R.D.CONGO: Hacia la desintegración territorial

La República Democrática de Congo (RDC) se encamina a la desintegración, ocupada por seis ejércitos extranjeros enfrentados entre sí y con un gobierno incapaz de satisfacer las necesidades básicas de la población.

La organización no gubernamental International Crisis Group (ICG), de Bruselas, advirtió que el cese del fuego firmado en julio de 1999 en Lusaka, Zambia, sólo es respetado en el principal frente de guerra.

La tensión en la región oriental anuncia la reanudación de los combates y la partición del país, y para evitarla es necesario desmovilizar, repatriar y reubicar a los milicianos extranjeros que operan en su territorio, sostuvo el ICG, que se especializa en la investigación de conflictos armados.

«Sin una mejora considerable del respaldo internacional, la RDC no sobrevivirá», afirmó el ICG en su informe.

La organización señaló que el primer paso debe ser el desarme de las milicias extranjeras, entre las que señaló como la principal al Ejército de Liberación de Ruanda (ALR, por sus siglas en francés).

Esta milicia está compuesto mayoritariamente por combatientes hutus que participaron en la masacre de Ruanda de 1994, en la que murieron unas 800.000 personas. Derrotadas en su país, las milicias hutu huyeron a la RDC hace siete años.

El ALR tiene el respaldo del gobierno de la RDC, que carece de fuerza militar para combatir a las tropas de Ruanda y Uganda que ocupan el país, y se ha convertido en un ejército sustituto.

Resolver las demandas del ALR de amnistía y diálogo político con el gobierno ruandés es difícil, advirtió el ICG, pues éste se se niega a negociar con responsables del genocidio de 1994.

El gobierno de Ruanda, controlado por la minoría étnica tutsi, mantiene fuerzas de ocupación en la RDC para evitar incursiones del ALR en su territorio, y se niega a retirarlas mientras las milicias hutu permanezcan armadas.

También Angola, Zimbabwe, Namibia, Uganda y Burundi mantienen tropas en la RDC, por otros motivos.

Fuentes independientes de la región indicaron que Ruanda desplegó soldados en varias provincias.

El comandante de la fuerza de mantenimiento de la paz de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en la RDC, general Mountaga Diallo, confirmó la semana pasada varios movimientos de tropas sin razón clara.

«Estamos analizando esos movimientos, pero por el momento no podemos decir que sean señales de una ofensiva», dijo Diallo.

Pero el gobierno de Ruanda niega haber aumentado su dotación de tropas en la RDC. El portavoz Joseph Biberi aseguró que, por el contrario, se ha reducido la presencia de fuerzas ruandesas en el país.

Biberi agregó que Kigali cumple el acuerdo de Lusaka, que en 1999 determinó la retirada de las milicias extranjeras de la RDC, donde el estado de guerra persiste prácticamente desde que las fuerzas del fallecido Laurent Kabila lanzaron su ofensiva final contra la dictadura de Mobutu Sese Seko en 1997.

Kabila derrocó a Mobutu con respaldo de Ruanda y Uganda, pero no cumplió sus compromisos con quienes lo ayudaron a llegar el poder. Estos apoyaron entonces a un nuevo movimiento insurgente.

Laurent Kabila fue asesinado en enero de este año y lo sucedió en la presidencia su hijo, Joseph Kabila, que participa en conversaciones por la solución política del conflicto.

Mientras, aumenta la tensión entre Ruanda y su ex aliado Uganda, que se acusan mutuamente de aumentar el número de soldados desplegados en la RDC.

El presidente ruandés Paul Kagame intenta aliarse con Joseph Kabila, y el mandatario ugandés Yoweri Museveni se reconcilió con Sudán para concentrarse en su enfrentamiento con Ruanda.

Joseph Kabila y sus aliados en los gobiernos de Angola y Zimbabwe se negaron a considerar la posibilidad de un gobierno compartido con los rebeldes.

Por su parte, los insurgentes condicionan su desmovilización a la instalación de un gobierno provisorio con su propia participación y a la determinación de garantías de seguridad para la frontera ruandesa.

Para evitar una escalada en el conflicto, el ICG urgió al Consejo de Seguridad de la ONU a respaldar el proceso político en la región, en especial los esfuerzos diplomáticos. (FIN/IPS/tra- en/ja/mn/lp-mj/ip/01

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