Las guerras en Africa Austral continuarán en 2002, pese a los esfuerzos de la Nueva Sociedad para el Desarrollo Africano (NEPAD, en inglés) por la paz y el desarrollo en el continente, según expertos.
La NEPAD es una organización regional creada para impulsar la estabilidad política y el crecimiento económico en Africa.
«Lo mejor que podemos esperar es alguna forma de estancamiento. Será inútil buscar soluciones rápidas, porque hay demasiados interesados en el mantenimiento de los conflictos», dijo a IPS el investigador Richard Cornwall, del sudafricano Instituto de Estudios de Seguridad.
A comienzos de 2001, investigadores de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) afirmaron que muchas de las partes en conflicto en República Democrática del Congo (RDC) estaban involucrados en el saqueo de recursos minerales de ese país.
Angola, Burundi, Namibia, Ruanda, Uganda y Zimbabwe han desplegado tropas en RDC o brindan apoyo a los bandos combatientes congoleños, que iniciarán en Sudáfrica una nueva ronda de conversaciones de paz a comienzos de este año.
La anterior ronda de negociaciones, realizada en Etiopía, fracasó debido a discrepancias sobre un eventual gobierno de transición y a la ausencia de representantes de varias partes en conflicto, que en algunos casos no disponían de recursos económicos para trasladarse al país anfitrión.
En Zimbabwe, es probable que aumente la tensión entre la gobernante Unión Nacional Africana de Zimbabwe-Frente Patriótico y el opositor Movimiento por el Cambio Democrático, a medida que se acerquen las elecciones presidenciales previstas para marzo.
El presidente de Zimbabwe, Robert Mugabe, quien gobierna ese país desde 1980, ha sido acusado por la oposición y por observadores internacionales de estimular actos violentos de intimidación contra sus adversarios.
En Angola, el conflicto entre el gobernante Movimiento Popular por la Liberación de Angola y la insurgente Unión Nacional por la Independencia Total de Angola (UNITA) se mantiene desde que ese país se independizó del dominio colonial portugués en 1975, y todo indica que continuará este año.
En diciembre de 2001, la Comunidad por el Desarrollo de Africa Austral (SADC, por sus siglas en inglés) definió a la UNITA como una organización terrorista.
En Burundi, los dos principales grupos insurgentes de la mayoritaria etnia hutu no participaron en las conversaciones de paz que crearon a fines de 2001 un gobierno de transición, al cual combaten.
Sudáfrica desplegó tropas en Burundi para apoyar al gobierno de transición y poner fin al conflicto étnico entre los hutu y la minoritaria etnia tutsi, que controlaba el Estado. Ese conflicto ha causado miles de muertes en los últimos cinco años.
Los conflictos mencionados y los que se mantienen en Ruanda y Uganda, entre otros, por causas étnicas, políticas y económicas, socavan las posibilidades de éxito de la NEPAD, opinó Cornwall.
Los programas de la NEPAD prevén gran aumento de la asistencia al desarrollo y de las compras a Africa por parte del mundo industrializado, con la contrapartida de que los países de la región garanticen estabilidad política y buen gobierno, explicó.
Esas fueron las condiciones para que la ONU y el Grupo de los Ocho (G-8) países más poderosos aceptaran canalizar mediante la NEPAD sus esfuerzos para impulsar el desarrollo africano, apuntó.
Los integrantes del G-8 son Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia, Japón y Rusia.
La creciente inestabilidad política y económica en Zimbabwe es seguida con gran atención por la comunidad internacional, y pone a prueba la capacidad de la NEPAD para alcanzar sus objetivos.
Sin embargo, no es justo que la NEPAD sea juzgada por la limpieza de las próximas elecciones en Zimbabwe, donde todo indica que Mugabe está decidido a permanecer en el poder por cualquier medio, dijo a IPS un funcionario de la Unión Africana que no quiso ser identificado.
Lo importante es el modo en que reaccionen la SADC y el conjunto de los gobernantes africanos ante eventuales irregularidades en esos comicios, opinó.
Los gobiernos de la región demostrarán su compromiso con los objetivos de la NEPAD si protestan con firmeza contra un eventual fraude en Zimbabwe, sostuvo un diplomático en Pretoria que tampoco quiso ser identificado. (FIN/IPS/tra-eng/as/mn/mp/ip/02