«La gente espera la Feria casi como el festival de cine, pues se ha ganado su propio espacio, no sólo por los libros sino también por todo el programa colateral relacionado con éstos», comentó González, maestra de una escuela primaria capitalina.

Organizadores de la Feria Internacional del Libro de La Habana informaron que coordinarán con las autoridades capitalinas las medidas necesarias para aumentar los medios de transporte hacia el lugar de la muestra, además de que se evitará programar presentaciones, foros o encuentros en las últimas horas del día.

Las ventas se realizarán en 10 lugares especialmente adecuados, que abarcan un área de 1.700 metros cuadrados, mientras que para la literatura juvenil e infantil se habilitarán tres carpas de 36 metros cuadrados cada una y otros 20 puntos adicionales.

Dos millones de los cinco millones de ejemplares se expondrán en la feria habanera, mientras que el resto se distribuirá en las 17 sedes que cubren el país desde Pinar del Río, en el occidente, hasta Guantánamo, en el extremo oriental, sin olvidar Nueva Gerona, en el municipio especial Isla de la Juventud.

«Sin duda que será la más abarcadora e impactante de las ferias del libro realizadas hasta ahora», comentó a IPS el poeta Luis Suardíaz, para quien la extensión de la muestra a otras ciudades propiciará el intercambio y el movimiento cultural en todo el país.

El programa de la Feria Internacional del Libro incluye en todas las sedes, además de la comercialización, numerosas conferencias sobre cuestiones diversas y encuentros entre autores y lectores, precisó Suardíaz.

Las autoridades prevén la participación de 64 casas editoriales cubanas y 44 procedentes de 19 países, entre los que se cuentan España, Italia, Francia y varios de América Latina.

La Feria estará dedicada este año a Francia, que ocupará 406 metros cuadrados de área de exposición y convocó para la ocasión a dos concursos literarios, uno de traducción de poesía de lengua francesa y otro de ensayo sobre la presencia de la cultura de ese país en Cuba.

Entre los 30 autores franceses que habrían confirmado su asistencia a la Feria figura J.M.G. Le Clézio, considerado uno de los más pródigos escritores contemporáneos.

Una de las novedades mencionadas por los organizadores es la presentación de más de 400 títulos publicados por el sistema de impresión digital en editoriales del interior de Cuba, que hasta ahora sólo se conocen en sus territorios de origen.

Funcionarios del Instituto Cubano del Libro señalaron que la Feria facilita el acercamiento a la literatura del país y enlaza el libro cubano con el mundo editorial de otros países, algunos de los cuales tienen mayor desarrollo tecnológico en esta esfera.

Hasta fines de los años 80, las transacciones que se realizaban en estas muestras se basaban en especial en la compra y venta de obras desde y hacia los países del desaparecido campo socialista, que abarcaba a los principales socios económicos de la isla.

En la década del 90 y luego de la desaparición del bloque socialista y de la Unión Soviética, el principal objetivo de la Feria Internacional del Libro de La Habana apunta a la búsqueda de alternativas de colaboración, ediciones conjuntas y operaciones combinadas entre las empresas cubanas y las del Norte industrializado.

La industria editorial cubana fue duramente golpeada por la crisis económica que afronta Cuba desde principios de la pasada década. Así, de tiradas de 20.000 o 30.000 ejemplares por título hace unos 10 años, se pasó a las actuales de 2.500 o 3.000.

En la actualidad se edita un promedio de 3.000 ejemplares por título, aunque también hay producciones de hasta 150.000, como fueron los casos de las reediciones de El Principito, del francés Antoine de Saint-Exupery, y de la Edad de Oro, del cubano José Martí (1853-1895).

Una característica de la producción en estos momentos es que aumenta el número de títulos y disminuyen las tiradas. «En el mundo, lo común es que las primeras ediciones oscilen entre los 2.000 y los 3.000 ejemplares», explicó un directivo de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC).

Cuba cuenta con unas 80 casas editoras, muchas de las cuales han optado por las coediciones con empresas extranjeras para reactivar sus producciones.

Una de las quejas más escuchadas entre los aficionados a la lectura es que, tras autorizarse la libre circulación del dólar en el país, en 1993, «lo bueno en literatura hay que buscarlo en la red comercial en divisa libremente convertible».

Antes de desatarse la crisis, el precio promedio del libro cubano era de 80 centavos, pero en los tiempos actuales un buen título de autor cubano puede alcanzar 20 o 25 pesos, casi un dólar según el cambio en el mercado paralelo e igual cantidad en dólares según la paridad oficial.

El salario medio en Cuba apenas es de poco más de 220 pesos.

Los textos de producción cubana se adquieren en la Feria en moneda nacional, pero las ofertas de alimentos y bebidas se mantienen en dólares.

«Esto es un problema para quienes desean pasar el día recorriendo las muestras y no disponen de ingresos en esta moneda, pero la gente va igual», comentó González. (FIN/IPS/pg/dm/cr/02

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