La gestión del presidente de Perú, Alejandro Toledo, es desaprobada por 62 por ciento de los entrevistados por las empresas de encuestas, apenas cinco meses después de iniciado su periodo de gobierno y tras una década de autoritarismo.
El malestar de la población se manifestó este mes en actos de violencia en presencia de Toledo, y es atribuido por expertos a la impaciencia de la población en relación con las promesas electorales del presidente, en especial la creación de dos millones de empleos.
Pero Toledo aseguró que en «el Perú profundo», el apoyo a su gobierno seguía intacto. Las firmas encuestadoras fraguaron los sondeos y los canales privados de televisión practican «una manipulación desinformativa» contra su imagen, aseguró.
El presidente «no debería culpar a las encuestadoras del declive de su popularidad, porque no hacemos sino reflejar el estado de la opinión pública», señaló Manuel Saavedra, director gerente de la Compañía Peruana de Investigación de Mercados.
El desempleo, problema crónico de Perú, se agravó por la recesión económica originada en los dos últimos años del gobierno de Alberto Fujimori, quien asumió en 2000 y fue destituido en noviembre del 2000.
Pero el actual ministro de Economía, Pedro Pablo Kuczynsky, se resiste a modificar la política aplicada por Fujimori, a pesar de que el desempleo abierto y el subempleo afectan a 53 por ciento de la población económicamente activa.
«El creciente descontento es fruto de las expectativas que provocaron sus ofertas electorales. Lamentablemente, su reacción no es la adecuada, pues ha reaccionado culpando a las encuestadoras, y sigue haciendo ofrecimientos que no podrá cumplir por falta de presupuesto», afirmó Saavedra.
Toledo atribuye una supuesta conspiración a los canales 4 y 5 de televisión, a cuyos propietarios amenazó con retirarles la licencia por haber recibido millonarios sobornos de Vladimiro Montesinos, mano derecha de Fujiimori y ex jefe del Servicio de Inteligencia Nacional, hoy preso.
El presidente dio marcha atrás a una decisión en ese sentido, pues sus asesores le indicaron que, según las encuestas, esa medida dañaría aun más su imagen, sostuvo el periodista Gustavo Gorriti en un informe difundido por el estatal Canal 2.
Mientras, los sindicatos apoyan el compromiso del gobierno con convenios de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), como la prohibición de la labor infantil y el respeto de las libertades sindicales, entre otras normas de protección laboral, pero cuestionan la gestión del ala económica del gabinete.
«Las propuestas son buenas, pero lo que queremos es la renuncia del ministro Kuczynski y (del primer ministro Roberto) Dañino», gritó Mario Huaman, uno de los sindicalistas que se entrevistaron el 13 de este mes con el ministro de Trabajo, Fernando Villarán, y el de Educación, Nicolás Lynch, en el Palacio de Gobierno.
«Esas propuestas son caramelos para entretenernos. Lo que interesa es el abandono del modelo antilaboral promovido por el Fondo Monetario Internacional (FMI), que el primer ministro y el ministro de Economía defienden», insistió Huaman.
Villarán, Lynch y el canciller Diego García Sayan conforman el «ala izquierdista» del gabinete ministerial. Al igual que el ministro del Interior, Fernando Rospigliosi, proceden de partidos socialistas.
Según diversas fuentes del gobierno, todos ellos mantienen fuertes discrepancias con el «ala conservadora», constituida por Kuczynski, Dañino y el ministro de Justicia, Fernando Olivera.
«Toledo ha hecho de su gobierno una escopeta de dos cañones: entregó los ministerios clave a la derecha, y puso en los ministerios sociales a izquierdistas, para que le saquen las papas calientes o (que) se quemen», dijo Alan García, líder del socialdemócrata Partido Aprista, el principal de la oposición.
Minutos antes de la entrevista con los representantes del gobierno, la CGTP habían concluido una manifestación en el centro de Lima en que se produjeron varios choques con la policía. La concentración tenía el objetivo de exigir a Toledo el cumplimiento de sus promesas preelectorales en materia de empleo.
Los sindicalistas también reclamaban la restitución de los derechos laborales suprimidos por el gobierno de Fujimori, hoy prófugo en Japón.
El 15 de este mes, Toledo fue abucheado y silbado por una multitud a las afueras de la catedral de la noroccidental ciudad de Trujillo, donde asistía a la boda del hijo del presidente del Congreso legislativo, Carlos Ferrero.
Los carteles que portaban los manifestantes rezaban «Fuera Toledo derechista» y «Paga a los pobres y no a la deuda externa».
Al día siguiente, madres y niños convocados en el Estadio Nacional de Lima para recibir obsequios navideños por un organismo asistencial del gobierno recibieron a Toledo con silbatinas, una lluvia de botellas de plástico vacías y cáscaras de fruta.
Los informativos de televisión no mostraron los incidentes, que, sin embargo, fueron abordados por toda la prensa escrita, incluso por diarios afines al gobierno como La República y El Comercio, quienes señalan que también hubieron algunos aplausos.
Toledo desfiló en el recinto deportivo a bordo de un vehículo adornado como trineo navideño ante una multitud que reaccionó con irritada protesta.
El presidente recibió un botellazo en una pierna y una cáscara de naranja en el hombro. Otros improvisados proyectiles fueron interceptados por sus guardaespaldas, que terminaron el desfile con su ropa manchada y mojada.
«Lo que más molestó a las señoras fue que apareciera en un carro disfrazado de trineo, para desfilar como si fuera papa Noel», dijo Mónica Blanco, de 34 años, dirigente de un comedor popular que concurrió con sus dos hijos al Estadio Nacional,
«Nos hizo esperar más de tres horas para recibir bolsas con un par de juguetes de plástico, un kilo de frijoles, otro de arroz y paquete de fideos», agregó Blanco.
El periodista Gorriti afirmó que Toledo procura asegurar la transferencia del control de los canales 4 y 5 de televisión, «mediante amenazas» a sus propietarios, a la empresa española Telefónica y a un grupo empresarial afín al mandatario. (FIN/IPS/al/mj/ip/01
