PALESTINA: Arafat e islámicos coexisten en cierta paz

La Autoridad Nacional Palestina coexiste en cierta paz con los militantes islámicos, a pesar de la presión de Israel y de Occidente para que el presidente Yasser Arafat reprima a supuestos promotores de atentados terroristas.

Estados Unidos, así como los cancilleres de la Unión Europea reunidos este lunes, exigen a Arafat el desmantelamiento de organizaciones radicales como Hamas y Jihad Islámica, pero el presidente palestino parece ignorar esos llamados para evitar el estallido de una guerra civil en Cisjordania y Gaza.

«El jeque está bien, pero nadie está autorizado a verlo», dijo un barbado guardaespaldas en la puerta del hogar del jeque Ahmed Yassin, líder de Hamas (Movimiento de Resistencia Islámica), en Gaza. La policía oficial palestina ha dejado la custodia de Yassin en manos de su propia organización.

Una batalla callejera en ese mismo lugar se había registrado un día antes, el 6 de este mes, cuando simpatizantes de Hamas protestaban por la detención domiciliaria, impuesta por la Autoridad Nacional Palestina, de su cuadraplégico y casi ciego líder de 65 años, confinado a una silla de ruedas.

Un militante de 21 años, Mohammed Selmi, falleció en el choque. Pero su muerte parece inscribirse en una nueva dinámica de la relación entre las distintas facciones palestinas.

En el transcurso de la semana, se registran breves escaramuzas tras actos de represión de militantes acusados de atentados contra Israel. Y al finalizar la semana, los bandos palestinos en pugna parecen conciliar sus intereses.

Fatah, el partido de Arafat, es de carácter laico y se embarcó en 1993 en un diálogo de paz con Israel que es rechazado por las organizaciones islámicas.

Pero aunque no hay amor entre Fatah y las organizaciones islámicas, ambas coinciden en que el enemigo común es Israel y en que no conviene que estalle una guerra civil en las actuales circunstancias.

Israel continuó este lunes sus ataques contra militantes islámicos. Un misil disparado desde un helicóptero impactó contra el vehículo en que viajaba Mohammed Ayub Sidr, dirigente de la Jihad Islámica, que resultó herido. Burham Imuni, de tres años, se encontraba en el vehículo y murió.

También falleció un niño de 13 años que se encontraba en el lugar y otras seis personas resultaron heridas, entre ellos el padre de Burham, que perdió las dos piernas.

«No, no tememos por la seguridad del jeque. Estamos aquí para protegerlo y confiamos en Dios», dijo el guardaespaldas de Yassin. La policía palestina se retiró del lugar y permite a Hamas controlar el arresto domiciliario, explicó. «No queremos un enfrentamiento», agregó.

Poco después de las oraciones del viernes, el día más sagrado de la semana musulmana, varios cientos de personas avanzaron en procesión acompañando al cuerpo del asesinado Selmi desde la mezquita central de Gaza hacia el cementerio en las afueras de la ciudad.

Los manifestantes arrojaron piedras contra una oficina de la policía preventiva de la Autoridad Nacional Palestina, hasta que los propios dirigentes de Hamas llamaron a la calma.

«La sangre palestina es sagrada. No permitiremos un nuevo enfrentamiento entre nosotros y la Autoridad Nacional Palestina. No habrá más tiroteos», dijo un dirigente juvenil de Hamas, que se identifica como Abú Ahmad. Los activistas no portaban armas en el funeral de Selmi, aseguró.

Los manifestantes opuestos a los arrestos de militantes islámicos gritaban: «Hamas, rompe las rejas y escápate». Y también alertaban contra cualquier intento de asesinar al jeque Ahmed Yassin.

Abú Ahmad confía en que Hamas saldrá fortalecido de la crisis.

En 1996, la represión contra dirigentes de la organización islámica «nos tomó por sorpresa, pero al final nuestro respaldo creció porque seguimos nuestras propias políticas y no nos enfrentamos con la Autoridad Nacional Palestina ni iniciamos una guerra civil», recordó.

El secretario general de Fatah en Gaza, Ahmed Helles, también es comandante de Tanzim, la milicia del partido de Arafat. «La gente está muy sensible ahora, pero en las actuales circunstancias no se puede apreciar una tendencia política» en los choques entre islámicos y la policía palestina, dijo Helles.

La oficina de Helles fue blanco de misiles israelíes dos veces. En el pasillo del apartamento de un familiar al que se dirige para reunirse con un periodista, un guardia de Tanzim cargaba una ametralladora, a pesar de que nadie ajeno a las fuerzas de seguridad palestina está autorizado a portarlas.

«Por supuesto que el guardia está armado», dice Helles cuando se le pregunta cómo es eso posible. «¿Acaso cree que voy a dejar mi pistola?», se ríe el comandante, palmeando su cinturón. El también está armado.

El gobierno de Israel declaró a la milicia Tanzim como terrorista tras los ataques suicidas de la semana pasada contra Jerusalén y Haifa. Sin embargo, se ignora si esa organización realizó atentados con explosivos en territorio israelí.

Los militantes de Tanzim participaron, no obstante, en tiroteos dentro de Israel y contra asentamientos judíos y contra soldados israelíes en Cisjordania y en Gaza.

«No me gustan estas clasificaciones», dijo Helles respecto de la declaración de su organización como terrorista. Pero tampoco parece desagradarle que se le otorgue a Tanzim un lugar en el panteón de la resistencia palestina junto a los grupos islámicos.

«Todos hablan siempre de Hamas y de la Jihad Islámica, pero nosotros hacemos exactamente lo mismo», se enorgulleció.

La presión ejercida por Israel y por Occidente para que Arafat reprima a los militantes islámicos es absurda, según Helles. La Autoridad Nacional Palestina y la resistencia están unidas, aseguró.

«Imagine que Israel también califique a la Autoridad Nacional Palestina de organización terrorista. ¿Qué debería hacer? ¿Suicidarse?», se preguntó. (FIN/IPS/tra-eng/fb/sm/mj/ip/01

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