AMBIENTE-CHILE: Alerta rojo por radiación solar ultravioleta

La capital de Chile afrontó este jueves su cuarto día de alerta rojo en lo que va del mes, debido a la intensa radiación solar ultravioleta que afecta este año a la zona central del país, como consecuencia del deterioro de la capa de ozono en el extremo austral del mundo.

Las autoridades iniciaron este año la difusión regular de los índices de radiaciones UV (ultravioletas), con las respectivas advertencias a la población acerca de los riesgos de contraer cáncer en la piel y otras enfermedades cutáneas si mantiene largas exposiciones a la luz solar.

Este jueves, al igual que los días 1, 2 y 6, el índice se situó en Santiago de 10 a 15, considerado peligroso para los 5,5 millones de habitantes de la urbe.

En el puerto de Valparaíso y en el balneario vecino de Viña del Mar, 120 kilómetros al oeste de la capital, se registraron ya ocho días de alerta rojo este mes.

Los niveles de radiación de 10 a 15, con alerta rojo, significan que las personas de piel muy blanca no deben permanecer más de 10 a 16 minutos expuestas al sol, para no arriesgarse a contraer afecciones cutáneas.

En las personas de piel mate, el tiempo de exposición al sol puede ir de 18 a 24 minutos.

Bajo el índice de alerta naranja, los tiempos de exposición son de 17 a 27 minutos para las personas pálidas y de 30 a 40 minutos para las de piel más oscura.

Los rayos ultravioletas son los más dañinos para la flora y la fauna y sus efectos son aminorados por el ozono, un gas estratosférico que filtra esas radiaciones.

Los científicos establecieron en la década del 80 que la capa de ozono sobre los polos sufría un progresivo deterioro, como consecuencia de las emisiones de clorofluorcarbonos y otros químicos industriales que atacan a las moléculas del gas.

El problema mayor se preenta sobre la Antártida, donde el hueco de ozono alcanzó en septiembre, durante la primavera del hemisferio sur, una dimensión equivalente a la superficie de Canadá y Estados Unidos juntos.

En las zonas central y norte de Chile son normales los mayores índices de radiación ultravioleta en enero y febrero, los meses más intensos del verano, pero se calcula que el fenómeno tiende a adquirir este año magnitud sin precedentes.

El hueco de ozono, como se define al área de más intenso deterioro, llegó en 2001 hasta la austral ciudad chilena de Punta Arenas, en la costa del estrecho de Magallanes, a unos 1.000 kilómetros de la península Antártica.

Los 120.000 habitantes de Punta Arenas están protegidos de las radiaciones ultravioletas, ya que, debido a las bajas temperaturas de la zona, utilizan gruesas vestimentas durante casi todo el año.

En cambio, los pobladores del centro y norte del país están más expuestos en los meses de verano, cuando acuden a las piscinas o playas o practican actividades recreativas y paseos al aire libre.

Los obreros de la construcción, los campesinos, los pescadores y otras personas con empleos en espacios abiertos, requieren igualmente de cuidados especiales ante el progresivo deterioro de la capa de ozono y el aumento de las radiaciones UV, advirtió presidente del Colegio Médico de Chile, Juan Luis Castro.

Manuel Baquedano, presidente del Instituto de Ecología Política, exhortó al gobierno a poner en marcha una campaña de sensibilización del público sobre los riesgos de la «agresividad» del sol.

«La radiación ultravioleta es un asesino que actúa lentamente», dijo Baquedano.

Datos de la Sociedad Chilena de Dermatología indican que en el país se producen cada año 237 muertes por cáncer de piel.

El doctor Castro señaló que pese al alto riesgo que presenta Chile ante esta patología, hay un elevado déficit de dermatólogos, ya que sólo hay 180 cuando se necesitarían unos 800.

Según Ernesto Gramch, físico de la Universidad de Santiago, entre 2001 y 2002 se registró un ostensible aumento de las radiaciones ultravioletas en Santiago, pero las condiciones más críticas se van presentando en la zona norte.

Gramch señaló que hacia el sur del país, la capa de ozono deberá estabilizarse en los próximos 40 a 50 años, como consecuencia de los acuerdos internacionales que han prohibido la producción de sustancias dañinas. (FIN/IPS/ggr/dm/en/02

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