India permanece inmune a la recesión que afecta a la mayoría de los países asiáticos gracias al relativo aislamiento de su economía, pero aún es muy pronto para celebrar, advirtieron analistas.
La economía india está mejor que la mayor parte de las economías asiáticas porque «no está tan integrada a la economía mundial como ellas», destacó el ministro de Finanzas, Yashwant Sinha.
Morgan Stanley, el principal banco de inversión del mundo, predijo que este año India seguirá siendo la segunda economía de más rápido crecimiento de Asia después de China, con un aumento de su producto interno bruto (PIB) de 4,8 por ciento.
«Aunque se redujo un punto a 4,8 por ciento luego de los ataques terroristas del 11 de septiembre, se prevé que la tasa de crecimiento aumentará a 5,2 por ciento en 2002», dijo Chetan Ahya, un ejecutivo de Morgan Stanley, en conferencia de prensa.
Los «tigres de Asia» como Hong Kong, Corea del Sur, Malasia y Singapur, que registraron un crecimiento promedio de ocho por ciento el año pasado, podrían este año tener una tasa inferior a la de India e incluso obtener resultados negativos, previno Ahya.
El ministro Sinha atribuyó la estabilidad económica de India a los mismos límites financieros que lo hicieron salir ileso de la crisis asiática estallada en 1997 e impidieron sobreinversiones en sectores improductivos e impredecibles.
«No permitimos inversiones extranjeras en áreas volátiles como los bienes raíces», explicó.
La economía parcialmente abierta de India todavía se considera la más protegida de las economías emergentes, pero los controles se basan más en aranceles que en un engorroso y criticado sistema de licencias.
Sin embargo, una década después de embarcarse en lo que iban a ser reformas agresivas y ambiciosas, India todavía representa apenas 0,7 por ciento del comercio mundial y sigue siendo una economía autodependiente pero perezosa.
Sinha promueve un enfoque gradual hacia la liberalización. «Es bueno que no nos hayamos expuesto a la volatilidad mundial. Aprendimos de la experiencia de países como Japón en cuanto a la ordenación secuencial de las reformas», dijo.
Un estudio de 31 países con población superior a los 20 millones realizado por el Ministerio de Finanzas reveló que India tuvo la cuarta mayor tasa de crecimiento de PIB luego de China, Corea del Sur y Tailandia en el período 1980-1999.
Pero algunos economistas advirtieron que hay una gran diferencia entre la crisis asiática de 1997 y la actual desaceleración de la economía mundial, que podría afectar a India en cualquier momento.
Durante la crisis financiera de Asia, India se salvó porque tenía escaso capital extranjero para salir del país y porque los capitales domésticos no podían emigrar debido a un sistema de estrictos controles, observó Sunanda Sen, profesor de economía de la Universidad Jawaharlal Nehru.
En los últimos dos años, India abrió su comercio lo suficiente para afectar la economía pero poco para aumentar sus exportaciones, que disminuyeron 2,3 por ciento en el período abril- agosto de 2001 en comparación con el crecimiento de 21 por ciento registrado en el mismo período del año anterior.
Para que India sostenga su tasa de crecimiento, debería abocarse seriamente a las reformas en lugar de continuar su estrategia de «pare-siga» dictada por las empresas nacionales, acostumbradas a la protección y ahora aliadas con el gobierno de derecha encabezado por el Bharatiya Janata Party (Partido Nacionalista Hindú), opinaron economistas.
Arvind Panagariya, codirector del Centro de Economía Internacional de la Universidad de Maryland, destacó que la pregunta importante es por qué la tasa de crecimiento de India nunca alcanzó los niveles de los tigres de Asia.
Aun durante la actual recesión mundial, China mantuvo un robusto crecimiento de siete a ocho por ciento, aunque su dependencia de las exportaciones es el doble que la de India, señaló Panagariya.
La diferencia, afirmó, es que mientras China continúa avanzando con sus reformas independientemente del ambiente externo, India todavía no se decide.
El economista indio Ashok Desai opinó que India debe abolir en forma urgente los aranceles de importación, y atribuyó la pereza industrial de este país a la excesiva interferencia del gobierno, como la del recaudador de impuestos que puede llegar a cerrar o arruinar un negocio.
Dos sectores clave, el transporte y la energía, permanecen en manos del Estado, lo que aumenta los costos por encima de aquellos de los competidores extranjeros.
«Las industrias de energía intensiva tienen altísimos costos… y como el transporte ferroviario estatal es tan ineficiente, resulta más barato importar trigo de Australia» que trasladarlo de un extremo a otro de India, señaló Desai.
Así mismo, afirmó que los bancos nacionalizados se han vuelto tan obsoletos que no pueden asumir los cambios técnicos realizados en el resto de Asia, como la computarización y las transferencias electrónicas.
«El actual gobierno responde a las exigencias de los industriales y le otorga protección a cualquiera que se la pida. Los costos de este país no guardan relación con los precios internacionales», concluyó. (FIN/IPS/tra-en/rdr/js/mlm/if-dv/01