/Perspectivas 2002/ ECUADOR: La guerra en casa

La guerra de Colombia atravesó hace más de un año la frontera de Ecuador y desde entonces parece tener un nuevo frente, en áreas del norte de este país, también afectadas por la fumigación de cultivos de droga en territorio vecino.

Comerciantes de la zona fronteriza aseguraron que guerrilleros y paramilitares colombianos ingresan hace 20 años a territorio ecuatoriano para comprar alimentos o ropa, pero durante ahora lo han hecho para enfrentarse.

«Antes llegaban para descansar de los combates en Colombia y aprovisionarse de víveres y combustible, pero con la implementación del Plan Colombia aumentó la violencia en Putumayo y se trasladó a Ecuador», comentó un comerciante de la localidad ecuatoriana de General Farfán.

En noviembre de 2000, bombas y ráfagas de ametralladora de helicópteros colombianos alcanzaron fincas de la localidad fronteriza de General Farfán, en la provincia amazónica de Sucumbíos.

En febrero de este año, unos 500 indígenas de Sucumbíos fueron amenazados y obligados a abandonar sus tierras por hombres armados y encapuchados que se identificaron como miembros de las derechistas Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).

Juan Noteno, dirigente de una de las comunidades amenazadas, aseguró que el grupo armado les dio 24 horas para abandonar sus tierras, «si no querían morir bajo fuego y llamas».

Tras el incidente, el ministro de Defensa de Ecuador, Hugo Unda, reconoció que se trataba de efectos colaterales del Plan Colombia, el programa que el gobierno colombiano implemenyta con apoyo de Estados Unidos para combatir el narcotráfico.

Luego, el descubrimiento de una base de la guerrilla colombiana en Sucumbíos puso en alerta a los 5.000 militares que custodian la frontera de Ecuador en esa región.

El hallazgo sorprendió a las Fuerzas Armadas ecuatorianas que se movilizaban en busca de los guerrilleros sin resultado. Los perseguidos huyeron por túneles excavados en plena selva amazónica.

Las patrullas efectuadas en las provincias limítrofes con Colombia forman parte del Plan de Protección de Fronteras, a cargo de la Cuarta División de Ejército Amazonas.

El campamento descubierto, que habría albergado entre 200 y 300 guerrilleros colombianos, «servía a los insurgentes para descansar de los enfrentamientos con el ejército y los paramilitares de su país, abastecerse de combustible, alimentos y medicinas", explicó el general Oswaldo Jarrín, comandante de la división.

Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), a través de sus comandantes, aseguraron que no realizan operaciones militares en Ecuador y que solo cruzan la frontera para descansar.

En un comunicado, las FARC condenaron a muerte a los delincuentes que haciéndose pasar por guerrilleros perpetran secuestros o asaltos en Ecuador.

Pero la mayor preocupación de los campesinos de ambos lados de la frontera son las consecuencias de la fumigación masiva de plantaciones de coca en territorio colombiano.

La organización no gubernamental Acción Ecológica aseguró en un informe que la fumigación de cultivos de coca en la frontera de Colombia con Ecuador afectó la salud de más de 6.000 personas entre enero y julio este año.

«Los efectos de las fumigaciones se evidencian en los 36 síntomas de enfermedades presentados en las comunidades asentadas en el cordón fronterizo», dijo el médico español Adolfo Maldonado, participante en la investigación.

Maldonado afirmó que los efectos nocivos de las fumigaciones alcanzaron a todos los residentes en territorio ecuatoriano hasta cinco kilómetros de la frontera.

A una distancia de 10 kilómetros, la proporción se reduce a 89 por ciento. Las personas afectadas en la zona limítrofe ecuatoriana serían cerca de 2.000, y 4.000 en Colombia.

Acción Ecológica rechazó la afirmación del ministro de Ambiente de Colombia, Juan Myer, quien dijo que el glifosato, el producto utilizado para atacar las matas de coca, no causa mayores problemas a los campesinos ni al ambiente.

Myer sostuvo que sólo 15 por ciento del glifosato utilizado en Colombia se aplica a la erradicación de la coca y que 85 es empleado como herbicida en las plantaciones de caña de azúcar y en otros sembrados.

«La fumigación está afectando también al ganado y a la gente. Todo mi maíz, mi yuca y mis plátanos se secaron. ¿Con qué voy a alimentar a mi familia?», se preguntó José Melo, vecino de la localidad de General Farfán.

Estados Unidos reconoció que se han rociado por error tierras de campesinos e indígenas en la frontera colombo-ecuatoriana, y Bill Brownfield, secretario asistente del Departamento de Estado para el Hemisferio Occidental, dijo que se estudia la manera de compensar los daños.

Algunos campesinos de Sucumbíos aseguraron que los narcotraficantes les ofrecieron la posibilidad de cultivar coca en sus plantaciones de café.

«Para plantar un café de calidad necesitamos meses de instrucción, pero plantar coca es más fácil y se gana más», comentó un labrador que solicitó mantener su anonimato.

El canciller de Ecuador, Heinz Moeller, confirmó el descubrimiento de una plantación de coca de 300 hectáreas en territorio ecuatoriano.

En opinión de algunos analistas, el aumento de la violencia en la frontera norte se debe a la vinculación de Ecuador con el Plan Colombia a través de la base militar del puerto de Manta, que fue cedida a las Fuerzas Armadas de Estados Unidos en diciembre de 1999.

Un portavoz de la embajada de Estados Unidos en Ecuador informó al diario The Financial Times, de Londres, que hacia fines de este año, habrá 400 efectivos estadounidenses en Manta, cuatro veces más de la cantidad convenida con Ecuador.

El coronel Fausto Cobo, ex director de la Escuela de Guerra del Ejército de Ecuador, afirmó que la base es «un portaaviones en tierra» para intervenir en Colombia y la región Andina.

«La base de Manta permite a Estados Unidos intervenir directamente, con medios estratégicos, operativos, tecnológicos y logísticos, sobre todo el teatro de operaciones», según Cobo.

El coronel también informó que las Fuerzas Armadas ecuatorianas ya realizan acciones estratégicas preliminares orientadas a la frontera norte.

«Se movilizan tropas, se despliegan unidades, cambian puestos de mando, se adecua infraestructura o se construye otra nueva, hechos que permiten deducir que se acondiciona el dispositivo para operar», señaló.

Según el oficial, antes del Plan Colombia y de la concesión a Estados Unidos de la base de Manta, «Ecuador era parte de la zona de comunicaciones de la guerrilla» colombiana.

Los insurgentes «utilizaban nuestro territorio para actividades logísticas y de descanso. Por lo tanto, si sus líneas de abastecimiento y comunicación son amenazadas, tienen que defenderlas. Esto significa, que nuestro territorio, más temprano que tarde, será una zona de combate», predijo.

De acuerdo con su hipótesis, el papel de las fuerzas ecuatorianas consiste en cortar las líneas de comunicaciones de los rebeldes colombianos y cumplir la función de «yunque», mientras que las tropas de Colombia desplegadas en el sur son el martillo que golpea.

Pero el comandante de la Fuerza Aérea de Ecuador, Oswaldo Domínguez negó que la base de Manta participe de la implementación del Plan Colombia.

«Debemos tener claro que desde la Base salen aviones bajo control ecuatoriano para hacer operaciones en el área fronteriza de Ecuador, Colombia, Perú y Brasil», dijo Domínguez.

Cobo cree que los efectos del Plan Colombia se multiplicarán en lo inmediato, cuando comience la segunda fase. La primera apuntó al sur de Colombia y la segunda, de dos o tres años de duración, estará orientada al suroeste y al centro, explicó.

La tercera y última etapa del plan estará «orientada a toda Colombia, por un lapso de tres a seis años», concluyó. (FIN/IPS/kl/ff/ip dv/01

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