El futuro de los precios del petróleo es difícil de pronosticar, pero su eventual recuperación estará asociada a la capacidad de reacción de las principales economías del mundo, que finalizan 2001 estancadas o en recesión.
Este año será recordado, entre otros hechos, por la importante caída de los valores del crudo, proceso que fue acompañado por recortes de oferta de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y que se intensificó tras los ataques terroristas del 11 de septiembre contra Estados Unidos.
Las cotizaciones en el mercado petrolero mundial cayeron 50 por ciento en promedio en 2001, respecto de fines del año anterior, cuando se ubicaron entre 31 y 36 dólares el barril. Esa tendencia a la baja puede pronunciarse en los próximos meses, advirtieron expertos.
El secretario general de la OPEP, el ex ministro venezolano de Energía Alí Rodríguez, admitió que los precios podrían hundirse de modo «inimaginable».
La OPEP, con sede en Viena y que agrupa a 11 países mayoritariamente de Medio Oriente, ha insistido en la necesidad de un consenso entre los productores, sean o no del grupo, para poder incidir en la oferta y evitar una guerra de precios.
La organización está integrada por Arabia Saudita, Argelia, Emiratos Arabes Unidos, Indonesia, Irán, Iraq, Kuwait, Libia, Nigeria, Qatar y Venezuela.
«Las consecuencias de una guerra de precios no se verían en toda su magnitud hasta la segunda mitad del 2002», aseguró el analista venezolano del mercado petrolero Alberto Quiros Corradi.
Sin embargo, este no es el único escenario posible. Algunas fuentes especializadas entienden que habrá un repunte moderado de la demanda de crudo, ya que el estancamiento de la economía mundial es transitorio.
La Agencia Internacional de Energía (AIE) indicó que la demanda mundial de crudo se ubicará al finalizar el año en 76 millones de barriles de 159 litros cada día y podría llegar a 76,6 millones en 2002. En tanto, la producción está en el orden de los 77 millones de barriles.
La OPEP retiró del mercado 3,5 millones de barriles diarios de crudo en los últimos 12 meses, con lo cual llegará al 31 de este mes con una entrega diaria de 23,5 millones, que pueden reducirse a 22 millones a partir de enero.
Según la Agencia de Información de Energía de Estados Unidos (EIA, por sus siglas en inglés), los países de la OPEP recaudarán 197.000 millones de dólares por sus exportaciones de este año, 10 por ciento menos de lo previsto, debido a la caída de los precios y a los sucesivos recortes de oferta.
En tanto, las proyecciones de la oficina estadounidense indican que las ventas petroleras de la OPEP volverán a caer el año próximo, para ubicarse en 167.000 millones de dólares, muy lejos de los 241.000 millones de dólares recaudados en 2000.
Rodríguez advirtió que un descenso mayor de los precios no sólo será catastrófico para los países de la OPEP, sino que también repercutirá en Rusia y Estados Unidos, que son al mismo tiempo grandes productores y consumidores de energía.
La industria petrolera rusa requiere de largos traslados, desde Siberia, y eso encarece el producto, mientras que Washington puso en marcha nuevos planes energéticos, por ejemplo en Alaska, cuyas inversiones sólo podrían ser compensadas con precios más altos que los actuales.
Los precios del crudo rondaron a fines de 2000 entre 31 y 36 dólares por barril, para retroceder 50 por ciento promedio este año, y algunos temen que pueda descender incluso hasta 10 o 12 dólares, como ocurrió en 1997 y 1998.
La OPEP hizo esfuerzos por mantener los precios del crudo flotando en una banda fijada entre 22 y 28 dólares por barril.
El analista Humberto Calderón Berti, ex ministro venezolano y ex presidente de la OPEP, entiende que «se trazó una estrategia errada al fijar esa banda, cuando la recesión que aqueja a las principales economías indicaba que se debía apostarse por valores inferiores y, con ello, incentivar el consumo».
El secretario de Energía de Estados Unidos, Spencer Abraham, llamó a los países exportadores a tomar en consideración otros factores, además de los precios.
«Si no hay una economía mundial en crecimiento se afectan los productores y los no productores por igual», recalcó.
Por su parte, Milko González, de la Unidad de Estudios Petroleros de la Universidad Central de Venezuela, dijo a IPS que la OPEP y los demás países productores de petróleo tienen que entender las señales que les envía el mercado energético, para evitar la debacle en 2002.
«Deberían reducir sus expectativas a un barril en torno a los 17 dólares. La energía barata ayudaría a la recuperación de Estados Unidos y de Europa, las principales economías del mundo», explicó.
Para González, el error cometido por la OPEP se evidencia al cierre de 2001 con precios bajos, pese a que el grupo redujo su participación en el mercado.
En tanto, el desafío para los países petroleros el año próximo parece que es evitar, a toda costa, una caída mayor en las cotizaciones del crudo. (FIN/IPS/ac/dm/if/01