La economía de América Latina crecerá menos de uno por ciento este año y el pronóstico para 2002 tampoco es alentador, advirtió este miércoles en la capital venezolana el presidente de la Corporación Andina de Fomento (CAF), Enrique García.
La CAF, considerada el brazo financiero de la Comunidad Andina de Naciones, presentó en su sede caraceña un balance anual de sus actividades y del panorama económico regional, con énfasis en los cinco países miembros de ese bloque, Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela.
«Ha sido un año difícil y complejo, debido a la situación recesiva de las principales economías del mundo, con una repercusión directa en América Latina», apuntó García, el diplomático boliviano que en enero iniciará su tercer quinquenio consecutivo al frente del organismo multilateral andino.
La entidad financiera aprobó este año operaciones por un monto superior a los 3.100 millones de dólares, la cifra más alta en sus tres décadas de existencia, con destino principalmente a proyectos de infraestructura.
Los principales beneficiarios de los recursos fueron los cinco países andinos, aunque también se apoyaron planes de desarrollo en Brasil, México y Paraguay, detalla el documento de la entidad de la cual forman parte además Chile, Jamaica, Panamá y Trinidad y Tobago.
En la CAF ha cobrado impulso «una visión latinoamericana» y la cantidad de accionistas aumentó a 16 este mes, con la incorporación de Argentina, Uruguay, Costa Rica y España.
García explicó que, «en este escenario de bajo crecimiento regional, las finanzas públicas se verán presionadas y aumentarán las necesidades de financiamiento de América Latina, las cuales serán más difíciles de cubrir».
Los problemas de la región se relacionan con la crisis internacional desatada tras los atentados terroristas del 11 de septiembre en Nueva York y Washington y la posterior campaña militar de Estados Unidos y Gran Bretaña en Afganistán y con las dificultades financieras que afronta Argentina.
El experto, aunque optó por no hacer pronósticos precisos de crecimiento para el próximo año, admitió que «no va a ser fácil», pues el desempeño de América Latina dependerá de la situación de los países industrializados.
Agregó que se espera una situación regional complicada hasta el segundo semestre de 2002 y la mejora dependerá del desenlace de la guerra en Afganistán, que podría extenderse a otros países, según Washington.
Sin embargo, García insistió que, pese al panorama complejo, «la CAF ratifica su visión latinoamericana y el papel de liderazgo» en el financiamiento de programas de desarrollo.
Los fondos desembolsados este año por la entidad representaron 61 por ciento del total aportado por los organismos multilaterales a la región, aseguró.
Colombia resultó otra vez el principal país beneficiado con los créditos de la CAF, con 819 millones de dólares, seguido de Venezuela y Perú, con 625 millones cada uno, por Bolivia, con 458 millones, y Ecuador, con 275 millones de dólares.
García dijo que América Latina tiene como reto «promover una efectiva integración», con un modelo «más equitativo de crecimiento económico», que permita crear condiciones de sustentabilidad social y ambiental, además de una más justa participación de la región en el ámbito mundial».
Para contribuir con estas prioridades, el diplomático destacó la necesidad de lograr la transición de las economías de modelos basados en la producción y exportación de materias primas y de productos básicos a otras opciones, en las que tenga mayor peso el conocimiento, la tecnología y la creación de empleo.
El presidente de la CAF opinó que los países latinoamericanos deben poner especial énfasis «en la participación y coordinación entre el gobierno, el sector privado y la sociedad civil en su conjunto».
Esta entidad financiera con sede en Caracas, que en los últimos años ha privilegiado programas orientados al desarrollo sustentable, confirmó que orientará sus recursos en esa dirección.
La CAF otorga «especial trascendencia a la construcción del capital social, basado en mejor educación, participación social, transparencia y confianza, así como tratar de potenciar el uso sostenible de la riqueza ambiental y cultural», indicó García. (FIN/IPS/ac/dm/if/01