PETROLEO: Rusia hace piruetas para recortar producción

El gobierno de Rusia debió conciliar los intereses contradictorios de nueve compañías petroleras locales para decidir el retiro de 150.000 barriles de su oferta diaria de crudo, una respuesta positiva al pedido de la OPEP y de otros productores.

La OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) exhortó a recortar la producción para apuntalar los precios, que cayeron 46 por ciento en el último año. Rusia, los 11 países de la OPEP y otros exportadores ajenos a la organización, como México y Noruega, harán efectiva la medida desde el 1 de enero.

La decisión fue adoptada el miércoles, en una reunión entre el primer ministro ruso Mijail Kasyanov y los representantes de las nueve compañías petroleras, que concentran 95 por ciento de las exportaciones de crudo de este país.

Rusia se había comprometido semanas atrás a recortar su producción entre 30.000 y 50.000 barriles diarios, demasiado poco a los ojos de los integrantes de la OPEP, que a lo largo del año anunciaron tres reducciones por un total de 3,5 millones de barriles al día, la última de ellas de 1,5 millones.

Al cierre de noviembre, la cesta de siete crudos de la OPEP se cotizó a 17,27 dólares por cada barril de 159 litros. El precio era de 31 dólares hace un año.

Aunque la cotización cayó un tercio desde los ataques terroristas contra Estados Unidos del 11 de septiembre, Rusia, segundo exportador de petróleo mundial detrás de Arabia Saudita, había desoído los llamados de la OPEP y de otros productores de recortar su oferta.

Por otra parte, Moscú aspira a mantener buenas relaciones con los grandes importadores de petróleo y gas, en especial con los de Europa occidental, por lo que se ha resistido a unirse a los recortes de producción dispuestos por la OPEP.

Rusia exporta más de 100 millones de toneladas de petróleo al año, que representan 40 por ciento de los ingresos de divisas al país. Su producción actual se ubica al máximo de su capacidad de extracción.

Otros países ajenos a la OPEP respondieron de manera afirmativa al llamado de la organización. México se comprometió a retirar 100.000 barriles diarios del mercado y Noruega manifestó su disposición a hacer otro tanto, pero sólo si Rusia acompañaba las medidas.

La principal compañía petrolera rusa, LUKoil, se había manifestado preparada para realizar grandes recortes mediante el cierre de instalaciones poco rentables, pero la segunda firma, YUKOS, se opuso a reducir su producción.

Mientras, la firma petrolera Slavneft, de capitales de Rusia y Belarús, advirtió que el sector sería incapaz de realizar inversiones en infraestructura si los precios del barril caían por debajo de los 20 dólares. El gobierno tomó «una decisión sabia», dijo el presidente de Slavneft, Mijail Gutseriyev.

Slavneft, que extrae 12 millones de toneladas al año, representa la ambigüedad de la política rusa de exportaciones petroleras. El gobierno de Belarús posee 11 por ciento de sus acciones y puede vetar cualquiera de sus decisiones, y ambos países están embarcadas en la creación de una unión aduanera.

De todos modos, el recorte ruso se preveía inevitable. Las exportaciones petroleras representan dos quintos de sus ingresos fiscales, y economistas manifestaban preocupación por la caída de los precios internacionales, que, advirtieron, podría reducir el crecimiento económico del país para 2002.

Rusia espera «una reacción adecuada» de otros exportadores y que el precio del barril se ubique en una franja de entre 22 y 25 dólares, dijo Kasyanov el miércoles, al comprometerse en público a recortar la producción.

Este país, según analistas, pretende disfrutar los beneficios de las políticas de precios de la OPEP pero sin encorsetarse en sus disposiciones. La organización invitó en reiteradas ocasiones a Rusia a integrarse, sin éxito.

«Nadie puede hacernos ningún reclamo», dijo el primer ministro Kasyanov el mes pasado, cuando la organización le pidió a Rusia un recorte sustancial de su oferta al mercado.

Algunos economistas rusos advierten, por otra parte, que los altos precios del petróleo tendrán consecuencias negativas en el largo plazo, por la posibilidad de que el país se haga «adicto» a los petrodólares fáciles.

Uno de esos economistas, Andrei Illarionov, asesor del presidente Vladimir Putin, sostuvo que Rusia estaría en mejores condiciones si el precio del barril se redujera a 12 dólares.

Pero Rusia decidió arriesgar su sustentabilidad económica de largo plazo, para lo cual debe reducir su dependencia de las exportaciones de petróleo, a favor de los beneficios de corto plazo que aparejará un aumento de precios.

Rusia podrá resistir el año próximo en buenas condiciones aun con un precio de 16 dólares por barril, pues cuenta con grandes reservas, sostuvo este jueves el economista Mijail Delyagin, director del Instituto de Globalización, organización académica radicada en Moscú. (FIN/IPS/tra-eng/sb/sm/if/01

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