RELIGION-MEXICO: Millones celebran a cuestionada virgen

Santiago, un campesino de 30 años, llegó este miércoles de rodillas a las afueras de la basílica de la virgen de Guadalupe, en la capital de México, pero no pudo entrar porque junto a él se agolpaban más de dos millones de personas.

Santiago acude cada año, desde hace 12, a la basílica para agradecer y pedir favores a la virgen, que según la tradición, se le habría aparecido al indígena Juan Diego el 12 de diciembre de 1531.

Multitudes de creyentes mezclados con vendedores ambulantes y en medio de oraciones, música religiosa y penetrantes olores a comida, pero también a orines y a basura, arribaron con el objetivo de ver la imagen de su virgen, supuestamente impregnada en una tela de forma milagrosa.

Ninguno de ellos da crédito a la teorías que cuestionan la existencia histórica de Juan Diego y del milagro y, al igual que los prelados católicos locales, confían en que pronto el papa Juan Pablo II declare santo al indígena.

La basílica de la virgen de Guadalupe es el más importante centro de peregrinación religiosa de América Latina, y México es el segundo país con mayor el número de católicos del mundo luego de Brasil.

Muchos de los peregrinos llegaron allí dos días antes y durmieron sobre las calles que rodean al templo y su complejo de jardines y explanadas, otros en casas de campaña y los menos en hoteles cercanos.

De poco sirvieron los controles policiales contra la venta ambulante y la instalación de sanitarios portátiles. Los vendedores tomaron las calles y gran parte de los fieles depositaron sus deshechos fisiológicas donde mejor pudieron.

Santiago llegó con otros campesinos desde el vecino estado de Puebla en un autobús adornado con banderas e imágenes religiosas. A dos kilómetros del templo, dejó su transporte y de rodillas y con un cuadro de la virgen atado a su espalda intentó llegar hasta donde está la imagen de la madre de Jesús.

No pudo entrar al templo debido a la multitud, lo que no sucedió con artistas y políticos, quienes, al igual que cada año, recibieron pases especiales y facilidades para hacerlo.

La medianoche del martes, el consorcio de medios de comunicación Televisa transmitió en vivo por televisión desde el atrio de la basílica, donde está el cuadro supuestamente milagroso, un acto en que sus artistas exclusivos cantaron a la virgen acompañados de mariachis.

Afuera, miles de personas, la mayoría campesinos y pobladores pobres, sólo pudieron escucharlos por altavoces.

En bicicleta, en autobús o a pie, los fieles católicos acudieron desde diversos puntos del país. Muchos dijeron que iban a agradecer a la virgen por sus milagros y otros a pedir favores y a hacer promesas.

A inicios de noviembre, la Iglesia Católica mexicana indicó que Juan Diego sería canonizado antes de finalizar el año, pero luego dijo que será a inicios del próximo. La canonización es un hecho, aseguran algunos prelados.

El proceso de santificación, iniciado hace una década, tuvo tropiezos, pues algunos sacerdotes pidieron al Papa analizar el asunto con sumo cuidado, pues negaron la existencia de evidencias claras de la existencia de Juan Diego existió.

Ante los cuestionamientos, sustentados en datos históricos, la Iglesia local amenazó con excomuniones, que, sin embargo, nunca se concretaron.

Los que no creen en el milagro sostienen que la historia de Juan Diego fue diseñada para promover entre los indígenas la conversión al cristianismo.

«Decir, así nada más, que la virgen de Guadalupe no tiene ningún fundamento es socavar lo que le da consuelo y contento a un pueblo», señaló el historiador Miguel León-Portilla, quien, no obstante, reconoció la inexistencia de pruebas que corroboren la existencia de Juan Diego.

En 1999, el ex abad de la basílica de Guadalupe, Guillermo Shulenburg, pidió al Papa reconsiderar la esperada canonización, pues como prelado tampoco había podido confirmar que Juan Diego existió.

Si los cuestionamientos fuesen ciertos, el Papa y toda la Iglesia «seríamos unos farsantes», declaró molesto el cardenal Norberto Ribera.

La Iglesia proclamó a la virgen de Guadalupe «celestial patrona» de América Latina en 1920, y «madre de las Américas» 40 años después. Además, en 1990 declaró beato a Juan Diego.

Para Santiago y los demás fieles que este miércoles estuvieron en la basílica, levantada sobre el lugar que habría aparecido la virgen, todo el debate sobre Juan Diego es absurdo y nada podrá derribar la fe en su «Lupita», como llaman a la virgen . (FIN/IPS/dc/mj/cr/01

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