Una agencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) alertó de la grave crisis en los servicios de salud que afrontan los países de Europa central y oriental y de la Comunidad de Estados Independientes (CEI), encabezada por Rusia.
El fenómeno, que expone a las poblaciones más empobrecidas de esos países ex comunistas a enfermedades crónicas y epidemias, ha causado reducciones pronunciadas de las tasas de expectativa de vida.
El estudio, preparado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) estableció que 88 por ciento de la población de Ucrania encuentra difícil o imposible obtener asistencia médica.
Ese dato fue obtenido de una encuesta efectuada sobre una muestra de 8.600 familias y basado también en las estadísticas aportadas por el gobierno de ese país, con 51 millones de habitantes.
Pero Ucrania no es el peor de los casos, aclaró Guy Standing, director del programa de seguridad socioeconómica de la OIT. En ese terreno, Moldova y Armenia están sin duda en una situación calamitosa, afirmó.
En Moldova, el más pobre de los países europeos y con 4,4 millones de habitantes, los servicios de salud están al borde del derrumbe y los trabajadores del sector, si cobran, lo hacen con meses de retardo.
La encuesta señala, además, que 82 por ciento de los 11 millones de habitantes de Hungría encuentran dificultades para acceder a la atención médica o para afrontar sus costos.
El informe, preparado en colaboración con Servicios Públicos Internacional, una federación de los sindicatos de la rama que agrupa a unos 20 millones de trabajadores en el mundo, fue presentado la semana pasada por la OIT, en una reunión de sindicalistas y expertos.
Las dos instituciones comprobaron que las situaciones económicas de numerosos países de esa región han llevado al umbral del desplome a algunos servicios de salud.
La crisis también ha colocado en condiciones de tensión extrema a los trabajadores del sector que reciben remuneraciones inferiores a los salarios mínimos.
En Moldova, los médicos perciben 12 dólares mensuales, ejemplificó Standing en una rueda de prensa este lunes.
El cuadro de los servicios de salud se refleja en los pacientes cuya expectativa de vida ha caído en la mayoría de los países de la región. En Rusia, esa tasa apenas llega ahora a 58 años, con una disminución de 10 años durante el último decenio.
Un gran número de enfermedades, que se creían desaparecidas, han vuelto a aparecer y aumentar, como los casos de difteria, cólera y en parte también la tuberculosis, especialmente en los países que integraron la desaparecida Unión Soviética.
La crisis es causa de los cortes de fondos públicos efectuados por los gobiernos y de la descentralización de las responsabilidades de financiación de los servicios de salud, explicó Standing.
Los hechos demuestran que una reducción de esa dimensión en los servicios de salud termina por debilitar su funcionamiento, dedujo Alan Leather, representante de Servicios Públicos Internacional.
En muchos hospitales no hay medicinas ni vendas, nada para atender a los pacientes, describió el sindicalista. Los propios enfermos tienen que aportar los remedios.
En Ucrania, el paciente que se somete a una operación tiene que pagar no sólo al médico sino tambien los fármacos y las demás atenciones del hospital.
Un enfermo debe evaluar si está en condiciones de solventar los gastos del tratamiento, porque en gran parte de los casos, si carece de recursos, no obtendrá atención alguna. El resultado se refleja, obviamente, en las tasas de expectativa de vida, observó Leather.
Los aspectos más críticos se verifican en los países de la ex Unión Soviética.
En cambio, en países de Europa central y oriental hay condiciones en comparación mejores, aunque tampoco son buenas, pues los pacientes también deben pagar a médicos, enfermeras y cualquier clase de tratamiento.
La privatización de la medicina en la región no está extendida, precisó el sindicalista. Sin embargo, debido a la privatización de las farmacias, los enfermos deben pagar las medicinas que tienen costos muy elevados.
Con el régimen comunista de salud pública, los fármacos se entregaban gratuitamente a quien presentaba una receta.
También se han privatizado los servicios de dentistas y las clínicas y establecimientos de rehabilitación. En cambio, han sido pocos los hospitales privatizados.
Durante los desaparecidos regímenes comunistas que imperaban en esa región, muchas de las clínicas y de los establecimientos de rehabilitación estaban vinculados a las empresas del Estado, que eran en cierta manera el centro de la vida.
Con el proceso de privatización, esas empresas han ido reduciendo, privatizando o abandonando sus instalaciones sociales, explicó Standing.
Ese fenómeno tiene también otras consecuencias, pues en muchas empresas se han eliminado de la misma manera los departamentos o comités de seguridad laboral.
El funcionario de la OIT añadió que se registra una tendencia marcada al aumento de accidentes y lesiones y también de enfermedades relacionados con el trabajo, que terminan por erosionar la salud de la población. (FIN/IPS/pc/dm/he/01