Las temperaturas de algunos lagos de la Antártida se elevaron 1,3 grados entre 1980 y 1995, como parte de las complejas modificaciones climáticas del continente helado, advirtió este jueves la revista estadounidense Science.
El recalentamiento registrado corresponde a las temperaturas invernales de los lagos en la isla Signy, ubicada entre el congelado mar de Weddell y el más tibio mar de Escocia, según un estudio aparecido en la revista semanal de la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia.
El periodo de congelamiento de los lagos se redujo en más de cuatro semanas, causando cambios extremadamente rápidos en la ecología de los mismos, afirma la investigación, realizada por científicos británicos y canadienses.
El calentamiento permitió que el agua y los sedimentos absorbieran más energía solar. Se incrementaron los volúmenes de sustancias nutrientes y de fitopláncton, probablemente por efecto de las corrientes en terrenos descongelados, especularon los investigadores.
Estas tendencias «indican que el cambio climático local se tradujo en modificaciones ecológicas extremas», sostiene el estudio.
Los científicos examinan estos cambios con cuidado, debido al peligro de que las modificaciones de las temperaturas planetarias provoquen, a largo plazo, el derretimiento de los hielos polares y la elevación de los mares.
El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, conformado por científicos de más de 100 países, pronosticó que la temperatura promedio de la superficie terrrestre se elevará entre 1,4 y 5,8 grados antes del fin de este siglo, debido a las emisiones de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero.
Según el panel, los niveles marinos podrían elevarse de nueve a 88 centímetros para 2100. Si se derritieran todos los hielos de la Antártida, que constituyen 91 por ciento de los hielos terrestres, los niveles de los océanos se elevarían 65 metros.
El continente antártico, el quinto mayor del mundo, está casi totalmente cubierto por una capa de hielo, con una profundidad de dos a cuatro kilómetros, y rodeado de mares helados.
Los bloques de hielo continentales han permanecido relativamente estables, según investigadores, algunos de los cuales han registrado un enfriamiento de las temperaturas antárticas.
Un registro de todas las temperaturas antárticas compiladas por un equipo dirigido por Peter Doran, de la estadounidense Universidad de Illinois, demostró el enfriamiento general del continente desde 1966, en especial en los meses de verano y otoño.
Los científicos atribuyeron ese enfriamiento a patrones climáticos inusualmente soleados y poco tormentosos. Las tormentas ayudan a entibiar partes de la Antártida por la creación de vientos, explicó Doran.
Sin embargo, no está claro si este cambio se debe a las modificaciones climáticas mundiales.
Pese al enfriamiento general de la Antártida, preocupa a los científicos el continuo derretimiento de los bloques de hielo que flotan en los bordes continentales, aunque no hay acuerdo sobre la velocidad de este cambio.
En la última década, se desmoronaron tres bloques: el Wordie, el Larsen A, y el Prince Gustav. Otros dos, el Larsen B y el Wilkins, han perdido más de un séptimo de sus áreas combinadas desde fines de 1998, y los científicos esperan su desaparición a la brevedad.
La Lámina de Hielo Antártica Occidental, la más pequeña de las dos que cubren el continente, se redujo unos 122 metros por año en los últimos 7.500 años, pero no corre riesgo de un colapso cercano, según un estudio publicado por Science en 1999.
Pero otros trabajos, que subrayan los ejemplos de colapsos pasados y corrientes heladas de rápido movimiento, sugieren que la lámina podría quebrarse abruptamente si se acelera el derretimiento.
Los investigadores efectúan continuos registros de esta lámina, que contiene suficiente agua como para elevar en seis metros los niveles marinos.
Hace un año, científicos del University College London y del Informe Antártico Británico presentaron nuevas evidencias sobre el afinamiento del glaciar Island Pine, el más grande de la Antártida occidental.
Según esos datos, de mantenerse el ritmo de derretimiento, el glaciar quedaría a la deriva en unos 600 años.
Mediante información obtenida por satélites, los investigadores controlaron al glaciar continental entre 1992 y 1999, y descubrieron una pérdida de casi 31 kilómetros cúbicos de hielo en ese periodo.
El volumen glaciar se ha reducido en cuatro gigatoneladas por año, lo que equivale una elevación marina de 0,01 milímetros, sostuvo el estudio.
Andrew Shepherd, uno de los científicos que participaron de la investigación, dijo a IPS que nada vincula estos hallazgos con el recalentamiento global del clima.
«La causa del afinamiento o retracción (del hielo) sigue siendo un misterio», sostuvo Shepherd. (FIN/IPS/tra-eng/dk/aa/dc/en/02