La fuerza multinacional de paz en Afganistán podría sufrir ataques con armas de destrucción masiva, incluso nuecleares, advirtió un grupo de supervisión de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Miembros del derrocado régimen Talibán, de la red terrorista Al Qaeda y simpatizantes de esos grupos podrían usar misiles tierra a tierra para lanzar armas nucleares, biológicas o químicas, aún contra la Fuerza Internacional de Asistencia de Seguridad establecida en la capital, Kabul.
Esa fuerza, creada por el Consejo de Seguridad de la ONU en diciembre, está encabezada por Gran Bretaña, con 1.500 soldados. Se espera que también aporten tropas Canadá, Francia, Alemania, Italia, Jordania, Turquía y Bangladesh.
El principal objetivo de la nueva fuerza consiste en ayudar al gobierno interino de Afganistán a mantener la paz y la seguridad en Kabul y sus alrededores.
El grupo de supervisión, encabezado por el británico Michael Chandler, previno que los extremistas islámicos de Talibán aún pueden poseer misiles tierra a tierra, como Scud B17 y Frog-7, que pueden ser cargados con ojivas convencionales, químicas o nucleares. También se dice que Talibán podría tener armas biológicas.
Sin embargo, los expertos supervisores admitieron que no han podido verificar los sitios de almacenamiento ni la cantidad de armas de destrucción masiva dentro de Afganistán.
El Consejo de Seguridad creó el panel de expertos el mes pasado con el fin de controlar la efectividad del embargo de armas de la ONU contra Talibán.
Además de Chandler, el grupo está integrado por Hasan Alí Abaza, de Jordania, Philippe Graver, de Francia, Michael Langan, de Estados Unidos, y Surendra Shah, de Nepal.
La amenaza más grave al gobierno interino instalado en Kabul es el flujo «ilegal e incontrolado» de armas y equipos militares a distintas facciones dentro del país, aseguró el panel en un informe de 13 páginas publicado el lunes.
Antes de que Estados Unidos lanzara sus bombardeos sobre Afganistán el pasado 7 de octubre, en respuesta a los atentados del 11 de septiembre en Nueva York y Washington, el número de soldados de Talibán se estimaba entre 30.000 y 50.000.
Entre ellos había numerosos afganos-árabes integrantes de la red Al-Qaeda, dirigida por el saudí Osama bin Laden, el principal sospechoso de los ataques del 11 de septiembre.
Desde entonces, muchos de los Talibán originarios de Afganistán o de provincias fronterizas de Pakistán, pertenecientes en su mayor parte a la etnia patán (pashtun), volvieron al interior del país.
«En consecuencia, no puede ignorarse la posibilidad de que Talibán y sus partidarios todavía posean medios para protagonizar un levantamiento», advierte el informe.
Talibán y Al-Qaeda seguirán siendo una amenaza por algún tiempo, porque todavía cuentan con apoyo en muchos lugares, señala el documento.
Otros grupos armados con presencia en Afganistán son el Movimiento Islámico de Uzbekistán (considerado una organización terrorista por Estados Unidos), guerrilleros separatistas de Chechenia, y separatistas musulmanes uigures de la provincia de Xinjiang, en el oeste de China.
El panel de expertos publicó también un inventario de las armas que poseían Talibán y la opositora Alianza del Norte en septiembre del año pasado, un mes antes de que comenzaran los ataques de Estados Unidos.
El inventario incluye tanques rusos T-54, T-55, T-62 y T-64, vehículos blindados, sistemas de lanzamiento múltiple de cohetes, misiles tierra a tierra, armas antitanques, sistemas de defensa aérea, aviones de entrenamiento y transporte, y helicópteros de combate y de transporte.
Un embargo efectivo de armas no es posible sin la máxima cooperación de los países vecinos a Afganistán, advirtió el grupo de supervisión.
Afganistán ha estado en guerra por 22 años, primero bajo la ocupación soviética, y luego en un conflicto civil. (FIN/IPS/tra- en/td/aa/mlm/ip/02