Los países del Mercosur y Bolivia y Chile ofrecieron este viernes su apoyo a Argentina, mientras calculaban el riesgo del aguardado cambio de la política económica de ese país tras la caída el jueves del presidente Fernando de la Rúa.
Los presidentes de los cinco países vecinos de Argentina, reunidos en la capital de Uruguay, suspendieron la cumbre programada para este viernes a causa de la crisis institucional que puso fin al gobierno de De la Rúa y que tuvo el saldo de 26 muertos en disturbios callejeros.
También anunciaron que la próxima cumbre del Mercosur (Mercado Común del Sur) se celebrará en Argentina, una señal de confianza en la continuidad institucional de ese país y en la del propio bloque de integración.
Los presidentes Jorge Quiroga, de Bolivia, Fernando Henrique Cardoso, de Brasil, Ricardo Lagos, de Chile, Luis González Macchi, de Paraguay, y Jorge Batlle, de Uruguay, manifestaron «su voluntad de acompañar todos los esfuerzos de la República Argentina, dirigidos a la recuperación política, económica y social, en un clima de serenidad y decisión».
También expresaron «su sentimiento de pesar por los recientes acontecimientos acaecidos en la República Argentina y sus dolorosas consecuencias, reiterando su plena solidaridad con el hermano pueblo argentino».
Argentina debía hacerse cargo este viernes de la presidencia rotativa semestral del bloque. El presidente uruguayo Batlle anunció el jueves que los cinco jefes de gobierno viajarán a Buenos Aires para dar su respaldo al sucesor de De la Rúa.
Los gobernantes del Cono Sur y los expertos también calculan el impacto en sus economías de los próximos pasos de Argentina, entre cuyas opciones se destacan la devaluación, la dolarización y el cese de pagos de una deuda pública de 132.000 millones de dólares.
«Todos sabemos que va a haber devaluación» en Argentina, dijo a IPS el ex ministro de Economía uruguayo Ignacio de Posadas, un participante activo en los primeros momentos del Mercosur, creado en 1991.
Pero aún es pronto para pronosticar cambios en las relaciones entre los países del Mercosur o en la institucionalidad del bloque. «No creo que nadie vaya a tomar ahora decisiones apresuradas. Eso no lo haría nadie en su sano juicio», afirmó De Posadas.
En lo inmediato, si Argentina devalúa su moneda, «Brasil no tendrá derecho al pataleo» (a protestar), pues ya hizo lo mismo, aceptó De Posadas.
El proceso de integración de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, los cuatro integrantes plenos del Mercosur, se resintió a partir de enero de 1999, cuando se produjo la primera devaluación del real brasileño.
La depreciación del real restó competitividad a los demás miembros del Mercosur como exportadores y receptores de inversiones productivas.
Por su parte, Gilberto Dupas, de la Universidad de Sao Paulo, y Gustavo Segre, director de la consultoría de comercio exterior CenterGroup, también de Brasil, pronosticaron que el Mercosur sobrevivirá a la crisis institucional argentina, informó el diario brasileño Valor.
Cardoso sostuvo el jueves que Brasil no corría riesgo de «contagio» de la crisis argentina. No obstante, la Asociación Brasileña de Libre Comercio calculó que las vicisitudes del país vecino le ocasionaron al socio mayor del Mercosur pérdidas por 1.000 millones de dólares en concepto de exportaciones no realizadas, y que esa tendencia se mantendrá.
La única decisión surgida el jueves de la abreviada reunión del Consejo Mercado Común del Mercosur, integrado por los ministros de Economía y de Relaciones Exteriores, fue la elevación del arancel externo común de 11 productos agrícolas a 35 por ciento.
En la cena que ofreció a sus huéspedes en la noche del jueves, Batlle afirmó que «hoy en América del Sur las dificultades se resuelven en democracia» y que Argentina «va a seguir ese camino». Además, aseguró que «el Mercosur va a seguir y seguirá siendo (…) no solamente una esperanza (sino) una realidad».
«Ahora más que nunca hay que ayudar a Argentina» y «lo importante es que no estamos ante una ruptura democrática», afirmó, por su parte, Cardoso en Montevideo.
Mientras, en México, el presidente Vicente Fox llamó a la comunidad internacional «a apoyar los esfuerzos del pueblo argentino con el fin de superar la grave situación por la que atraviesa y recuperar la senda del desarrollo y la confianza».
La exhortación de Fox se registró en medio de señales de alarma. El banco de inversión Credit Suisse First Boston pronosticó que la crisis argentina se profundizará y que el cese de pagos es inminente.
Esta subsidiaria del Credit Suisse Group, con sede en Zurich, dio por segura una moratoria indefinida de la deuda pública argentina y una maxidevaluación por la pérdida total del control sobre la moneda.
También la firma evaluadora de riesgo de inversiones Fitch, subsidiaria de la compañía francesa Fimalac y con sedes centrales en Londres y Nueva York, aseguró que es inminente la suspensión de pagos de Argentina, que sería la mayor de la historia y reduciría el valor de los bonos argentinos a la mitad.
Por su parte, el banco de inversión JP Morgan cree que Argentina declarará la moratoria de pagos a comienzos del año próximo.
Argentina, en recesión desde el último trimestre de 1998, sufre una profunda crisis económica, política y social, con una desocupación superior a 18 por ciento, la tercera parte de la población en situación de pobreza y una recaudación en picada que dificultaba el pago de la deuda pública.
El chileno Lagos, por su parte, sostuvo que la renuncia de De la Rúa indica que los ajustes en América Latina, si bien resultan indispensables, deben ser limitados para evitar perjuicios a la sociedad. (FIN/IPS/mj/ff/ip if/01