ARGENTINA: Italia acude en ayuda de sus inversores

El gobierno de Italia acudió este jueves en ayuda de la populosa comunidad de origen italiano en Argentina, con la creación de una unidad de crisis y de una oficina para apoyar a las empresas nacionales con intereses en aquel país.

El subsecretario del Ministerio para las Actividades Productivas, Adolfo Urso, explicó que la unidad de crisis estudiará medidas para asistir a los italianos residentes en Argentina, un país en grave crisis social e institucional.

Más de la mitad de los 36 millones de argentinos son de ascendencia italiana.

Argentina intenta superar la crisis institucional derivada de la renuncia al gobierno el 20 de diciembre de Fernando de la Rúa, con la asunción el miércoles del presidente provisional, Eduardo Duhalde, designado el día anterior por la Asamblea General legislativa, la unión de las dos cámaras parlamentarias.

Urso también anunció que se instalará una oficina de asistencia gratuita a las empresas italianas en la sede que el Instituto para el Comercio Exterior (ICE) tiene en Buenos Aires.

Al mismo tiempo, ha dispuesto un fondo de 30 millones de dólares, la mitad del cual es financiado por el Banco de la Nación Argentina, para participar en nuevas empresas mixtas ítalo- argentinas.

Pero Sace, la agencia italiana que asegura las inversiones en el extranjero, en línea con las directivas del Fondo Monetario Internacional (FMI), abrió una «pausa de reflexión» sobre la política a llevar a cabo en Argentina.

Los seguros a las inversiones de las empresas italianas en ese país sudamericano alcanzaban a comienzos de diciembre a 667,8 millones de dólares.

En tanto, los créditos otorgados por los bancos italianos en Argentina suman unos 4.000 millones de dólares, casi 3.000 millones de los cuales fueron entregados por la Banca Nazionale del Lavoro.

El economista italiano Luigi Ruggerone dijo que, una vez que se concrete la anunciada devaluación del peso argentino frente al dólar, «el riesgo principal es político».

Ruggerone entiende que esa decisión «podría llevar a un vacío institucional que el nuevo presidente de Argentina, Eduardo Duhalde, deberá tratar de cubrir».

El experto aconsejó a los que compraron títulos argentinos a seguir el único camino posible, que es esperar para negociarlos a que retorne la normalidad política, pues vender hoy, siempre y cuando se encuentre algún comprador, significa sufrir una pérdida de entre 70 y 80 por ciento de su valor nominal.

Sin embargo, advirtió que Argentina no se normalizará al menos antes de un año, por lo tanto, los que no pueden esperar, seguramente «abandonarán la nave en peligro».

Los grandes grupos económicos seguramente no se moverán de ese país, «porque tienen las espaldas anchas y sólidas para resistir, aunque no se sabe hasta cuando», añadió.

Ruggerone reconoció que, en cambio, les será difícil resistir a los inversionistas pequeños y medianos que llegaron a Argentina atraídos por el milagro prometido en los comienzos de la década del 90 por Domingo Cavallo, entonces ministro de Economía del gobierno de Carlos Menem (1989-1999).

En los ambientes financieros italianos circulan rumores sobre el comienzo del éxodo de Argentina de empresarios italianos.

Los títulos de deuda argentina en manos de grandes, medianos y pequeños inversionistas italianos suman unos 17.000 millones de dólares, según registros de la Oficina Italiana de Cambios.

Pero operadores financieros de Lugano, Suiza, y de Luxemburgo, suponen que los bonos argentinos en poder de inversores italianos podrían llegar a 26.000 millones de dólares, si se toman en cuenta las transacciones realizadas fuera de su país.

La caída del rendimiento de los títulos públicos italianos, que en junio pasado daban un interés de tres y cuatro por ciento, llevó a muchos inversores de este país a comprar bonos argentinos de deuda, nominados en dólares, que les aseguraba entonces 12,75 por ciento de interés.

Entre las pequeñas y medianas empresas italianas existe un verdadero pánico y por eso es necesario estudiar rápidamente la forma de asesorarlas, dijo el director general del ICE, Gioacchino Gabutti.

La economía argentina se encuentra en estado de coma desde hace un par de años, «agravada por la escasa decisión con la cual actuó el gobierno de De La Rúa», indicó.

Sin embargo, «existe aún un tejido económico que puede ser reactivado con un plan de apoyo internacional, como la moratoria de la deuda externa, ayuda a la reconstrucción, incentivos a las empresas para que resistan la tentación de abandonar ese país en crisis», manifestó.

Gabutti cree que «no será fácil, pero es el único modo para salvar a Argentina y a las inversiones italianas» en ese país.

Entre las grandes empresas italianas que decidieron no esperar se encuentra Fiat, que en 1996 había inaugurado un nuevo establecimiento en Córdoba, una fábrica que jamás entró plenamente en actividad.

Fiat, la mayor empresa automovilística italiana, en el marco de un plan de reestructura mundial, anunció su retiro de Argentina el 10 de diciembre, antes de que estallara la crisis institucional.

Mientras, siguen con atención los pasos políticos en Argentina otras grandes firmas italianas radicadas en ese país, como Parmalat, el coloso de lácteos, Telecom, de telecomunicaciones y que tiene 33 por ciento de las acciones de Telecom Argentina, y Olivetti, de máquinas de escribir y de computadoras,

El gobierno de Italia también gestiona un apoyo concreto de la Unión Europea, que expresó su solidaridad con Argentina a través de un comunicado enviado por la cancillería de España, en su calidad de presidente del bloque en este primer semestre del año. (FIN/IPS/jp/dm/if ip/02

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