El gobierno de China, contrariado por la victoria en Taiwan del independentista Partido Democrático Progresista (PDP), minimizó este miércoles el efecto de ese resultado electoral sobre su meta a largo plazo de reunificación con la isla.
En la primera reacción oficial desde los comicios legislativos del sábado, Beijing afirmó que la mayor parte de la opinión pública de Taiwan, a la que considera una «provincia renegada», es contraria a la independencia.
«La mayoría del pueblo taiwanés espera la paz y la estabilidad a través del estrecho de Taiwan», declaró Zhang Mingqing, portavoz de la Oficina de Asuntos Taiwaneses del Consejo de Estado, en una rueda de prensa convocada este miércoles.
«Sin importar qué fuerza política domine en Taiwan, sólo puede subsistir si representa a la mayor parte de la sociedad, y creemos que la mayor parte de la sociedad taiwanesa es contraria a la independencia», expresó.
Li Jiaquan, investigador del Instituto de Estudios de Taiwan de la Academia China de Ciencias Sociales, opinó en declaraciones al diario China Daily que cualquier problema con China surgido de la victoria del PDP no sería más que «una tormenta en un vaso de agua».
«Los resultados pueden complicar temporalmente las relaciones entre la isla y China continental, pero no se prevé un cambio radical en los vínculos a través del estrecho», dijo.
Las elecciones del sábado significaron una rotunda derrota para el Kuomintang (Partido Nacionalista Chino), que huyó del continente en 1949 luego de perder una guerra civil y gobernó en Taiwan bajo la ley marcial hasta 1987.
El Kuomintang, partidario de la reunificación con China continental, quedó con 68 de los 225 escaños parlamentarios. En su lugar, el PDP del presidente Chen Shuibian se transformó en el partido mayoritario, con 87 asientos.
Si bien la victoria del PDP no fue suficiente para lograr el control del parlamento, se prevé que fortalecerá a Chen y aumentará las posibilidades de su partido de ganar las próximas elecciones presidenciales en el año 2004.
Las autoridades chinas creen que el objetivo último de Chen y su partido es la declaración formal de independencia para Taiwan.
Durante los primeros 18 meses de presidencia de Chen, Beijing se rehusó a mantener con su gobierno un diálogo serio sobre las relaciones a través del estrecho. En cambio, las autoridades comunistas prefirieron cortejar a miembros del rival Kuomintang, partidario de la reunificación con el continente.
La manzana de la discordia entre Beijing y Taipei sigue siendo el principio de la «China única». Beijing insiste en que Taipei reconozca que sólo hay una China antes de que ambas partes puedan reanudar el diálogo.
Ante la negativa de Chen a aceptar esas condiciones de negociación, las autoridades chinas cifraron sus esperanzas en que las elecciones presidenciales de 2004 en Taiwan den la victoria a un nuevo líder más dispuesto a dialogar con Beijing en sus propios términos.
Sin embargo, ante el fortalecimiento del PDP y el debilitamiento del Kuomintang, Beijing se pregunta ahora si Chen es en realidad una figura de transición en el panorama político taiwanés, como pensaba antes.
La reacción moderada del gobierno chino tras el anuncio de los resultados electorales sugieren que adoptará una actitud de espera y observación ante la administración de Chen.
Muchos confían en que la floreciente integración económica entre la isla y China continental obligue al PDP a aceptar las exigencias de Beijing.
Chen se enfrenta a la difícil tarea de sacar a Taiwan de su peor recesión en décadas. Aunque las relaciones políticas permanecen congeladas, muchos taiwaneses ven en China continental y su fuerte desempeño económico un rayo de esperanza.
Observadores de Beijing sugirieron que las autoridades chinas postergarán la cuestión de la reunificación con Taiwan hasta que se complete una renovación de los puestos de poder, en el otoño boreal del año próximo.
Se prevé que el presidente Jiang Zemin, el primer ministro Zhu Rongji y otros altos funcionarios del gobierno y del Partido Comunista abandonarán sus cargos en 2002 y 2003.
«No importa qué partido ocupe el gobierno en Taiwan. Si reconoce que hay una sola China, dialogaremos y desarrollaremos las relaciones a través del estrecho», declaró Zhang Mingqing, de la Oficina de Asuntos Taiwaneses. (FIN/IPS/tra-en/ab/js/mlm/ip/01