El movimiento Talibán, fundamentalista islámico, se ha rendido en Afganistán, pero su ideología sobrevive en escuelas religiosas de India llamadas madrasas, donde tuvo su origen.
«El Islam trajo paz a un mundo caótico hace siglos, cuando dio paso al respeto y la igualdad, y prevalecerá de nuevo», dijo a IPS el clérigo Abdul Khaliq Madrasi, de la madrasa Darul-Uloom (Casa de Conocimiento) del pueblo de Deoband, en el septentrional estado de Uttar Pradesh, a unos 150 kilómetros de Nueva Delhi.
Darul-Uloom es el centro de una red informal que cuenta con unas 30.000 madrasas en el país, cuyos graduados se dedican a predicar y a fundar nuevas escuelas en otros países, entre ellos Arabia Saudita, Estados Unidos, Gran Bretaña y Sudáfrica.
Madrasi, de 50 años de edad, confía en que eso permitirá pronto diseminar por el mundo entero el «talim» (conocimiento) de la filosofía de la Escuela de Deoband, una rama fundamentalista del Islam que jerarquiza los principios básicos del Corán y los «hadith», o dichos de Mahoma.
«Todos los musulmanes se unirán para la eterna defensa del Islam», aseveró, ante dos estudiantes que escuchaban con atención y aprobación a su locuaz maestro.
Los musulmanes viven para el más allá, mientras la decadencia espiritual de los occidentales los lleva a existir sólo para el presente, afirmó mientras permanecía sentado con las piernas cruzadas sobre una alfombra de intrincado diseño, en su austero estudio lleno de libros.
«El Islam necesita dedicados soldados como los integrantes del Talibán (cuyo nombre significa estudiantes islámicos), para defenderse contra el depravado Occidente, que se desnuda en nombre del progreso y la modernidad», sostuvo.
La «ideología purista» del Talibán coincide con la Escuela de Deoband, la cual se extenderá sobre el mundo como un bálsamo de consuelo, enfatizó.
Grupos militantes pakistaníes, afganos y cachemiros proclaman desde hace décadas que su «fuente de energía espiritual» es la Escuela de Deoband, fundada en India por el clérigo Mohammad Qasim Nanautvi en 1866, nueve años después de la primera insurrección en el país contra la dominación colonial británica.
Nanautvi, horrorizado cuando los británicos ejecutaron a cientos de «ulama» (académicos islámicos) por participar en esa insurreción, renegó de los valores occidentales, optó por el tradicionalismo y fundó en Deoband la primera «madrasa política», inspirado según dijo por un sueño.
Darul-Uloom, rodeada por un alto muro, está en uno de los extremos de Deoband, una localidad pobre cuya hacinada población se dedica en su mayor parte a la agricultura.
Las residencias de unos 3.300 estudiantes se extienden en forma desordenada en 40 hectáreas, en la cuales se desarrollan intensas actividades para demoler viejos alojamientos y edificar nuevos, mientras se construye una impresionante mezquita que podrá albergar a más de 30.000 personas.
Dos pequeñas y antiguas mezquitas están en actividad, y sólo permanecen en pie tres de las construcciones originales de ladrillos rojos del complejo, con minaretes y grandes arcadas: la biblioteca y los edificios destinados a viviendas de profesores y de estudiantes avanzados.
El sonido predominante es el murmullo de la multitud de estudiantes que se balancean con lentitud mientras memorizan el contenido de gruesos libros, sentados sobre la tierra.
La extrema exigencia de los cursos, que duran por lo menos ocho años, ha determinado que muchos alumnos no tomaran vacaciones en el mes sagrado musulmán del Ramadán, y permanecieran en la madrasa para preparar sus exámenes de fines de diciembre.
Muchos ingresan a la madrasa a los cinco años de edad y permanecen en ella durante 20 años.
Los estudiantes, seleccionados mediante una rigurosa prueba de admisión, llevan barba y visten los tradicionales pantalones blancos y amplios «shalwar», camisas cuyos faldones les cubren las rodillas y gorras almidonadas.
Los cursos se dictan en árabe, farsi y urdu, según programas de estudio que no han cambiado en 135 años, cuyo centro es la memorización del Corán y un código de conducta en extremo austera, y que también incluye algo de matemáticas y de lógica clásica griega.
«El Corán dicta por completo la forma en que vivimos y nos comportamos», aseguró Madrasi.
Unos pocos alumnos encuentran tiempo para practicar una forma rudimentaria de cricket, que juegan con una pelota de tenis, una maza casera y pilas de ladrillos. La «namaz» (plegaria) se reza cinco veces por día, y está prohibidos los diarios y la televisión.
Darul-Uloom es la segunda madrasa del mundo en cantidad de estudiantes, pero establece los programas de la Universidad Al Azhar de El Cairo, que tiene más alumnos.
Desde hace años, estudiantes de Al Azhar han sido enviados a Deoband para realizar cursos avanzados, en especial relacionados con los «fatwa» (edictos religiosos).
Darul-Uloom emitió uno de esos edictos contra los musulmanes que usen productos occidentales, tras el comienzo el 7 de octubre de la ofensiva militar lanzada por Estados Unidos y sus aliados contra el Talibán.
Esa campaña fue lanzada porque el Talibán se negó a entregar al saudita Osama bin Laden, a quien el gobierno estadounidense considera responsable de los ataques terroristas del 11 de septiembre en Nueva York y Washington.
«El Talibán llevó la paz a Afganistán y adoptó las medidas correctas para proteger al Islam de los ataques de cristianos y judíos», afirmó Madrasi en relación con el periodo en el cual ese movimiento controló la mayor parte del territorio afgano, de 1996 hasta la semana pasada.
El clérigo y decenas de miles de egresados de Darul Uloom están convencidos de que los atentados del 11 de septiembre fueron realizados por el propio gobierno estadounidense, con cooperación israelí, para contar con un pretexto que les permitiera atacar al mundo musulmán.
Madrasi sostiene que es justo librar una «guerra santa» como «defensa táctica» contra el «pérfido» Occidente.
También aprueba las medidas adoptadas por el Talibán en Afganistán, incluyendo la prohibición de que las mujeres salieran de sus casas sin compañía de sus esposos o parientes, la obligatoriedad de que los hombres usaran barba y la proscripción de muy diversas formas de entretenimiento. (FIN/IPS/tra- eng/rb/rdr/js/mp/cr ip/01