ESTADOS UNIDOS: Unilateralismo a toda costa

La conducción de la guerra en Afganistán y las conversaciones con Rusia para la reducción de arsenales nucleares evidencian el unilateralismo del gobierno de Estados Unidos, afirmaron expertos.

El política unilateral del presidente George W. Bush se puso de manifiesto en la conducción de la guerra que Estados Unidos inició contra Afganistán el 7 de octubre, y podría tener consecuencias desastrosas para Asia meridional, advirtió Yogesh Chandrani, de la Universidad de Columbia.

Al desoír las condiciones del presidente de Pakistán, Pervez Musharraf, para respaldar la guerra, Washington colocó a ese país, y por extensión a India y al resto de la región, en peligro de mayores brotes de violencia e inestabilidad, sostuvo Chandrani.

Musharraf solicitó al gobierno estadounidense que detuviera los bombardeos durante el actual Ramadán, mes sagrado para los musulmanes, y evitara que la Alianza del Norte —en guerra contra el régimen fundamentalista Talibán desde 1996— entrara a la capital, Kabul, y a la septentrional ciudad de Kunduz.

Nada de eso ocurrió. «La guerra ha sido un desastre estratégico para Musharraf», afirmó Chandrani. Las acciones de Washington exponen a Islamabad a violentas reacciones de extremistas pakistaníes patanes, o pashtunes, que comparten la identidad étnica y religiosa con el movimiento Talibán.

Así mismo, analistas rusos y estadounidenses criticaron las conversaciones sobre reducción de arsenales nucleares intercontinentales que Bush y el presidente de Rusia, Vladimir Putin, mantuvieron en una reunión cumbre entre el 13 y el 15 de este mes.

La insistencia estadounidense en que los acuerdos sobre reducción de armamentos no sean de carácter obligatorio, y por tanto reversibles en cualquier circunstancia, «conducirá a un vacío legal internacional», observó el general Vladimir Dvorkin, de la Academia de Ciencias Militares de Moscú.

La solución definitiva para un equilibrio del arsenal nuclear de ambas potencias «requiere un acuerdo recíproco vinculante. Pero será muy difícil o imposible si no contamos con un documento obligatorio», consideró Dvorkin.

La postura de Washington sugiere que su verdadero objetivo es «la dominación unipolar permanente», afirmó Michael Klare, autor del libro «Rogue States and Nuclear Outlaws» (Estados renegados y proscripciones nucleares).

Los analistas celebraron el compromiso de reducir en dos tercios las armas nucleares de largo alcance. Pero los 10 años que llevará alcanzar la meta propuesta demuestran que ninguna de las partes tiene urgencia, puntualizaron.

Más que una victoria de la cooperación internacional, la cumbre celebrada en la localidad texana de Crawford respondió a la insistencia de Bush en mantenerse independiente de los acuerdos multilaterales.

Pavel Podvig, del Instituto de Física de Moscú, consideró una «señal inquietante» que Bush se negara a la destrucción de las ojivas desarmadas.

«¿Qué es más importante, desamantelar las ojivas o tener la capacidad de fabricar hasta 2.500 más?», se preguntó el experto, y señaló que los acuerdos no incluyen un sistema de verificación independiente.

Desde el punto de vista de Klare, Estados Unidos no tiene interés en negociar reducciones equitativas, sino que sólo busca «firmar acuerdos que perpetúen su superioridad arrolladora». No obstante, Washington «se perjudicará a sí mismo si no se integra a la comunidad internacional», agregó.

Algunos analistas reconocieron como un paso adelante hacia el desarme el programa Reducción Cooperativa de Amenazas, un proyecto comenzado a mediados de los años 90 para destruir algunas armas nucleares remanentes de la era soviética.

Paul Walker, de la organización no gubernamental Global Green USA, dijo que los 4.000 millones de dólares usados hasta el momento para el desarme eliminaron 500 ojivas, misiles, silos de lanzamiento y bombarderos, así como armas químicas y plantas de producción.

No obstante, la unilateralidad de Estados Unidos en el control de armamentos y su campaña antiterrorista deja en evidencia una actitud política en la cual la única cooperación internacional válida es la controlada por Washington, dijo Michael Ratner, de la organización por las libertades civiles Centro para los Derechos Constitucionales.

Ratner describió las acciones del gobierno de Estados Unidos tras los ataques terroristas del 11 de septiembre en Nueva York y el Pentágono como «una continuación de viejas políticas».

Se trata de «la guerra como solución, la hegemonía de la superpotencia, escaso respeto por instituciones internacionales como la Organización de las Naciones Unidas y una soberanía no comprometida en nombre de la seguridad internacional», detalló. (FIN/IPS/tra-en/jw/aa/dc-lp/ip/01

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