La presencia de científicos capaces de fabricar armas nucleares, la extensa frontera con Afganistán y las posiciones extremistas de los partidos islámicos de Pakistán favorecen a terroristas que procuren obtener armamento atómico, advirtieron expertos.
El gobierno de Pakistán mantiene detenidos desde hace más de dos meses a dos científicos nucleares retirados, que se habrían reunido en agosto con el saudita Osama bin Laden, acusado por Estados Unidos de los atentados del 11 de septiembre.
Islamabad es presionado por Washington para que profundice las investigaciones sobre el personal que participó en el desarrollo del arsenal nuclear nacional y sobre una posible transferencia de tecnología armamentística, aseguran informes de prensa.
Sultan Bashiruddin Mahmood y Chaudry Abdul Majeed, dos científicos nucleares retirados, se reunieron en agosto con Bin Laden, su lugarteniente egipcio Ayman Zawahiri y otros dos dirigentes de la organización Al Qaeda (La Base), en Kabul, aseguró esta semana el diario estadounidense The Washington Post, citando fuentes de la inteligencia pakistaní.
Así mismo los organismos de seguridad detuvieron e interrogaron a dos generales del ejército, dos oficiales de la fuerza aérea y tres expertos nucleares, de los cuales cuatro fueron puestos en libertad.
La mayoría están relacionados con Ummah Tameer-e-Nau (Reconstrucción Islámica), una agencia de ayuda creada por Mahmood luego de su retiro en 1999, con el fin de llevar a cabo tareas de reconstrucción y desarrollo en Afganistán.
Con este motivo, Mahmood y sus colegas visitaron ese país en muchas ocasiones, donde conocieron a Bin Laden.
Durante los interrogatorios los científicos admitieron que Bin Laden se había mostrado vivamente interesado en las armas nucleares, químicas y biológicas y que aseguró tener acceso a material radiactivo, adquirido a través del extremista Movimiento Islámico de Uzbekistán.
Dos integrantes de la organización pacifista internacional Pugwash, ganadora del Premio Nobel de la Paz de 1995, visitaron Pakistán la semana pasada para examinar la posibilidad de que material radiactivo robado a Rusia haya sido utilizado en Afganistán para desarrollar armas de destrucción masiva.
«La posición de Pakistán es esencial en el escenario posterior al 11 de septiembre, y existe mucha preocupación por que armas atómicas caigan en manos de grupos terroristas o que éstos intenten adquirirlas», sostuvieron los físicos Paolo Cotta- Ramusino y Maurizio Martellini, asesores del gobierno italiano.
«Aunque no se detectó contrabando de material nuclear en Pakistán, y el gobierno asegura que el arsenal se encuentra bajo estrecho control, preocupan la extensa frontera con Afganistán, el respaldo de una parte de la población a partidos radicales islámicos y la disponibilidad de técnicos capaces de construir armas nucleares», agregaron.
La cuestión nuclear no estuvo ajena a la visita del director de la estadounidense Agencia Central de Inteligencia (CIA), George Tenet, efectuada el mes pasado.
«No hay duda de la seguridad de las armas nucleares de Pakistán. El temor de la comunidad internacional es que el sector religioso (islámico) de Pakistán procure acceder al armamento atómico», dijo a IPS A. H. Nayyar, investigador del independiente Instituto de Política para el Desarrollo Sustentable.
«La protección del material nuclear se vincula con su cantidad. Cuanto mayor sea, hay más posibilidades de que una pequeña parte sea robada, tal como ocurrió en Rusia», sostuvo Nayyar.
«Tenemos un número limitado, aproximadamente 30 armas nucleares y entre 400 y 500 kilogramos de uranio enriquecido. Robarlo es prácticamente imposible. Pero el problema de Pakistán son los científicos retirados, que abrazan ideologías extremistas», opinó.
Unas 30.000 armas nucleares de diferente tipo están en manos de varios países. Estados Unidos posee 15.000, Rusia al menos 13.200, Francia cuenta con 482, China con 434, Gran Bretaña con 200, Israel al menos con 100, e India con más de 60.
«Según mi experiencia, es un error suponer que la posesión de material radiactivo es sinónimo de armas atómicas. A Pakistán le llevó cuatro años obtener metales enriquecidos, varios años más desarrollar el mecanismo de disparo y otros tantos para contar con un sistema de lanzamiento», sostuvo Aslam Beg, jefe del ejército entre 1988 y 1991 y presidente de la organización no gubernamental Amigos.
El ministro de Asuntos Exteriores, Abdul Sattar, reveló en noviembre que su gobierno aceptó la oferta de su par de Estados Unidos, Colin Powell, para entrenar en seguridad y protección de armas a los técnicos pakistaníes.
Si bien no hay evidencias de que Bin Laden o su red Al Qaeda hayan adquirido o producido armas nucleares, algunos documentos hallados en Afganistán se refieren en forma específica a varios tipos de armamento de destrucción masiva, sostuvo la semana pasada Kenton Keith, portavoz de la coalición militar, encabezada por Estados Unidos, que lleva a cabo la guerra contra Afganistán.
Sin embargo, «no se desprende con claridad de los documentos cuál es el objetivode los terroristas», agrego Keith.
La organización pacifista Pugwash advirtió en reiteradas ocasiones sobre el peligro de grandes cantidades de uranio enriquecido que se encuentran sin vigilancia adecuada en las repúblicas ex soviéticas y en decenas de otros países.
«Es mucho más fácil fabricar armas con uranio enriquecido que con plutonio, por lo cual inclusive grupos terroristas pequeños podrían acometer la tarea», aseguró Pugwash.
«Gobiernos europeos y asiáticos deben sumarse a Estados Unidos para ayudar a Rusia en el control y destrucción de este material radiactivo (suficiente para construir 20.000 bombas nucleares) mediante fondos urgentes», agregó la organización. (FIN/IPS/tra- eng/ni/ral/dc/ip/01