TIMOR ORIENTAL: EEUU avaló invasión de Indonesia

El gobierno de Estados Unidos dio luz verde al ex dictador de Indonesia, Alí Suharto, para invadir Timor Oriental en 1975, revelaron documentos secretos publicados al cumplirse 26 años de la ocupación, que causó la muerte de un tercio de la población del territorio.

El entonces presidente de Estados Unidos, Gerald Ford (1974- 1977), y su secretario de Estado (canciller), Henry Kissinger (1973-1977), avalaron el operativo en un diálogo con Suharto, celebrado en Yakarta el 6 de diciembre de 1975, según documentos publicados por el independiente Archivo de Seguridad Nacional (NSA), radicado en Washington.

«Queremos su comprensión si consideramos necesario tomar una rápida o drástica acción» en Timor Oriental, dijo Suharto a Ford en aquella reunión, un día antes de la invasión.

«Comprenderemos y no lo presionaremos sobre el asunto. Entendemos el problema y las intenciones que usted tiene», replicó Ford, según un memorándum redactado por la Embajada estadounidense y publicado el jueves.

Unos 230.000 de los 800.000 habitantes de la antigua colonia portuguesa murieron como consecuencia de las operaciones contrainsurgentes del régimen indonesio y las hambrunas y la devastación posteriores, que conformaron uno de los peores genocidios del siglo XX, según Amnistía Internacional.

Kissinger, quien se había negado en principio a introducir la cuestión en las conversaciones con Suharto, secundó el pronunciamiento de Ford con una única reserva: el uso de armas fabricadas en Estados Unidos «podía crear problemas», pues la ley de ese país prohíbe su utilización en acciones ofensivas de terceros países.

«Esto depende de cómo lo interpretemos; si se trata de autodefensa o de una operación externa», agregó el secretario de Estado, sugiriendo que la invasión se enmarcara en un contexto aceptable para las leyes estadounidenses.

«Es importante que lo que sea que haga, tenga éxito rápidamente», dijo Kissinger a Suharto.

El gobierno «tendrá capacidad para influenciar las reacciones estadounidenses si lo que debe pasar ocurre luego de nuestro regreso (a Estados Unidos). Si ya tiene planes, haremos lo mejor posible para mantener a todo el mundo en silencio hasta que el presidente (Ford) regrese al país», agregó Kissinger.

Este diálogo, que forma parte de una colección de documentos obtenidos por el NSA sobre la política de Washington hacia Timor Oriental desde julio de 1975 hasta junio de 1976, agrega información significativa sobre el papel de Estados Unidos en la cruenta invasión.

En 1976 Yakarta anexó formalmente el territorio oriental de la isla de Timor, colonia portuguesa desde el siglo XIX, y mantuvo la ocupación militar durante 23 años. En agosto de 1999, la independencia fue respaldada en un plebiscito por más de 70 por ciento de los sufragios. Suharto había resignado el poder un año antes.

Pero tras el plebiscito, las milicias armadas por Yakarta continuaron actuando en el país y empujando a decenas de miles de habitantes hacia Timor Occidental, hasta que la Organización de Naciones Unidas (ONU) autorizó el despliegue de una fuerza de paz.

Timor Oriental continúa bajo administración de la ONU y se prepara para la independencia luego de celebrar sus primeras elecciones generales este año.

Por otra parte, los documentos publicados por el Archivo de Seguridad Nacional alimentan la polémica sobre el respaldo de Kissinger a varios regímenes militares brutales durante su gestión como secretario de Estado y consejero nacional de Seguridad, cargo que ocupó entre 1969 y 1975.

El ex secretario, que integra el influyente Consejo Asesor Presidencial sobre Inteligencia Extranjera, debió abandonar rápidamente Francia este año cuando un juez se aprestaba a obligarlo a testificar sobre la muerte de varias personas tras el golpe de estado perpetrado en 1973 por el dictador Augusto Pinochet en Chile.

Por otra parte, un libro publicado por el escritor izquierdista Christopher Hitchens sostiene que el célebre diplomático debería ser juzgado por crímenes de guerra a raíz de sus políticas en Chile, Chipre, Indochina e Indonesia.

Como principal aliado militar de Yakarta, Washington gozó de considerable influencia sobre el régimen de Suharto. A fines de los años 60 tuvo un papel decisivo en la anexión de Papúa Occidental, a la que Indonesia rebautizó como provincia de Irian Jaya.

Los documentos publicados por el Archivo de Seguridad Nacional revelan que Suharto buscaba un respaldo similar para su operación en Timor, donde el Frente Revolucionario para la Independencia de Timor Oriental (Fretilin) adquirió amplio respaldo tras la revolución socialista de 1974 en Portugal.

Pero Yakarta temía que la independencia alentara movimientos secesionistas en otras zonas del archipiélago, por lo cual negoció con Portugal un acuerdo que concluyera con la absorción de Timor, financió y armó a facciones opuestas al Fretilin y preparó una invasión al territorio.

El 28 de noviembre de 1975, el Fretilin declaró la independencia, esperando que la ONU ordenara el retiro de las tropas indonesias que ya se infiltraban en el territorio.

En ese contexto, Ford y Kissinger llegaron a Yakarta desde Beijing, donde se habían reunido con la dirigencia de China.

Los documentos ponen de manifiesto que la principal preocupación estadounidense era reafirmar la situación de los estados pro occidentales de la región en el marco de la guerra fría.

«Ford y Kissinger consideraban los lazos con Suharto como una prioridad política que dejaba en segundo plano otras consideraciones como la violación a las leyes estadounidenses que podía constituir el uso de la fuerza en Timor Oriental», estimó Robert McMahon, experto en Asia sudoriental de la Universidad de Florida.

Suharto había explicado a Ford que la independencia de Timor no era viable y que «el único camino es integrarla a Indonesia», en una reunión que mantuvieron en julio de 1975 en la casa de descanso presidencial de Camp David, revelan los documentos.

Suharto acusó a los independentistas de estar «influenciados por los comunistas». Otro memorándum de agosto de 1975 cita a Kissinger afirmando que Indonesia anexaría a Timor Oriental «tarde o temprano».

Luego de la invasión, se demoraron los nuevos envíos de armamento a Indonesia, mientras se llevaba a cabo una investigación administrativa para determinar si Yakarta había infringido la prohibición de usar armas estadounidenses para fines ofensivos.

Pero en ese periodo, las partidas de armamento ya aprobadas continuaron llegando a Indonesia, y Washington ofreció inclusive nuevo equipamiento, como repuestos para aviones militares esenciales en operaciones de contrainsurgencia. (FIN/IPS/tra- eng/jl/js/ip hd/01

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