El gobierno y expertos brasileños esperan un impacto leve de la dramática situación de Argentina, de su suspensión de pagos al exterior y de la posible devaluación de su moneda frente al dólar.
La opinión general es que el mercado financiero internacional ha desvinculado a Brasil de los problemas de Argentina. La comprobación de esa hipótesis está dada por la recuperación del real, de la bolsa y de los títulos de deuda brasileños desde fines de octubre, cuando Argentina se acercaba al colapso.
Los economistas entienden que Brasil no sufrirá la interrupción o una fuerte reducción del flujo de capitales, que ha sido lo habitual en los países en desarrollo en caso de contagio de crisis.
El Banco Central ya registró el ingreso de 20.000 millones de dólares en inversiones extranjeras directas entre enero y el 18 de diciembre, con un sorprendente desempeño en los dos últimos meses que superó todas las previsiones, incluso las del mismo gobierno de Fernando Henrique Cardoso.
En 2002, Brasil espera recibir por lo menos 17.000 millones de dólares en inversiones, según la Sociedad Brasileña de Estudios sobre Empresas Transnacionales y Globalización (Sobeet), un instituto especializado con sede en Sao Paulo.
Los 4.000 millones de dólares de superávit comercial y más 20.000 millones en captaciones de empresas privadas permitirán al país hacer frente a sus cuentas externas sin problemas el próximo año, más allá del desenlace de la crisis argentina, dijo a IPS Fernando Ribeiro, economista de la Sobeet.
Brasil seguirá como un mercado atractivo y no tendrá dificultades para mantener el ingreso de inversiones extranjeras, coincidió Carlos Geraldo Langoni, ex presidente del Banco Central, en declaraciones realizadas este miércoles a la red de televisión Globo.
La economía brasileña superará en 2002 el crecimiento de dos por ciento de este año, pese a los problemas argentinos y la «primera recesión del mundo globalizado», pronosticó Langoni, que hoy dirige el Centro de Economía Mundial de la Fundación Getulio Vargas, en Río de Janeiro.
En cambio, Uruguay sentirá el impacto del colapso económico de Argentina, que derivó en la renuncia a la presidencia la semana pasada de Fernando de la Rúa, de la Unión Cívica Radical, y su reemplazo como mandatario interino el domingo de Adolfo Rodríguez Saá, del Partido Justicialista (peronista).
El ex ministro de Economía Ignacio de Posadas advirtió que la caída de la demanda argentina de bienes y servicios uruguayos, que ya lleva tres años, se acentuará, para postergar el fin de la recesión. Argentina es hoy el principal destino de las exportaciones uruguayas.
Además, De Posadas señaló que «Argentina es un caso extremo, pero tiene puntos en común con Uruguay, que vive con una estructura estatal, por lo tano económica, más allá de sus posibilidades», lo cual se cubre con endeudamiento.
«Uruguay va en la misma dirección que Argentina, aunque más atrás, y eso hay que cambiarlo», opinó.
Pero las consecuencias mayores e inmediatas las sufre el turismo de Uruguay, que junto con Argentina, Brasil y Paraguay conforman el Mercosur (Mercado Común del Sur).
Ochenta por ciento de los turistas que llegan a Uruguay en los tres meses del verano austral son argentinos y dejan cada año unos 300 millones de dólares, señalaron expertos locales.
También los exportadores de carne de Uruguay temen complicaciones a causa de la crisis argentina. La venta de carne vacuna, el principal producto de exportación de Uruguay al mundo, se redujo 40 por ciento este año, con una pérdida de 140 millones de dólares, debido a una epizootia de fiebre aftosa.
Los industriales uruguaya creen que Argentina, productor también de carne vacuna de calidad, podría reducir precios para aumentar sus exportaciones, dada su necesidad de divisas, con el consiguiente impacto sobre los competidores.
Mientras, el mercado financiero brasileño reaccionó con tranquilidad a la suspensión del pago de la deuda externa declarada por el nuevo presidente argentino.
El real, la moneda brasileña, cerró este miércoles con una ligera apreciación frente al dólar, en lugar de la usual devaluación en situaciones similares del pasado.
«Este es el principal termómetro» que permite afirmar que no habrá retracción de los capitales internacionales en Brasil, ya que la tendencia de recuperación del real comenzó hace dos meses, en coincidencia con la profundización de la economía argentina, argumentó Ribeiro.
«No creo que haya un impacto importante de la moratoria» de la deuda externa ni a causa de los próximos pasos que adopte Rodríguez Saá. Brasil ya absorbió los golpes de la crisis en el país vecino a lo largo de 2001, con una fuerte depreciación del real, antes de la actual recuperación, y el consecuente aumento de la inflación, añadió.
Brasil posee hoy un sistema financiero sólido y muchas empresas que disfrutan de crédito en el mercado internacional, sostuvo el economista de Sobeet.
Sin embargo, a las empresas exportadoras les preocupa la incapacidad de pago por parte de sus compradores argentinos.
El gobierno brasileño limitó en los últimos años el uso del Convenio de Créditos Recíprocos, un instrumento por el cual los bancos centrales aseguran el pago de importaciones entre los once países de la Asociación Latinoamericana de Integración.
Esas restricciones hicieron que los exportadores brasileños perdieran protección o dejaran de efectivizar muchas ventas, lamentó el director de la Asociación Brasileña de Comercio Exterior (AEB), José Augusto de Castro.
Además, el agravamiento de la recesión argentina provocará el próximo año una nueva merma, en torno a 20 por ciento, en las exportaciones brasileñas a ese país, pronosticó Castro.
Esa retracción equivale a unos 1.000 millones de dólares en ventas frustradas, que debilitan también al resto del Mercosur.
Pero esas dificultades comerciales con Argentina sólo representan dos por ciento menos en el crecimiento de las exportaciones brasileñas en 2002, según la AEB.
La AEB también prevé un superávit comercial brasileño de 4.000 millones de dólares, pues las importaciones sufrirán una reducción de uno por ciento. (FIN/IPS/mo/dm/if/01