El impacto del arte, la arquitectura y las tradiciones de China en la cultura musulmana de Indonesia es indeleble, pese a que la comunidad china constituye apenas tres por ciento de los 210 millones de habitantes de este país.
Los mercaderes chinos jugaron un papel decisivo en la islamización de Indonesia a partir del siglo X, mientras la influencia china es evidente en las mezquitas (templos musulmanes) locales, afirman investigadores.
Aunque fue gracias al contacto con predicadores y comerciantes musulmanes de otras tierras que Indonesia se convirtió en el país con más población islámica del mundo, también China meridional tuvo una floreciente comunidad islámica, cuyos mercaderes viajaban al archipiélago como negociantes y mensajeros del Islam.
Barcos mercantes chinos comenzaron a visitar las islas que ahora constituyen Indonesia entre los años 259 y 400 después de Cristo. Pero los académicos destacan que los comerciantes chinos musulmanes fueron particularmente activos en las islas de Java y Sumatra durante el siglo X.
La población local aceptó la fe por la necesidad de comerciar con los chinos. «Mientras les enseñaban la nueva religión, los comerciantes chinos regateaban por sedas y otros bienes de lujo», relató Husein Umar, conocido religioso musulmán de Yakarta.
Los comerciantes «se comunican fácilmente con otras personas y son buenos para convencer, incluso sobre la religión en la que creen», apuntó el profesor de ciencia política de la Universidad de Indonesia, Bachtiar Aly.
Los mercaderes chinos musulmanes fueron figuras vitales en Demak, el primer sultanato islámico de Java después de la hegemonía del reino Sriwijaya, en el siglo XII, recordó Aly.
Pero es muy posible que la influencia china se hubiera afianzado incluso sin la presencia de estos comerciantes. Después de todo, los barcos mercantes chinos llegaban a las islas indonesias antes y después de ese periodo.
Esto explica la mayor presencia cultural china en las ciudades portuarias, en las que algunos chinos se instalaron y se unieron a mujeres locales.
Las artesanías y productos que transportaban los barcos chinos eran tan admirados que pronto los artesanos locales comenzaron a imitarlos o a incorporar algunos de sus diseños.
El toque chino está presente en los trabajos en madera laqueada en rojo y negro, los muebles y cajas para joyas, muy populares en Indonesia.
En Cirebon, al occidente de la isla de Java, muchos diseños de cerámicas y pinturas son de origen chino, y llegaron en primer lugar a los palacios y las mezquitas.
Los turistas que visitan el palacio del sultán pueden apreciar las puertas de entrada festoneadas con motivos de nubes, jardines y aninmales, frecuentes en la artesanía china.
Los platos ornamentales chinos también decoran el interior de palacios y mezquitas, dándoles un toque único en el mundo islámico. Los motivos chinos aparecen en muchos templos de Demak, Kudus y Japara, en Java occidental.
A lo largo de Java y Sumatra pueden encontrarse templos chinos en ciudades y pueblos. En Tuban, en el norte de Java, es muy común el uso del rojo y el dorado en intrincados trabajos en madera.
Pero la presencia china se extendió más allá de las artes, y alcanzó costumbres y tradiciones, como el uso de fuegos de artificio durante las celebraciones comunales.
En las áreas periféricas de Yakarta, por ejemplo, los petardos y fuegos artificiales acompañan a la pareja recién casada a su nuevo hogar, donde se la recibe recitando pasajes del Corán, el libro sagrado del Islam.
En el sur de la isla de Borneo, la novia y el novio usan vestimenta de estilo chino, y los familiares y amigos los rodean en un círculo para hacerles oír extractos del texto musulmán.
Paradójicamente, los descendientes de quienes introdujeron tales tradiciones no fueron tan aceptados.
Los historiadores sitúan el origen del resentimiento hacia la minoría china durante la era colonial holandesa, cuando los chinos actuaron como intermediarios comerciales entre la potencia hegemónica y el pueblo.
Los chinos indonesios volvieron a ser blanco de iras después de la era del presidente Alí Sukarno (1945-1965), por su supuesto apoyo al Partido Comunista, acusado de intentar derrocar al gobernante.
El régimen de Alí Suharto, que desplazó a Sukarno con un golpe de estado en 1965, suprimió las prácticas y costumbres chinas. Pero de todos modos, la población creyó que el gobierno favorecía a los ricos comerciantes chinos.
Poco después de la renuncia de Suharto, en mayo de 1998, la comunidad china fue víctima de reiterados actos de violencia, como el saqueo de sus hogares y tiendas, y de ataques físicos y violaciones, durante manifestaciones sociales de descontento por la situación económica y política. (FIN/IPS/tra-en/aa/cb/lp/cr/02