/Perspectivas 2002/ DROGAS: Opio afgano camino a Perú

El cartel colombiano de Cali comenzó a promover en Perú el cultivo de adormidera, de la que se extrae el opio, para aprovechar la caída de la producción de esa droga en Asia central a causa de la guerra en Afganistán.

Pakistán y Afganistán son los principales productores mundiales de opio, pero ese comercio ilegal sufre los efectos de la campaña militar desarrollada desde el 7 de octubre por Estados Unidos y Gran Bretaña en represalia por los atentados terroristas del 11 de septiembre en Nueva York y Washington.

El opio es producido a partir del látex extraído de la flor de la adormidera, planta de la familia de las papaveráceas originaria de Asia, y es la base para la elaboración de morfina y heroína, drogas favoritas de los consumidores europeos y, en menor medida, de Estados Unidos.

La protección del cultivo de la adormidera y del transporte de opio han financiado en Asia central a muchos grupos guerrilleros, formados en base a factores étnicos y religiosos, entre ellos el movimiento Talibán, que dominó la mayor parte de Afganistán hasta octubre.

Sin embargo, los Talibán habían prohibido la producción de opio hace cuatro años, para quebrar el respaldo logístico de sus adversarios de la Alianza del Norte y de otros grupos tribales y, de paso, mejorar su imagen ante la comunidad internacional.

Así, la crisis de las fuentes tradicionales de abastecimiento del opio elevó en más de 200 por ciento los precios de la heroína en Europa y Asia.

Ese cambio de situación llevó a la «mafia rusa», que domina el comercio del opio y sus derivados en Europa, a negociar con el cartel de Cali la producción de esos narcóticos en América Latina, aseguran distintas fuentes.

El cartel de Calí, que domina la producción de cocaína en América Latina y tiene fuerte presencia en el tráfico y distribución en Estados Unidos, aceptó agregar un nuevo giro en su negocio ilegal, utilizando su aceitada organización y contactos internacionales.

Fuentes de la agencia antidrogas estadounidense (DEA) señalaron que narcotraficantes afganos y pakistaníes llegaron a la región para capacitar a colombianos en la mejora de los cultivos de adormidera y a procesar el opio y su posterior transformación en heroína.

A su vez, los servicios de inteligencia de la policía peruana aseguraron que colombianos adiestrados por afganos y pakistaníes se trasladaron luego a entrenar a campesinos de Perú, dispuestos a sembrar amapola a cambio de un buen precio para el producto.

Perú fue hasta hace tres años el principal productor mundial de pasta básica de cocaína, pero el éxito del gobierno en la lucha contra el cultivo de coca y el tráfico aéreo de drogas obligó a las organizaciones colombianas, a cargo de ese negocio, a trasladar a su país la mayor parte de la producción.

El plan de sustitución de plantaciones ilegales y de combate contra el narcotráfico, implementado por el gobierno peruano del depuesto Alberto Fujimori (1990-2000) con ayuda de la DEA, permitió entre 1996 y el año pasado erradicar 34.000 hectáreas de coca, poco más de 40 por ciento de la extensión antes cultivada.

Ahora, el cartel de Cali ensaya lo que puede ser a partir del próximo año la «reingeniería» de la producción de narcóticos ilegales en Perú, promoviendo el cultivo de adormideras, sin dejar de lado los cultivos de coca y su transformación posterior en cocaína.

Los operadores del cartel de Cali pagan hasta 1.200 dólares por el litro de látex de la amapola, indicaron fuentes vinculadas a la Dirección Antidrogas de la policía peruana.

Ese precio es muy atractivo para los campesinos dispuestos a producir insumos del narcotráfico, si se toma en cuenta que el precio de la hoja de coca actualmente pagado en Perú por los «acopiadores» del mismo cartel de Cali es de 40 dólares la arroba (11,6 kilogramos).

El grupo narcotraficante de Colombia, siguiendo la estrategia de diversificar la producción en zonas donde cuenta con infraestructura de apoyo, implementó primero el cultivo de adormideras en su país, donde ya tiene casi 7.000 hectáreas plantadas.

El siguiente paso de ese cartel fue introducir la adormidera en Perú, donde se calcula que en la actualidad hay unas 200 hectáreas sembradas, en Bolivia y ahora se presume que intentará hacerlo en Ecuador.

La adormidera se produce en nichos geográficos diferentes a los del cultivo de coca, lo cual no representa un problema importante para quienes promueven su producción. En Perú, los 12.000 campesinos vinculados al narcotráfico no siembran coca en sus terrenos, sino que abren claros en la selva.

Esa modalidad les facilita emigrar hacia zonas apropiadas para el crecimiento de la adormidera, al contar con semillas y el respaldo técnico que le proporcionan los promotores enviados por el cartel de Cali.

Demóstenes García, jefe del Departamento de Operaciones Tácticas Antidrogras de la Policía en Tingo María, en la selva central peruana, informó que este año se han descubierto 60 hectáreas sembradas de adormidera en Huanuco y poco más de 90 en las zonas de Santa Lucía y Tocache,.

García añadió que el líder del grupo colombiano que promovió el cultivo de adormideras en Perú es Jesús Londoño, conocido como Rambo, vinculado al cartel de Cali y capturado por la policía peruana en agosto pasado.

Pero la detención de Londoño no alcanzó para interrumpir las actividades del grupo de narcotraficantes, que ahora es dirigida por otro colombiano, al que llaman «Llanero», pero cuya identidad se desconoce.

La policía peruana, además, investiga las probables conexiones del también colombiano cartel de Medellín, que se supone promueve la producción de opio en Perú, según declararon narcotraficantes italianos detenidos en julio en Roma. (FIN/IPS/al/dm/ip/01

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